A medida que las tensiones entre los Estados Unidos y China aumentan, que la pandemia obliga a algunas empresas estadounidenses a replantear sus cadenas de suministro, México envía un mensaje para los directores generales del mundo entero: Múdense aquí.
El gobierno de México lo llama “estrategia de reubicación” – una campaña para convencer a las empresas de que sería más seguro acercar la producción al mercado de los EE. UU., a un país con un acuerdo comercial recientemente firmado y una relación más cálida con el gobierno de los EE. UU.
“Como resultado del Covid-19, muchas cadenas de valor globales van a formar cadenas regionales por razones de eficacia, rentabilidad y también de seguridad”, comentó Ernesto Acevedo, el subsecretario de economía ante el Washington Post. “México va a aprovechar este momento”.
Las empresas estadounidenses ya estaban empezando a desplazar parte de su producción fuera de China antes de que se hubiese oído hablar del Covid-19.
Aparte de las ya presentes tensiones comerciales, las empresas se quejaron de las preocupaciones sobre la propiedad intelectual, el aumento de los costos laborales y la inestabilidad política. En febrero, la consultora Gartner descubrió que el 33 por ciento de los líderes de las cadenas de suministro mundial habían trasladado sus actividades de abastecimiento y fabricación fuera de China o ya se había planificado para los próximos tres años.
La pregunta, entonces, es dónde se reubicarían esas empresas. Los países del sudeste asiático están tratando de atraerlos. Japón reservó $2.2 billones de dólares este año para dicho esfuerzo. El presidente Trump hizo su propio discurso en Twitter el año pasado, ordenando a las empresas de EE. UU. a “empezar inmediatamente a buscar una alternativa a China, incluyendo traer sus empresas a casa y hacer sus productos en los EE. UU.”.
Ahí entra a la escena México, con su propio mensaje.
Desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994, el papel de México en la cadena de suministro de los Estados Unidos ha crecido, evolucionando. El país pasa desde ser exportador de textiles a ser un importante manufacturero de automóviles y del sector aeroespacial.
Pero el crecimiento de nuestra nación no ha sido ni de lejos tan impresionante como el de China. En 2015, China poseía el 20 por ciento de la manufactura mundial; la participación de México era del 2 por ciento.
Ahora, Andrés Manuel López Obrador considera que el aumento de las exportaciones es la principal forma de sacar al país de una recesión cada vez más profunda.
Incluso antes de la pandemia del coronavirus, la economía estaba estancada. El Fondo Monetario Internacional espera que el PIB del país disminuya este año en un 10,5 por ciento.
López Obrador visitó la Casa Blanca el mes pasado para promocionar el nuevo acuerdo comercial T-MEC, un viaje que, según su gabinete, tenía la intención de fomentar la inversión en México. En Washington, López Obrador firmó una declaración que calificó el acuerdo como “el instrumento ideal para proporcionar certeza económica y mayor confianza a nuestros países”.
Gran parte de ese comercio, según su administración, vendrá de empresas que se trasladen desde China.
Sin embargo, economistas concuerdan que los esfuerzos de México para atraer a las empresas de China están frenados por las propias políticas de AMLO, que ha creado un clima de inversión incierto. La inversión extranjera directa en México cayó un 16,1 por ciento en 2019.
Los analistas señalan el cierre de la cervecería de 1.400 millones de dólares propiedad de Constellation Brands en la ciudad de Mexicali que estaba casi terminada; medidas regulatorias contra los generadores solares y eólicos privados, y la predisposición de López Obrador a revertir las reformas energéticas.
“México es, de cierto modo, su peor enemigo”, dijo el consultor comercial Eric Miller, presidente de Rideau Potomac Strategy Group. “Sobre el papel, debería estar haciéndolo mejor de lo que está, pero hay una preocupación real sobre la previsibilidad del clima de inversión”.
