Para los italianos existen reglas a la hora de tomar un café. El capuchino, por ejemplo, es una bebida matutina, así que no se debe pedir para reponer fuerzas por la tarde. En la mayoría de las cafeterías, el café se toma de pie, en el mostrador, y las variaciones son escasas, por lo general sólo tienen que ver con la cantidad de agua y/o leche que se añade.
Aun así, Starbucks, que rompe todas esas reglas con su larga carta de opciones que se sirven a cualquier hora del día, abrió aquí en 2018 y ha amasado seguidores. El miércoles, la compañía volvió a apostar por Italia con una combinación de dos ingredientes en el corazón de la pirámide alimentaria de aquel país: café y aceite de oliva.
Las nuevas bebidas, de marca Oleato, debutaron la semana pasada en una cena a la que solo se pudo asistir por invitación (organizada juntamente con la Cámara Nacional de la Moda Italiana) en el Starbucks Reserve Roastery de Milán el martes, primer día de la Semana de la Moda. Actuó Lizzo. Asistió la redactora jefa de Vogue en Estados Unidos, Anna Wintour.
El miércoles, Oleato, que en italiano puede significar aceitado, oleado o engrasado (y que ahora es marca registrada de Starbucks), se presentó a las masas en el local italiano insignia de la empresa en el centro de Milán. El menú incluía cinco bebidas con aceite de oliva, entre ellas el espresso martini de espuma dorada con el que concluyó la cena.
En una presentación online, Howard Schultz, fundador de Starbucks, promocionó la nueva línea de café como una “idea transformadora” -suya- que se le ocurrió mientras viajaba por Italia el verano pasado. La calificó, elogiosamente, de “alquimia única de dos de los ingredientes más trascendentes de la naturaleza”.
Schultz ya ha acertado antes con Italia. Starbucks ha abierto allí más de 20 cafeterías en poco más de cuatro años, la mayoría en el norte y recientemente en Florencia. “Los italianos han acogido Starbucks de una forma que muchos no veían venir”, afirmó Schultz en su presentación.
Otras aventuras estadounidenses no han salido bien. El año pasado, Domino’s Pizza abandonó definitivamente el mercado italiano, siete años después de la apuesta por añadir piña a la pizza.
La cola de clientes que esperaban a ser atendidos en la torrefacción de Milán el martes sugería, como mínimo, que añadir aceite de oliva al café podría haber generado cierta expectación. Para ser justos, la gente lleva tiempo tomando café con mantequilla.
En el diario La Stampa, el crítico gastronómico Lorenzo Cresci dio al “Oleato espuma dorada cold brew” un voto de 6,5 sobre 10 y afirmó que, “en general, se puede apreciar”. Calificó el café con leche con un 7, con “un sabor fuerte que deja un gusto agradable en la boca”. Y señaló un sabor a naranja que dominaba el Oleato iced cortado, dándole un 6,5.
Dado que Oleato no salió a la venta hasta el miércoles, es demasiado pronto para saber qué opinará un grupo más representativo de italianos sobre esta combinación de aceite y café.
Denis Pantini, especialista en el sector alimentario del think tank Nomisma, afirmó sentir curiosidad por el producto, dado que el aceite de oliva suele estar en la lista B, dado por sentado por los italianos, aunque “todas las familias tienen una botella de aceite de oliva en la cocina”.
Desde un punto de vista cultural, el aceite de oliva, como el vino y la pasta, es “un embajador del ‘made in Italy'”, afirmó, y asociarse con “un coloso como Starbucks” podría mejorar la visibilidad de los productores italianos de aceite de oliva.