Petróleos Mexicanos busca un nuevo balón de oxígeno de la mano del Gobierno de López Obrador. La petrolera más endeudada del mundo, con un pasivo total de unos 110.000 millones de dólares, tiene garantizadas transferencias gubernamentales por 4.000 millones de dólares para cumplir con sus compromisos financieros de 2023. Sin embargo, necesita más. El siguiente año, el vencimiento de su deuda de la petrolera rebasa los 11.000 millones de dólares, de acuerdo con su más reciente reporte ante inversionistas. Con este nivel de endeudamiento tocando a la puerta de Pemex y con la cotización de la mezcla mexicana apenas alzando vuelo —a 76 dólares por barril— la Secretaría de Hacienda se ha alzado como interlocutor de los próximos refinanciamientos de la petrolera.
Hacienda está en pláticas con distintas instituciones financieras sobre el horizonte de la petrolera. De acuerdo con Bloomberg, la dependencia federal ha tenido acercamientos con HSBC para evaluar la estrategia de refinanciamiento de la deuda y revisar las líneas de crédito revolventes de Pemex. Antes, a principios de año, la paraestatal ya había buscado a Goldman Sachs y JP Morgan para obtener un financiamiento de al menos 1.000 millones de dólares.
La petrolera mexicana recurrió, a principios de este año, a una colocación de 2.000 millones de dólares en bonos de deuda a 10 años, a una tasa del 10,375%, cerca del doble de la tasa de rendimiento en un bono soberano mexicano del mismo plazo, el cual cotizaba en ese entonces en 5,64% y mucho más alto que el rendimiento que la misma firma ofreció en un bono en octubre de 2020, cuando el rendimiento rondaba el 7%. Además, en un entorno aún restrictivo, con altas tasas de interés en el mercado, se prevé que el financiamiento que consiga aterrizar los siguientes meses será muy alto.
Luis Miguel Labardini, experto en temas energéticos y socio del despacho Marcos y Asociados, explica que, al sumar las capitalizaciones del Gobierno federal a Pemex de los últimos cuatro años, estas ascienden a 720.000 millones de pesos (unos 42.700 millones de dólares, a tipo de cambio actual). Aunque la cifra es elevada, Labardini asegura que es menor a las pérdidas que en los últimos cuatro años ha acumulado Pemex Transformación Industrial. La filial de la petrolera que engloba la refinación acumula de 2018 a 2022 pérdidas por más de 756.000 millones de pesos. “Desde mi punto de vista, el talón de Aquiles de Pemex es la refinación”, zanjó.
La ruta para conseguir un crédito favorable a Pemex se ha complicado más tras la rebaja en las calificaciones de las agencias Fitch y Moody´s. En un informe publicado el miércoles, Fitch hace hincapié en que Pemex representa la mayor preocupación en términos de liquidez y deuda entre las petroleras latinoamericanas, debido a que quedan 25.000 millones de dólares en deuda a corto plazo y 4.000 millones de dólares en vencimientos de bonos corporativos en 2023.
Una alternativa que plantea Labardini es que el Gobierno emitiera bonos cupón cero (bonos que no tiene pago periódico de intereses, sino que estos son percibidos en su totalidad en el momento del pago de la amortización) y estos se los entregara a Pemex para refinanciar su deuda, como una opción para que el Gobierno no comprometa sus propias finanzas, pero sí respalde la renegociación de la deuda de la petrolera. “Cuando el mercado vea que Pemex tiene un mejor perfil de riesgo, con un colateral como los bonos del Gobierno federal, entonces sí lo van a calificar diferente y Pemex va a poder renegociar a un costo más bajo”, aseveró.
El experto hizo hincapié en que, en el primer semestre de este año, la petrolera pagó solo por costo financiero, principalmente en el pago de intereses, unos 74.800 millones de pesos, un 16% más de lo desembolsado por la paraestatal en el mismo periodo de 2022. “Pemex tiene que hacer algo más que extender la mano al Gobierno federal y tomar decisiones respecto a su propio plan de negocios y eso tiene que ver con refinación que es el gran lastre de la compañía”, concluyó.
Pemex enciende las alertas en el Banco de México
La situación financiera Pemex ha llegado a las puertas del Banco de México. En la minuta recientemente publicada sobre la decisión de política monetaria del 10 de agosto, uno de los miembros de la junta de gobierno de la institución resaltó el impacto que la situación financiera de Pemex puede tener en las finanzas públicas de México y por ende, en las decisiones sobre la tasa de interés del banco central. “Un factor es la situación financiera de Pemex por su posible impacto en las finanzas públicas, la estabilidad financiera y el tipo de cambio”, se lee en el documento difundido este jueves.
Hasta este momento, el Banco de México ha mantenido esta tasa en 11,25%, un escaño alto para atajar la escalada de precios. La estrategia del banco central parece dar resultados: durante los primeros 15 días de agosto la inflación alcanzó su nivel más bajo desde marzo de 2021, al situarse en 4,67%, a tasa anual.