México, Estados Unidos y Canadá se encuentran en una disputa sobre regulaciones y prácticas de inversión energética. Las políticas de México han cortado en gran medida la inversión estadounidense y de otros países en la infraestructura de energía limpia en el país, incluyendo medidas significativas para revertir las reformas que México hizo previamente para cumplir con sus objetivos climáticos bajo el Acuerdo de París.
Ante los ojos de Estados Unidos y Canadá, los cambios políticos de México amenazan con expulsar la innovación del sector privado en el mercado energético.
Una enmienda a la ley mexicana del año pasado daría una ventaja injusta a la electricidad producida por la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad y Pemex sobre la energía de empresas privadas y sobre fuentes más limpias como la eólica y la solar.
Bajo esta premisa, se acusa incumplimiento con los términos del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) que ha permitido una integración progresiva en las economías y mercados de los países norteamericanos.
Durante una de sus “matutinas” se le preguntó al presidente López Obrador si estaría dispuesto a salirse del T-MEC, en caso de que no se respete la política energética que está implementando su administración.
AMLO recordó que antes de iniciar su gobierno un equipo de sus colaboradores se involucró en la redacción del T-MEC y no aceptó ceder en soberanía sobre sus energéticos, por lo que incluso la negociación se detuvo 15 días, aludiendo que en temas energéticos su política siempre estuvo bajo pleno conocimiento de Estados Unidos.
El presidente volvió a citar el artículo 8 del T-MEC, en el que se establece que México tiene el dominio directo y la propiedad inalienable de los hidrocarburos.
Durante estos días, el mandatario anunció que le envió una carta al presidente estadounidense Joe Biden para aclarar este tema y reiterar la legitimidad de sus políticas.
“Tenemos que cuidar que sea buena la relación, pero que no nos traten o nos dejemos que nos traten como colonia porque México es un país independiente, libre, soberano. Y podemos tener muchas oportunidades por la vecindad y por tratarse del país con más potencial económico y comercial del mundo y todo lo que se pueda obtener en beneficio de México.
“Sin embargo, nada de eso se equipara con la independencia, la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo. México no se vende, México es de los mexicanos, de nuestra generación y de los que vienen, eso no tiene precio, no hay arreglo que valga”, agregó, dando un indicio del contenido de la carta.
El desenlace del enfrentamiento es incierto, el presidente mexicano previamente ha salido políticamente ileso cuando critica públicamente a su homólogo Biden. La necesidad de Estados Unidos de tener a México como un aliado en materias de combustible y migración lo ha blindado de alguna represalia importante. Sin embargo, el presidente Biden se encuentra bajo presión de su partido de no permitir que México siga retractándose en sus objetivos ambientales, lo que hace que la posición de las naciones puede ser diferente esta vez.
Es temprano decir que el T-MEC depende de las siguientes interacciones de los países, pero la volatilidad de AMLO más la presión sobre Biden no descartan que el tratado pueda tener serios obstáculos.