China anunció el lunes que permitirá a todas las parejas casadas tener tres hijos, lo que pone fin a una política de dos hijos que no consiguió aumentar la descendente tasa de natalidad del país ni evitar una crisis demográfica.
El anuncio del gobernante Partido Comunista supone el reconocimiento de que sus límites a la reproducción, los más estrictos del mundo, han puesto en peligro el futuro del país. La mano de obra se reduce y la población envejece, lo que amenaza la estrategia industrial que China ha utilizado durante décadas para salir de la pobreza y convertirse en una potencia económica.
Pero no está nada claro que una mayor relajación de la política vaya a dar resultados. La gente en China respondió con frialdad a la disposición anterior del partido, en 2016, de permitir a las parejas tener dos hijos. Para los ciudadanos, medidas así no mitigan su ansiedad por el creciente precio de la educación y tener que mantener a los padres que envejecen, una sensación agravada por la falta de guarderías y la cultura dominante de largas jornadas laborales.
En un guiño a estas preocupaciones, el partido también indicó el lunes que mejoraría el permiso de maternidad y las protecciones en el lugar de trabajo, y prometió facilitar a las parejas la posibilidad de tener más hijos. Pero esas protecciones prácticamente no existen para las madres solteras en China, que a pesar de la presión para que tengan más hijos siguen sin acceso a las prestaciones.
Los nacimientos en China han disminuido durante cuatro años consecutivos, incluido el año 2020, cuando el número de bebés nacidos cayó al nivel más bajo desde la era Mao. La tasa total de fertilidad del país —un cálculo del número de hijos nacidos a lo largo de la vida de una mujer— se sitúa ahora en 1,3, muy por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1, lo que plantea la posibilidad de que la población se reduzca con el tiempo.
El anuncio del lunes aún no reconoce la diferencia entre los derechos reproductivos individuales y los límites gubernamentales sobre el cuerpo de las mujeres. Voces destacadas dentro de China han pedido al partido que elimine por completo las restricciones a los nacimientos. Pero Pekín, bajo la dirección de Xi Jinping, el líder del partido que ha impulsado un mayor control en la vida cotidiana de los 1400 millones de habitantes del país, se ha resistido.
“Ampliarlo a tres hijos está lejos de ser suficiente”, dijo Huang Wenzheng, experto en demografía del Centro para China y la Globalización, un centro de investigación con sede en Pekín. “Habría que liberalizarlo por completo, y fomentar fuertemente la natalidad”.
“Esto debería considerarse una crisis para la supervivencia de la nación china, incluso más allá de la pandemia y otros problemas medioambientales”, añadió Huang. “En primer lugar, nunca debería haber existido una política de restricción de la natalidad. Así que no se trata de si es demasiado tarde”.
El partido hizo el anuncio tras una reunión del Politburó, máximo órgano de decisión, aunque no quedó claro de inmediato cuándo entrará en vigor el cambio. En un reconocimiento de que aumentar los límites de natalidad podría no ser suficiente, el partido también se comprometió a reforzar el apoyo a las familias, aunque no dio detalles.
Las restricciones a la planificación familiar en China se remontan a 1980, cuando el partido impuso por primera vez la política del “hijo único” para frenar el crecimiento de la población e impulsar el auge económico que entonces empezaba. Los funcionarios emplearon a menudo tácticas brutales al obligar a las mujeres a abortar o a ser esterilizadas, y la política pronto se convirtió en una fuente de descontento público.
En 2013, cuando los funcionarios chinos empezaron a comprender las implicaciones del envejecimiento de la población del país, el gobierno permitió que los padres nacidos en familias con un solo hijo tuvieran dos. Dos años después, el límite se elevó a dos hijos para todos.
El coro de voces que exhortan al partido para que haga más solo ha crecido en los últimos años. El mes pasado, el Banco Central afirmó en un documento redactado de forma muy descarnada que el gobierno no podía permitirse seguir restringiendo la procreación. Los funcionarios locales de algunas zonas ya habían permitido tácitamente que las parejas tuvieran tres hijos.
Pero ahora hay más parejas que adoptan el concepto de que un hijo es suficiente, un cambio cultural que ha hecho descender las tasas de natalidad. Y algunos dicen que no están interesados en tener hijos, incluso después del último anuncio.
