Empresas de EE. UU. han aumentado la presión al gobierno para reiniciar cadenas de suministro transfronterizas
Después de dos meses de medidas de cuarentena, México ha iniciado una reapertura gradual de algunas partes del país.
Pero la semana pasada Hugo López-Gatell, quién está a cargo de la respuesta del gobierno al coronavirus, hizo dos admisiones: no sabía cuántas muertes excesivas había causado el Covid-19 y el gobierno se aferró a su “decisión técnica” de realizar sólo pruebas limitadas.
Como resultado, la segunda economía más grande de América Latina se tropezará con la “nueva normalidad” sin un manejo claro de la propagación de la enfermedad, dicen los expertos.
México ha realizado menos de 150 pruebas por cada 100.000 personas, la tasa más baja de la OCDE. Dos tercios de los casi 300 pueblos a los que se les ha permitido aliviar las restricciones desde esta semana no han realizado ni una sola prueba y la mayoría se encuentran en el suroeste del estado de Oaxaca, donde, al 19 de mayo, el índice de pruebas era de sólo 47 pruebas por cada 100.000 habitantes, el segundo nivel más bajo del país, según Valeria Moy, jefa de “México ¿cómo vamos?”.
A pesar de la baja capacidad de pruebas, esta semana se ha visto el mayor aumento en el número de casos de Covid-19 hasta ahora.
“Esperan lo mejor, pero sin planear lo peor”, dijo Moy.
El gobierno dijo que 16.455 casos habían sido confirmados en pruebas de laboratorios privados, pero no estaban incluidos en el recuento oficial de 56.594 casos confirmados de Covid-19. Se teme que el número de muertos, 6.090 hasta ahora, sea una fracción de la realidad. Los datos oficiales tienen un retraso de unas dos semanas y los familiares de algunas víctimas dicen que no todos fueron registrados como víctimas de Covid-19.
Parte del problema es el deseo del presidente Andrés Manuel López Obrador de minimizar la pandemia – incluso cuando el número de muertes sigue aumentando.
La falta de mensajes claros ha resultado contraproducente. López-Gatell insiste en que México sólo podrá “aplanar la curva” de los aumentos diarios de casos y muertes si se mantienen las restricciones en el resto del país hasta el 30 de mayo. Pero admite que la mera perspectiva de una reapertura ha hecho que más gente salga.
Al igual que en otros mercados emergentes que aún no han logrado controlar la pandemia, la presión económica para que México reabra sus puertas es enorme. Se espera que el producto interno bruto del país se reduzca por lo menos en un 8% este año. En abril se perdieron más de 555.000 puestos de trabajo, casi el 3% de los empleos del sector estructurado.
Chuck Grassley, el presidente del comité de finanzas del Senado de los Estados Unidos, y la Asociación Nacional de Fabricantes de los Estados Unidos han instado a México a reanudar las cadenas de suministro transfronterizas en tándem con los Estados Unidos, en particular en la industria del automóvil.
“La reapertura refleja la presión de los Estados Unidos”, dijo la Valeria Moy. “La Secretaría de Economía [mexicana] necesitaba ayuda [para determinar cómo volver al trabajo] y si esa mano viene de los EE. UU., está bien”.
El gobierno cedió a las demandas designando como esencial al sector automovilístico, que genera casi el 4% del PIB.
Pero el gobierno se equivocó al publicar el reglamento de reapertura en el boletín oficial, lo que hizo que los textos tuvieran que ser retirados y modificados.
“Si [las compañías de automóviles] empiezan a operar esta semana – y lo harán, al menos en los EE. UU. – los pedidos se harán y deben ser cumplidos, o podemos enfrentarnos a sanciones por entregas tardías”, dijo un funcionario de un fabricante de piezas de automóviles.
Jaime Sepúlveda, profesor de epidemiología de la Universidad de California, dijo que México tenía razón al levantar las medidas de cierre a nivel nacional siempre y cuando la capacidad de prueba estuviera en su lugar.
“Hay que tener una estrategia específica, pero eso necesita información muy detallada a nivel municipal, y para eso hay que hacer pruebas”, dijo. Como antiguo profesor del Dr. López-Gatell, ha enviado al zar del coronavirus del gobierno información y consejos “pero no ha hecho caso”.
El profesor Sepúlveda teme que México esté apostando por la llamada inmunidad de grupo, cuando una gran parte de la población se contagia con el virus, lo cual es “un error”. “Habrá una segunda oleada… no es si, sino cuando”, dijo.