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Los mexicanos se desconectan de sus planes de telefonía y optan por las recargas

Con el aumento de los precios en niveles no vistos desde hace dos décadas, los mexicanos se la piensan dos veces antes de gastar en algo. Y no solo se trata de dejar de comer carne para economizar en el hogar, sino que también buscan recortar los gastos que consideran menos urgentes. En lo que va de 2022, América Móvil y AT&T, dos de las operadoras móviles de México han desconectado a por lo menos 40.000 usuarios del servicio de pospago (el que considera un plan y un contrato que puede hacerse cada mes) y cuyos usuarios han regresado al esquema de recargas.

De acuerdo con el reporte presentado a inversionistas correspondiente a los primeros tres meses de 2022, América Móvil (cuya marca es Telcel), dio de baja a 34.000 usuarios de este esquema, pero añadió más de 465.000 líneas a su esquema de prepago, es decir, de las recargas que se hacen desde varios centros de conveniencia. En tanto, AT&T reportó un aumento de 3.000 líneas de pospago, en comparación con las 141.000 líneas de recargas que añadieron en el primer trimestre.

Uno de ellos es Alejandro Esparza, un trabajador de 31 años. “Tenía un plan de 450 pesos al mes, pero con la situación como está, mejor pensé regresarme a las recargas”, menciona en consulta. La diferencia entre uno y otro esquema puede ser abismal. De acuerdo con datos de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU), la mayor parte de los usuarios de recargas no exceden los 100 pesos al mes (menos de 5 dólares), las líneas que cuentan con contrato de pospago gastan 362 pesos en promedio al mes (alrededor de 18 dólares).

Aunque en México siempre ha habido una predilección por los esquemas de recargas, cada vez más usuarios lo piensan mucho más antes de firmar un contrato, aunque el pago de este les ofrezca servicios de datos de internet móvil o paquetes de redes sociales ilimitados. Según el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) las líneas de pospago sin límites (que permiten al usuario gastar lo que quiera hasta el fin de su fecha de pago), han decrecido en más de dos millones, mientras que las líneas controladas (con un tope de consumo) han crecido en más de 4 millones, aunque muy lejos de alcanzar los 103 millones de contratos que funcionan bajo recargas.

Eso sí, los usuarios no están dispuestos de desconectarse, sino a hacer un uso mucho más selectivos de sus aparatos móviles. “Con la pandemia quedó claro que hay mucha necesidad de comunicación, de servicios, educación, trabajo y hasta salud”, dice en entrevista Efrén Páez, analista senior de la firma de análisis Digital Policy & Law. Aunque de acuerdo con cifras de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, las tarifas de telefonía móvil son una de las más asequibles en América Latina, el aumento en los precios influye en sus decisiones. “Las familias son más sensibles, por lo que piensan en recortar algunos gatos”, refiere Páez.

Pese a que tanto Telcel como AT&T han puesto en marcha sus redes de quinta generación (5G) en el país, el incentivo de tener mayor velocidad no es suficiente. “Los hogares pueden no estar tan convencidos de las ventajas de esta nueva red o de plano, la pasan de largo”, comenta Páez. La oferta de equipos para conectarse a la quinta generación es escasa y no es menor de los 5.000 pesos (unos 245 dólares) y por encima de los 18.000 (unos 890 dólares).

América Móvil se sumó al plan presentado la semana pasada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para controlar los precios en el país, y ha dicho que no aumentará los precios de sus servicios de voz y datos en las modalidades de prepago y pospago durante todo el 2022. “Telcel busca beneficiar a sus clientes que diariamente utilizan nuestros servicios, al tiempo que contribuirá a reducir las presiones inflacionarias derivadas de un complejo entorno económico global”, mencionó la compañía. “Este tema sí podría afectar la adopción que puedan tener los usuarios, que se muestran más cautos”, concluye Páez.