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Las redes sociales sí afectan a las relaciones de pareja

Las plataformas pueden facilitar la interacción y la comunicación, pero también crear falsas expectativas y potenciar los celos y la desconfianza. Es clave establecer unos límites entre la privacidad y la libertad individual

“No me suelo fijar en las redes sociales de mi pareja, pero cuando entras en modo sospecha y tal, ayuda a saber qué está pasando”. “Las redes sociales no son importantes, pero no puedo evitar darles importancia”. “Me parece tremendamente inmaduro estar pendiente del Instagram de otra persona”. “Para conocer las aficiones de la persona que te gusta viene bien revisar sus redes, por lo demás, ni caso”. “Yo reconozco que estoy demasiado obsesionada con ello y estoy en continua investigación, de todos y todas”. “Es indicativo el tipo de fotos que cuelga (sola, en pareja) y las personas que le dan like”.

Estos testimonios surgieron a raíz de preguntar en mi cuenta de Instagram cuánta importancia se le da a las redes sociales en las relaciones de pareja. Araceli Álvarez, psicóloga, sexóloga y mediadora familiar, también respondió a esa pregunta desde su experiencia profesional: “En consulta veo con bastante frecuencia conflictos, inseguridades, celos… por culpa de lo que pasa en las redes”.

Nueve de cada diez españoles usan las redes sociales y pasan casi dos horas al día en ellas, según el informe Digital 2022 de la agencia We are social y de la plataforma Hootsuite. Es innegable la presencia que sitios como Instagram, WhatsApp y Facebook, entre otros, tienen en nuestras vidas y no sorprende que también se meta en las relaciones afectivas.

Colocar una foto de perfil con la pareja en una red social o indicar que se tiene una relación se asocia con mayor felicidad y satisfacción, según recoge el artículo Problemas de pareja causados por las redes sociales en universitarios de la Ciudad de México de Lozano M., C., Antón E., S., Escamilla M., V. y Barajas M., M.W. (2019). Pero estas herramientas, que facilitan conocer a personas en cualquier momento, también se relacionan con celos y miedo a la infidelidad. Permiten observar cómo se relaciona la pareja con los demás y eso puede despertar temores e inseguridades. Un Me gusta dado a una determinada foto es una evidencia de atracción hacia otras personas, un comentario permite darse cuenta de cómo interacciona la pareja con otros. Ojos que ven, corazón que siente.

En las redes sociales se reproducen situaciones que se dan en la realidad offline. Así, también son herramientas a través de las que se ejerce violencia y son las mujeres quienes la reciben más. Según Naciones Unidas, el 95% de las conductas agresivas que tienen lugar en el ciberespacio están dirigidas hacia mujeres y llevadas a cabo por hombres. Las acciones de violencia de género que más se dan en el entorno online son el control a través de las redes sociales, el robo de contraseñas, la difusión de asuntos íntimos y personales, la expansión de contenido sexual y la emisión de amenazas e insultos.

A pesar de todo esto, el efecto no es siempre negativo. En el estudio Influencia de las redes sociales en las relaciones de pareja, realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Cooperativa de Colombia, se encontró que las parejas encuestadas aseguraban que las redes sociales tenían una influencia más positiva (60%) que negativa (40%) en su relación. Entre los aspectos positivos destacaban que facilita la interacción y la comunicación. En el segundo grupo, que fomenta los celos y la desconfianza.

Araceli Álvarez añade que las redes sociales pueden crear falsas expectativas sobre las relaciones y, por otro lado, “generan una sensación de inmediatez que hace que, muchas veces, no seamos capaces de gestionar que no haya una respuesta tan rápida como nos gustaría. Esto genera desconfianza, reproches y presión”. Pero también destaca la parte positiva en cuanto a que facilitan el mantenimiento de relaciones con nuestro entorno cercano, independientemente de la distancia. “Al final, se demoniza un mero instrumento que no es ni bueno ni malo”, concluye.

Si se tiene en cuenta que entre la juventud el uso de las redes sociales es mayor, cabría esperar que la influencia de Instagram, WhatsApp y demás fuera más acusada entre parejas de menor edad. Álvarez lo confirma: “Las parejas de más edad, en muchos casos, no las utilizan de manera habitual o las tienen para uso informativo o para tener contacto con familia y amistades, y suelen marcar unos límites más definidos en cuanto a su privacidad. Sin embargo, cuando sucede algo relacionado con este tema, esas parejas más maduras llevan el conflicto a extremos más profundos, remueve sus cimientos de forma más intensa”.

La psicóloga y sexóloga encuentra más complicaciones debido a las redes sociales entre parejas recientes, donde el vínculo aún no es estable. “Aunque también las hay en parejas consolidadas en las que se han dado situaciones de celos o en las que han existido problemas en la comunicación”, reconoce.

En consulta, explica Álvarez, estas dificultades se suelen trabajar tanto a nivel individual como en pareja: “A nivel individual, abordamos temas como la dependencia emocional, el control de la impulsividad y la autoestima. En pareja, trabajaremos las creencias irracionales sobre las relaciones de pareja (alimentadas muchas veces por los mitos del amor romántico), la comunicación no violenta y la expresión emocional saludable”. También es importante dejar claros cuáles son los límites que separan lo que se comparte en pareja con la privacidad y la libertad individual. “Todo esto suele redundar positivamente en la confianza mutua y en el establecimiento de conductas adaptativas”, asegura.

La tecnología tiene el poder de iniciar, construir y mantener una relación, pero también el de dañarla. Depende del uso que le demos a esa herramienta. Y aquí, parafraseando al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, quizás vale la pena recordar que lo esencial es invisible a las redes sociales.