Al tratar de convencer a empresas para que se trasladen de China, el gobierno mexicano está haciendo énfasis en el valor de su proximidad a los Estados Unidos. Funcionarios están persiguiendo a las mayores empresas, como Apple, Google y Microsoft.
En una conferencia de prensa el mes pasado, la secretaria de Economía Graciela Márquez levantó su celular:
“No hay razón para que este teléfono tenga que ser fabricado en China”, dijo. “Hay una enorme oportunidad de producción” en México.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que tiene una relación amistosa y de cooperación con México, y señaló los esfuerzos conjuntos contra el coronavirus y las crecientes exportaciones de México a China.
“China tiene un enorme mercado con una población de 1.400 millones de habitantes, un sistema de apoyo industrial bien establecido y un mejor ambiente de negocios”, dijo el ministerio en un comunicado. al Wall Street Journal “Creemos que las empresas extranjeras inteligentes nunca abandonarán el mercado chino”.
“China seguirá abriéndose al mundo”, dijo el ministerio, y “está dispuesta a trabajar junto con otros países, incluido México, para mantener una cadena de suministro fluida”.
A pesar de esto, algunas empresas ya han hecho el traslado.
En los últimos dos años, Motorcar Parts of America, con sede en Los Ángeles, ha invertido más de 30 millones de dólares en una planta de producción en Tijuana para re manufacturar dispositivos como alternadores, arrancadores y potenciadores de freno. Esta empresa solía fabricarlos en China.
“Hace algunos años vi una serie de grandes movimientos inflacionarios en la economía china y comencé a sentirme un poco incómodo con la situación allí”, dijo el CEO Selwyn Joffe. “Pensé que debíamos equilibrar dónde hacemos negocios y nuestra cadena de suministro.”
La compañía, a pesar de todo, mantiene una presencia en China, ya que según Joffe sigue siendo un lugar más barato donde producir.
“Pero la estabilidad y las relaciones gubernamentales parecen favorecer a México”, dijo. “México es más caro, pero lo sopesamos con la accesibilidad del mercado”.
Durante el comienzo de la pandemia, la cadena de suministro china se vio muy afectada. En los primeros tres meses del año, las exportaciones chinas cayeron un 11,4 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos afirmó en mayo que los funcionarios chinos “ocultaron intencionalmente la gravedad” del virus para poder abastecerse de suministros médicos.
En México, funcionarios esperaban distinguirse manteniendo abiertas sus cadenas de suministro con los Estados Unidos, incluso cuando los casos en el país alcanzaron un punto máximo.
México siguió exportando piezas de ventiladores y equipo médico al norte de la frontera, aunque hubiese escasez de estos en el territorio.
Algunos activistas laborales dijeron que se presionaba a los trabajadores para que permanecieran en el trabajo incluso cuando sus compañeros contraían el virus. A pesar de esto, las autoridades mexicanas creen que sus cadenas de suministro demostraron ser fiables durante la crisis.
“Diría que en términos generales México se desempeñó de manera relativamente eficaz, y podemos ver que porque ha seguido siendo un importante proveedor de los EE. UU.” dijo Acevedo, el subsecretario.
Sin embargo, en abril, a medida que aumentaba el número de casos en México, las grandes empresas y el gobierno de los Estados Unidos se quejaron, mencionando que las fábricas mexicanas estaban siendo cerradas sin explicación alguna, interrumpiendo los suministros necesarios para el equipo aeroespacial y médico. Ellen Lord, la subsecretaria de defensa de EE. UU. para la adquisición y el mantenimiento, llamó los problemas de la cadena de suministro mexicana “algo problemático para nosotros”.
La Secretaria de Economía de México había planeado un programa de reuniones con empresas de todo Estados Unidos sobre el desplazamiento de la producción al sur de la frontera. Eso se ha cancelado debido a la pandemia. En su lugar funcionarios de la secretaria de economía han estado haciendo video llamadas con los directores generales.
“La idea”, dijo Acevedo, “es considerar a México como un lugar para comenzar o expandir sus negocios”.”