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Los líderes latinoamericanos que se pelean por dirigir el BID, envueltos en escándalos

Tras una década de crecimiento casi nulo y los destrozos causados por la pandemia en los niveles de educación y pobreza, podría decirse que América Latina nunca ha necesitado tanto a su principal banco de desarrollo.

Sin embargo, el primer reto que le espera al nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, que será elegido el domingo por los 48 países accionistas de la entidad, será reconstruir la moral destrozada de la organización tras la destitución de su anterior líder.

El candidato de la era Trump, Mauricio Claver-Carone, fue despedido por los gobernadores del banco con sede en Washington en septiembre. Esto se produjo tras una investigación que concluyó que mantuvo una relación sexual con una subordinada y la recompensó con aumentos de sueldo por un total de más del 45% en menos de un año. Claver-Carone y la mujer negaron la relación.

Michael Shifter, investigador principal del Diálogo Interamericano en Washington, señaló que el mayor banco de desarrollo de América Latina, que dispuso de una financiación de más de 23.000 millones de dólares el año pasado, se enfrentaba a graves problemas. La inseguridad alimentaria y energética corre el riesgo de agravar los ya altos niveles de descontento social.

“El nuevo director del BID deberá tener un sólido conocimiento de estos problemas y una idea clara de cómo abordarlos”, afirmó. “Pero lo que es posiblemente aún más importante es un hábil toque político que será vital para movilizar el apoyo para asegurar un aumento de capital muy necesario y para restaurar la integridad y la ecuanimidad para levantar a un personal sacudido”.

Compiten por el puesto cinco candidatos. Tres proceden de las mayores economías de la región, Brasil, México y Argentina, mientras que Chile y Trinidad y Tobago también han presentado candidatos.

El mayor accionista del banco es Estados Unidos. Dado que Washington tiene el 30% del poder de voto, el apoyo estadounidense se considera generalmente esencial. Los siguientes accionistas más importantes son Brasil y Argentina, con un 11,35% cada uno.

Sin embargo, tras la debacle de Claver-Carone -el primer estadounidense que ocupa un puesto tradicionalmente reservado a un latinoamericano-, Estados Unidos se ha mostrado tímido en cuanto a sus preferencias. Los funcionarios han afirmado que, al no tener un candidato propio esta vez, Washington quiere que América Latina se una tras una elección de consenso.

En cambio, los principales países de la región están compitiendo frontalmente entre sí. No hay un favorito claro y muy pocos países declaran abiertamente sus preferencias antes de las elecciones del domingo.

Los dos favoritos, según los que siguen el proceso, son el brasileño Ilan Goldfajn y el chileno Nicolás Eyzaguirre. Goldfajn, antiguo director del banco central de Brasil y respetado economista está actualmente de baja en su puesto de director del hemisferio occidental del FMI para presentarse al puesto del BID.

Sus principales prioridades son utilizar la potencia de fuego del banco para abordar la pobreza, la inseguridad alimentaria, el cambio climático y mejorar la infraestructura financiera de la región.

Goldfajn sería el primer presidente del BID en Brasil, pero su país de origen podría arrebatarle la derrota de las fauces de la victoria. Miembros clave del equipo del presidente electo de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, se han quejado de que Goldfajn fue nominado por el gobierno saliente de derecha dura de Jair Bolsonaro y han pedido que se posponga la elección del BID para permitir a Lula nominar a su propio candidato, una petición rechazada por otros países.

Goldfajn se presenta como una opción tecnocrática y apolítica, pero la falta de apoyo de su futuro gobierno puede perjudicar sus posibilidades.

El chileno Eyzaguirre espera pasar por el medio. Ex ministro de Economía, jefe del FMI para el hemisferio occidental y funcionario del Banco Central de Chile, tiene la experiencia necesaria para el cargo y está más alineado políticamente con los nuevos gobiernos de izquierda de la región.

Al igual que Goldfajn, Eyzaguirre subraya la necesidad de mejorar la moral en el banco y la eficacia de los préstamos. “Chile es un país que ha realizado enormes progresos en los últimos 40 años, pero que no utiliza muchos recursos del BID”, dijo al FT. “Es un agente imparcial de confianza”. Eyzaguirre cree que su experiencia de haber ocupado diferentes cargos ministeriales en Chile es una buena base para la negociación y la creación de consenso que se necesita en el BID.

México nombró al vicegobernador saliente de su banco central, Gerardo Esquivel. Esquivel es un tecnócrata respetado y ex académico, pero carece de la experiencia internacional y el perfil de sus rivales brasileños y chilenos. Es posible que se vea perjudicado por su nombramiento tardío y por su relativa falta de experiencia directiva. Esquivel no ha respondido a las peticiones para hablar de su candidatura.

La argentina Cecilia Todesca, secretaria de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores, espera convertirse en la primera mujer en ser presidenta permanente del BID. En declaraciones al Financial Times desde Washington, donde ha estado recabando apoyos, Todesca afirmó que el centro de sus planes es un programa para dar prioridad a la “economía del cuidado”.

“La desigualdad de género es un gran factor detrás de la falta de desarrollo social que vemos”, afirmó, “y la función principal del banco es ayudar al desarrollo social” declaró adicionalmente.

Todesca dirigiría los fondos del BID para ayudar a mejorar el cuidado fiable de niños y ancianos, para que las mujeres puedan “reinsertarse en la fuerza de trabajo”, y establecer mejores condiciones para las trabajadoras domésticas. “Argentina decidió proponer a una mujer, eso es valioso para la región”, añadió.

También ha sido nominado el trinitense Gerard Johnson, antiguo jefe de la sección caribeña del BID que ahora trabaja como consultor del gobierno de Jamaica. El Caribe nunca ha tenido un presidente del BID, pero el limitado poder de voto de la región hace que esta opción sea poco probable. Los esfuerzos por contactar con Johnson fueron infructuosos. Para asegurarse el puesto, un candidato debe obtener más del 50% del poder de voto de los 48 Estados miembros y una mayoría de al menos 15 de los Estados miembros del hemisferio occidental.