Recién terminado un verano de relativa libertad después de las duras cuarentenas al principio de la pandemia, Europa está probando una nueva estrategia para detener la próxima oleada del coronavirus: “Lockdown Light”.
A diferencia de las medidas generales de permanencia en el hogar que caracterizaron las respuestas a la primera oleada del Coronavirus, ahora se proponen cuarentenas y restricciones parciales que no están diseñadas para detener la cadena de transmisión por completo. En su lugar, la idea es pedir a ciudadanos de permanecer en casa en los puntos críticos – ciertos vecindarios, clubes nocturnos o fiestas privadas, por ejemplo – mientras se dejan grandes partes de la economía abiertas para los negocios.
Las tasas de mortalidad ahora representan una pequeña fracción de los niveles de la primavera pasada. A pesar de las crecientes infecciones en Francia, España, el Reino Unido y otros países, los gobiernos quieren evitar las medidas draconianas que causaron las peores recesiones de los países modernos. Es probable que cierres parciales y cambiantes se conviertan en la norma al menos hasta el próximo año. Esto a medida que los países esperan una inmunización que sea eficaz y ampliamente accesible.
“Nos queda mucho por hacer”, dijo Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. “No creo que la gente lo entienda del todo. Todavía estamos al descanso de un partido de béisbol en el mejor de los casos”.
Una lección de la región Asia-Pacífico, más adelantada en la evolución de la pandemia, es que Lockdown Light funciona sólo cuando se combina con una estrategia más amplia de pruebas y rastreo. La incapacidad de Europa para satisfacer la creciente demanda de pruebas y la falta de capacidad de rastreo de algunos países sugieren que la región podría tener dificultades con el nuevo enfoque.
Nuevas medidas
Sin embargo, eso no ha impedido que los gobiernos lo intenten. En toda Europa occidental esta semana, autoridades han tomado medidas contra la vida nocturna. Líderes europeos han restringido las reuniones y han endurecido las normas sobre el uso de mascarillas en espacios públicos.
En el Reino Unido, el Primer Ministro Boris Johnson pidió a ciudadanos que trabajen desde casa durante seis meses si es posible y ordenó que los pubs y restaurantes cerrasen a las 10 p.m.
En Francia, los bares de la región de París y otras ciudades se verán obligados a cerrar a partir del lunes a las 10 p.m. Por su parte, en la zona de Marsella, actualmente una de las más afectadas, se cerrarán todos los restaurantes y bares, dijo el miércoles por la noche el Ministro de Salud Olivier Veran. Las nuevas restricciones se aplicarán durante dos semanas.
El gobierno francés no está considerando actualmente otra cuarentena, ni siquiera local. Sin embargo, Veran anunció que reducirá el tamaño de las multitudes para los eventos públicos y ha añadido nuevas restricciones a las reuniones privadas a partir del sábado.
En España, el Ministro de Sanidad Salvador Illa instó a los residentes de Madrid a no salir de sus casas a menos que deban hacerlo. En el país ibérico se permite que los restaurantes fuera de las zonas más afectadas permanezcan abiertos hasta la 1:30 a.m.
El objetivo debería ser crear una situación sostenible en la que las escuelas y las economías no se vean perjudicadas por el virus, en lugar de esperar simplemente que una vacuna resuelva pronto el problema, dijo Robert Schooley, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Diego.
“Tenemos que seguir adelante con esto, sobre cómo operar en la era Covid, donde el virus va a estar mirando por encima de nuestro hombro durante un tiempo”, dijo Schooley a Bloomberg.
Pruebas y rastreo
Si la progresión de la pandemia en la región de Asia y el Pacífico deja antecedentes, las medidas focalizadas pueden funcionar si se combinan con pruebas y rastreos rigurosos, y si las poblaciones locales las siguen. Ante los brotes que se produjeron entre finales de junio y agosto, que a veces fueron superiores a la propagación inicial del contagio, los países se abstuvieron inicialmente de dar órdenes generales.
Después de un brote en Beijing en junio, China abandonó su estrategia de poner bajo cuarentena a millones de personas en sus hogares. En su lugar, el gobierno cerró escuelas, ordenó más de 11 millones de pruebas y dijo a residentes de complejos residenciales de alto riesgo que se quedaran en sus casas. Dejando a la mayoría de las más de 20 millones de personas de la ciudad libres para circular.
El enfoque selectivo llega a sus límites en los lugares en que las infecciones de origen desconocido crecen hasta representar un alto porcentaje de nuevos casos. Es entonces cuando el rastreo de contactos se rompe, dejando a los funcionarios sin saber dónde podrían estar acechando los casos de virus asintomáticos. En Australia y Hong Kong, eso llevó a las autoridades a recurrir nuevamente a cuarentenas generales para frenar el avance del virus.
La segunda ciudad más grande de Australia, Melbourne, trató primero de cerrar sólo los bloques de viviendas públicas que eran focos de infección. Pero como los casos no vinculados siguieron apareciendo, el gobierno cerró la ciudad de 5 millones de personas desde julio hasta septiembre.
Hong Kong tuvo su peor brote en julio. No pudo cerrar completamente porque los apartamentos diminutos dejan a algunas familias sin sus propias cocinas o baños. En su lugar, el centro financiero asiático limitó el horario de los restaurantes, prohibió las reuniones públicas de más de dos personas y ordenó el uso de máscaras incluso cuando se hacía ejercicio al aire libre. Adaptó las medidas cada siete días para calibrar el golpe a la economía herida.
Semanas alternas
Las autoridades europeas podrían intentar algo similar. Al alternar dos semanas de cuarentena estricta con cuatro semanas de medidas “menos rígidas”, según David Salisbury, investigador asociado del programa de salud global de Chatham House, el centro de estudios con sede en Londres.
“Es un posible enfoque provisional que nunca permite que la transmisión despegue realmente”, dijo Salisbury. “No es necesario que haya cierres totales de la economía”.
En su respuesta modular al nuevo brote, Europa se parece ahora más a los EE. UU., donde se han impuesto cierres selectivos en campus universitarios y otros grupos de infección, incluso cuando la reapertura procede en otros lugares.
Lockdown Light ha tenido cierto éxito en Europa. En Italia, las autoridades cerraron los clubes nocturnos ante los primeros signos de otra ola de infecciones en agosto, y han logrado evitar el mismo grado de resurgimiento que en Francia o España. Alemania ha impuesto restricciones locales en áreas con un alto número de casos.
Sin embargo, las nuevas medidas también han creado confusión sobre los cambios en el gobierno. Por ejemplo, el abandono por parte del Reino Unido de una campaña para que los trabajadores regresen a sus oficinas, así como algunas quejas sobre mensajes contradictorios.