Desde que se presentó la iniciativa en octubre de 2022, los empresarios han sido firmes en rechazar esta reducción de la jornada laboral bajo los argumentos de que elevará los costos de las empresas, restará competitiva al país e inhibirá la llegada de nuevos capitales. En medio de este debate, la iniciativa privada ha propuesto que su implementación sea gradual, no a bocajarro. Desde la trinchera de los trabajadores, algunos colectivos han salido a las calles para exigir que sea avalada la reforma y se permita al empleado descansar por ley y con sueldo íntegro dos días a la semana.
México es uno de los países donde se trabaja más. De acuerdo con los datos más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un mexicano labora 2.226 horas al año, una cifra que solo supera Colombia, con 2.405 horas, pero está por encima de lo que reúne un trabajador en Chile, Israel o Rusia, países donde las personas laboran menos de 1.900 horas al año.
Al ser una reforma constitucional, la reducción de la reforma laboral debe transitar por un sinuoso proceso para convertirse en ley. Una vez que el documento sea votado en la Cámara de Diputados pasará al Senado para su discusión y votación, si en esta instancia es aprobada se turnará a los congresos locales, donde el 51% de ellos, equivalente a 17 Estados, deberán dar el sí. Así finalmente ser publicada en el Diario Oficial de la Federación.
Puertas afuera, los empresarios están cerrando filas contra la medida: el magnate Carlos Slim —el hombre más rico de México— y la mayoría de los dirigentes de las cúpulas empresariales, mientras que, en Palacio Nacional, López Obrador consideró que no es necesario resolver el tema en este periodo legislativo, el cual concluye oficialmente el próximo 15 de diciembre.
El mandatario abogó porque siga su discusión a partir del 1 de febrero de 2024. Con un estilo mesurado, el presidente ha exhortado a buscar el consenso y la conciliación entre los legisladores y los trabajadores con la iniciativa privada. “Es bueno el debate. Hasta propondría, respetuosamente, que no se convierta el 12 (de diciembre) en una fecha fatal, que se dé tiempo y que, incluso, se revise qué pasa en otros países. Todo lo que es a favor del trabajador se tiene que considerar como un acto de justicia, pero también es importante tomar en cuenta los factores del proceso productivo”, declaró el martes pasado el mandatario en su habitual conferencia de prensa.
La apertura del Ejecutivo por una discusión más amplia sobre la reforma ocurrió días después de que el hombre más rico de México, el empresario Carlos Slim externara su rechazo contra la iniciativa. “Yo creo que es mejor que las personas trabajen 48 horas y ganen más a que trabajen 40 horas y ganen menos. Eso es muy importante para la población, tener un mayor ingreso, para tener un mayor poder adquisitivo y eso es lo que ha logrado, daba las cifras el presidente”, señaló el magnate mexicano, tras la inauguración del aeropuerto de Tulum, el pasado 1 de diciembre.
En sintonía con el presidente honorario y vitalicio de América Móvil, la mayoría de los dirigentes de las cúpulas empresariales en México han dado la espalda a la posibilidad de emplear menos horas a sus trabajadores. Mayores costos de personal y una pérdida de competitividad son los principales riesgos que advierte la iniciativa privada si en el país se avala una jornada laboral de 40 horas por semana. “No creo que sea el momento, tengo fe en que los legisladores lo va a analizar bien por el tema de que no hay mano de obra y de momento está complicado”, declaró recientemente el José Abugaber, líder de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
A pesar del frente empresarial en su contra, la diputada morenista y autora de la iniciativa, Susana Prieto Terrazas, asegura que no dará ningún paso atrás en su intento de llevar al pleno de San Lázaro esta ambiciosa reforma laboral. “Aquí en la Cámara de Diputados ya no hay nada más que hacer más que votar la reforma, en esta semana la van a turnar a la mesa directiva y la próxima semana estará lista para ser votada. Yo no voy a perder el entusiasmo jamás, una declaración del presidente no puede terminar con mi espíritu de lucha”, zanja.
Prieto Terrazas advierte de que si el presidente López Obrador considera que la iniciativa no está lo suficientemente difundida, se permita su discusión durante las mañaneras, en Palacio Nacional, pero que no se demora más su discusión, sobre todo si se considera que el próximo año las elecciones presidenciales centrarán el debate político. “Creo que así como los empresarios han cerrado filas, los trabajadores deben cerrar filas en su beneficio”, mencionó. En esta carrera contra los tiempos legislativos se han organizado un puñado de protestas en las inmediaciones de la Cámara de Diputados para exigir que la reforma constitucional sea avalada por los diputados y avance en su discusión rumbo al Senado, pese a estas manifestaciones en las calles, en el recinto el documento sigue sin poder caminar.
Para el experto en Derecho laboral, Manuel Fuentes, en México aún se viola la actual jornada de 48 horas semanales porque hay trabajadores, sobre todo en el sector agrícola y pecuario, donde las personas laboran hasta 12 horas continuas. El especialista señala que los dichos del Ejecutivo no son gratuitos y coinciden con el cabildeo que los empresarios han hecho para frenar la reducción de la jornada laboral en el Poder Legislativo. “Aun cuando no es algo formal, Carlos Slim es de los principales consejeros del presidente López Obrador, a él sí se le escucha”, concluye.
De acuerdo con los datos más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es uno de los países donde las personas dedican más tiempo de sus vidas a sus empleos: 2.226 horas trabajadas al año, una cifra superior respecto a Costa Rica, Chile, Israel o Rusia. La última vez que se realizó una modificación a la jornada laboral en México fue en 1917, hace más de un siglo. En los próximos días se disipará la interrogante si a este compás de espera habrá que sumarle un año más.