El pasado 19 de junio del 2022, el pueblo colombiano eligió por primera vez un gobierno de izquierda, liderado por el ex-guerrillero Gustavo Petro. La fórmula Petro/Márquez fue elegida con el 50,44% de votos, lo cual indica una gran polarización en el país.
Aunque solo lleva alrededor de un mes y medio en el poder, el controversial gobierno de Petro ya comenzó a hacer cambios significativos que han dejado mucho de qué hablar. El caso más reciente es la subida de precio de la gasolina, la cual el gobierno defiende como fórmula para reducir el déficit fiscal.
Petro anunció el pasado 11 de septiembre una subida en el precio de la gasolina de $200 COP (0,04 USD) mensuales a partir de octubre, el cual el ministro de Hacienda asegura que durará por lo menos hasta el comienzo del 2023, pero se estima que se necesitaran 2 años de incrementos mensuales.
Cabe resaltar que Colombia es uno de los países con el precio de la gasolina más bajo de la región, estando solo por encima de Venezuela y Bolivia. El precio actual del galón de gasolina está en alrededor $9.380 COP (2,06 USD) y el litro a 0,56 USD gracias a un subsidio creado en el 2007 llamado el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC).
El fondo fue creado para mitigar y amortiguar la variación en el valor extranjero del petróleo, pero desde su creación, los altos precios del barril de petróleo han causado que el fondo genere un déficit en las finanzas públicas.
El ministro de Hacienda asegura que el gobierno anterior causó un déficit trimestral de $10 billones de pesos (2.300 millones de dólares) por no haber continuado con el incremento de precio necesario.
Las cifras publicadas por Ecopetrol en marzo del 2022 demuestran que la FEPC cubría el 50% del costo de la gasolina en Colombia. Y, aunque el déficit debe ser mitigado con medidas justas para poder invertir en diferentes aspectos sociales, el incremento en la gasolina puede llegar a ser catastrófico para muchos sectores de la economía colombiana.
Los precios del combustible afectan la cadena de valor y producción de muchas industrias, y eliminar o reducir el subsidio podría incrementar la inflación (que está en su momento más alto en 23 años). Precisamente por esto, Colombia no es el único país en la región con un mecanismo para subsidiar la gasolina, ni es el único donde el pueblo está protestando por la subida del precio en la gasolina.
En la mayoría de los países de Latinoamérica, la gasolina está subsidiada a través de mecanismos como fondos de estabilización, subsidios directos y rebaja de impuestos.
En Argentina, donde el litro de gasolina cuesta actualmente 1,01 USD, no existe un subsidio directo, pero el gobierno interviene en el mercado directamente ya que controla la principal empresa (YPF).
El litro de gasolina en Chile está actualmente a 1,37 USD, y el Mecanismo del Precio de los Combustibles (MEPCO) busca mantener el precio de los combustibles dentro de determinados márgenes.
Ecuador es considerado uno de los países con el precio más económico de la región, con el litro costando 0,63 USD. El gobierno interviene con bastantes subsidios para mantener el precio por debajo al que tendría el consumidor sin la presencia de estos. Sin embargo, el precio del combustible fue uno de los detonantes de las protestas que duraron 2 semanas contra el gobierno de Guillermo Lasso en junio del 2022.
La segunda economía más significativa de la región, México, tiene un precio del litro de gasolina de $1,15 USD (la séptima más baja de la región). Esto es gracias a la producción de petróleo y la intervención del Estado en los precios. Por ejemplo, el presidente López Obrador anunció en abril del 2022 que durante todo este año los usuarios tendrán subsidiado en un 100% el impuesto IEPS que pesa sobre los combustibles.
Los efectos de una reducción en los subsidios o de un incremento de precio son bastante predecibles en Latinoamérica: protestas sociales, paros y fuertes oposiciones políticas. Más llamativo aún es que un presidente de izquierda promueva la eliminación de subsidios al combustible o su incremento de precio, políticas usualmente ligadas a un gobierno conservador de tendencia tecnocrática de derecha. Petro, de esta forma, sigue reforzando el perfil impredecible de su administración y poniendo a prueba cuán larga será su luna de miel en el poder, que ha sido muy corta para presidentes entrantes latinoamericanos en los últimos años.