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El Gobierno de López Obrador revira a Blinken: “Tenemos un compromiso de rendición de cuentas exclusivamente con los mexicanos”

El Gobierno de México ya ha respondido de manera formal a los señalamientos que ha hecho la Casa Blanca por la ola de violencia que azota a la prensa. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha enviado este miércoles una carta a su homólogo estadounidense, Antony Blinken, en la que pide respeto a la soberanía del país y defiende que ha habido avances en las investigaciones de los cinco periodistas que han sido asesinados en lo que va de año. “El presidente y quienes formamos parte de su Gobierno tenemos un compromiso de rendición de cuentas exclusivamente con los ciudadanos mexicanos y las instituciones de México”, se lee en el mensaje, que Ebrard ha compartido en su cuenta de Twitter. Horas antes, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, había rechazado los cuestionamientos de Blinken y los calificó como un acto “injerencista”.

La carta de Ebrard destaca que se ha detenido ya a seis personas involucradas en tres de los cinco asesinatos que ha habido contra comunicadores mexicanos e insiste en que la impunidad, que provoca que nueve de cada diez asesinatos de periodistas no se castiguen, es una herencia de los gobiernos anteriores. “El Gobierno de López Obrador es un impulsor de las libertades”, sostiene el titular de Exteriores. López Obrador señaló que Blinken estaba “mal informado” e instruyó en su conferencia matutina a Ebrard a dar un informe a las autoridades estadounidenses. El canciller mexicano siguió la línea trazada por el mandatario: “Le comparto esa información que quizá no es de su conocimiento y le reitero nuestra disposición de trabajar con su Gobierno”.

El secretario de Estado de EE UU había compartido por redes sociales su preocupación por la situación de inseguridad que atraviesa la prensa al sur de la frontera, donde unos 150 periodistas han sido asesinados desde 2000, según la organización Artículo 19. “El alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes”, declaró el funcionario estadounidense. Las palabras de Blinken son el primer pronunciamiento de un miembro del Gabinete de Joe Biden, después de que congresistas y senadores como el demócrata Tim Kaine y los republicanos Marco Rubio y Ted Cruz expresaran su preocupación por la violencia. “Me uno a quienes piden mayor rendición de cuentas y protección para los periodistas mexicanos. Mi corazón está con los seres queridos de aquellos que dieron su vida por la verdad”, agregó.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha respaldado las declaraciones de Blinken en una rueda de prensa en Washington. “Hemos visto las amenazas a las que, de hecho, se enfrentan los periodistas en México”, ha señalado Psaki. “Eso es una preocupación que el secretario de Estado expresó a nombre de Estados Unidos por estos abusos, me parece que estaba hablando de los hechos que hemos visto”, ha agregado.

Las críticas desde Estados Unidos no cayeron bien en el Ejecutivo mexicano. “Pedirle de favor que se informen y que no actúen de manera injerencista porque México no es colonia de EE UU ni es un protectorado”, ha revirado López Obrador. El presidente mexicano cuestionó también el apoyo de agencias gubernamentales estadounidenses a medios de comunicación críticos y organizaciones civiles.

El mandatario atraviesa uno de los momentos más tensos en su relación con los medios desde que llegó al poder en diciembre de 2018. En plena ola de violencia contra la prensa, con cinco informadores asesinados en dos meses, en comparación con los siete homicidios de periodistas que hubo en todo 2021, López Obrador ha usado la tribuna presidencial para confrontar y descalificar a periodistas que han criticado a su Gobierno. Esta semana, el presidente comparó a la prensa con los partidos políticos tradicionales: “Es como antes que se decía que un partido era distinto a otro. No, son iguales. Unos corruptos e hipócritas, y los otros corruptos y cínicos. Es lo mismo en el periodismo”, comentó. Las protestas de los miembros de los medios de comunicación han llegado hasta las conferencias presidenciales, al negarse, incluso, a formular preguntas la semana pasada.

El núcleo duro de simpatizantes del Gobierno teme que haya una tentativa intervencionista bajo el pretexto de la crisis de violencia e inseguridad y López Obrador ha asumido un discurso nacionalista para atajar los cuestionamientos de Estados Unidos. La carta a Blinken recuerda a otros episodios ríspidos con Washington, como la captura del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos, en los que México habló de replantear su cooperación en materia de seguridad con la Casa Blanca o pidió respeto a sus instituciones. El mensaje ahora es que la violencia contra los periodistas es un asunto de política interna y que no quieren llevar a la mesa de negociaciones de la relación bilateral, al menos que las autoridades estadounidenses reconozcan su responsabilidad en el problema por el tráfico de armas.

En el frente interno, Ebrard no fue el único en pronunciarse. “El Gobierno de México rechaza la violencia contra los periodistas, quienes son acosados por gobiernos locales, crimen organizado e intereses económicos”, ha señalado Jesús Ramírez Cuevas, portavoz de la Presidencia, en un tuit publicado un minuto después que el del secretario de Relaciones Exteriores.

Este miércoles en un acto simbólico, el presidente mexicano encabezó un recorrido y se hizo fotos con periodistas en el Palacio Nacional, la residencia oficial. En esta coyuntura, sin embargo, los símbolos se quedan cortos. “De los 52 periodistas que han sido ejecutados a lo largo del presente Gobierno, solamente en cinco casos se ha dictado sentencia y tenemos un porcentaje de más del 90% de impunidad”, admitió Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, a finales de enero.