“No importa a cuántos bebés lo amplíen, no voy a tener ninguno porque los niños son demasiado problemáticos y caros”, dijo Li Shan, gerente de producto de 26 años en una empresa de internet en Pekín. “Soy impaciente y me preocupa no poder educar bien al niño”.
Es poco probable que el anuncio del partido cambie las tendencias demográficas de China.
“Los responsables de la toma de decisiones probablemente se han dado cuenta de que la situación demográfica es relativamente grave”, dijo He Yafu, un demógrafo independiente con sede en la ciudad de Zhanjiang, al sur de China. “Pero al limitarse simplemente a ampliar a tres hijos la política y no fomentar los nacimientos en su conjunto, no creo que haya un aumento significativo de la tasa de fertilidad. Mucha gente no quiere tener un segundo hijo, y mucho menos un tercero”.
Aun así, la noticia fue recibida con alivio por algunas mujeres que ya tenían un tercer hijo, pero que habían temido ser castigadas por saltarse las normas.
“Mi celular casi se cae al suelo”, dijo Yolanda Ouyang, una empleada de 39 años en una empresa estatal de la región de Guangxi que había mantenido oculto a su tercer hijo durante dos años porque temía que la despidieran.
“Estoy muy contenta y muy sorprendida”, dijo Ouyang. “Por fin, mi hijo puede salir a jugar al aire libre”.
El anuncio del partido fue rápidamente recibido con críticas en Weibo, una popular plataforma de redes sociales. “¿No saben que la mayoría de los jóvenes ya están bastante cansados solo intentando alimentarse?”, escribió un usuario, señalando un lamento común sobre el aumento del costo de la vida. Otros usuarios se quejaron de que el aumento de los límites de natalidad no contribuiría a frenar la discriminación que sufren las mujeres en el trabajo cuando tienen más hijos.
Reconociendo esas quejas, el partido se comprometió el lunes a mejorar las prestaciones que favorecen a los niños, como el permiso de maternidad, y a “proteger los derechos e intereses legítimos de las mujeres en el empleo”.
El partido también dijo que aumentaría el financiamiento para ampliar los servicios para los jubilados del país. En 2020, el número de personas de 60 años o más en China era de 264 millones, lo que representaba alrededor del 18,7 por ciento de la población. Según el gobierno, esta cifra aumentará a más de 300 millones de personas, es decir, una quinta parte de la población, en 2025.
La reticencia del partido a abandonar su vigilancia sobre los derechos reproductivos señala el poder de estas políticas como herramientas de control social. Incluso con el país en dificultades para aumentar las tasas de natalidad, las autoridades de la región occidental de Xinjiang obligan a las mujeres de minorías étnicas musulmanas, como los uigures, a tener menos bebés en un esfuerzo por suprimir su crecimiento demográfico.
Una revocación total de las normas podría percibirse también como un repudio a una política profundamente impopular que el partido ha defendido durante mucho tiempo.
“Si un gobierno da un giro de 180 grados en Occidente, es un poco vergonzoso”, dijo Stuart Gietel-Basten, profesor de ciencias sociales y políticas públicas en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong. “Pero en un país como China, donde el mismo partido ha estado al mando durante 70 años más o menos, entonces supone una declaración sobre las políticas que se aplicaron. Por eso creo que cualquier cambio que se produzca será bastante gradual”.
Durante décadas, las restricciones a la planificación familiar en China permitieron a las autoridades imponer multas a la mayoría de las parejas que tenían más de un hijo y obligar a cientos de millones de mujeres chinas a someterse a procedimientos invasivos.
Gao Bin, un vendedor de billetes de lotería de 27 años en la ciudad oriental de Qingdao, recuerda cómo su madre tuvo que huir a tres lugares diferentes para escapar de los funcionarios de planificación familiar porque quería quedarse con él. Dijo que su madre todavía llora cuando relata esos días.
“Para ser sincero, cuando vi el anuncio de esta política, me enojé bastante”, dijo Gao. “Creo que el gobierno carece de una actitud humana cuando se trata de la fertilidad”.