Se conoce como “white feminism” para describir expresiones y acciones de feminismo hechas exclusivamente por mujeres blancas, cisgénero, heterosexuales y sin discapacidades. Se refiere a las teorías feministas que no abordan las distintas formas de opresión que enfrentan las mujeres de minorías étnicas y las mujeres que carecen de otros privilegios.
Esta crítica se ha dirigido predominantemente contra las primeras oleadas de feminismo que se consideraban centradas en el empoderamiento de las mujeres blancas de clase media en países altamente desarrollados. Ahora, en la cuarta ola del feminismo, la palabra “feminista” se ha convertido en una palabra de moda, donde solo se enfoca en la desigualdad social. Desde el “Me Too” movement a entrevistas de celebridades como Taylor Swift y Emma Watson abiertamente denominándose feministas, el término “feminista” se ha vuelto una marca global.
El “white feminism” se enfoca en alentar a las mujeres a encontrar su poder y conocer su valor mientras combaten el sexismo institucional. Pero también ha financiado instituciones patriarcales que se han beneficiado del “feminismo” sin marcar realmente una diferencia en las vidas de las mujeres que supuestamente deberían de empoderar. Esto lo encontramos en las marcas e instituciones que usan el Día Internacional de la Mujer y las marchas de las mujeres para lograr una ganancia.
En una época donde el “feminismo” está en todas partes, las mujeres indígenas, mujeres afrodescendientes, transgéneros, mujeres discapacitadas y las mujeres pobres se están quedando atrás. Sin embargo, las trampas que nos atacan de manera única, como la pobreza, el encarcelamiento, el abuso policial y la inmigración, a menudo no se consideran como “temas feministas”. El mundo y los medios de comunicación prefieren discutir temas como la brecha salarial, el empoderamiento y los roles de género en vez de brindar luz a los problemas que las mujeres marginalizadas sufren diariamente.
Desde la formación del movimiento sufragista en el siglo XX, el feminismo ha sido definido por parámetros dictados y sancionados por mujeres blancas que se benefician de ellos. Las mujeres indígenas, mujeres afrodescendientes, transgéneros, mujeres discapacitadas y las mujeres pobres, entre otras mujeres marginalizadas, han sido ignoradas para defender una narrativa feminista diferente. “White feminism” se adhiere a una estrategia política que comercializa la lucha y refuerza la supremacía occidental blanca.