La desigualdad de ingresos ha disminuido durante este sexenio. La reducción no es menor. Según los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares ajustados por cuentas nacionales (ENIGH-a), en lo que va del sexenio las clases altas dejaron de concentrar el 62% del ingreso del país y ahora solo concentran el 58%.
Esta es una caída muy importante. La última vez que el dato bajó de manera similar fue en los años cincuenta durante la época del milagro mexicano, según datos del World Inequality Database.
Lo extraño es que, a diferencia del milagro mexicano, en esta ocasión la reducción en desigualdad no vino aparejada de un crecimiento económico especialmente alto. A lo largo de este sexenio el crecimiento promedio anual ha sido de solo 0,8%, la mitad que el sexenio pasado. La pregunta es cómo se logró reducir la desigualdad así.
México Pragmático analizó con detalle los datos de ENIGH-a y sus distintos componentes de ingreso. Hay tres aspectos que contribuyeron a esta importante reducción de la desigualdad durante el sexenio.
Primero, la política laboral. A razón de los aumentos en el salario mínimo, la mejora en sindicalización y la reducción de la subcontratación, los ingresos laborales de los mexicanos aumentaron considerablemente. El 80% de los hogares mexicanos vieron aumentos en sus ingresos laborales durante el sexenio, por encima de la inflación.
Además, los aumentos fueron mayores para los hogares más pobres. Los hogares de nivel socioeconómico muy bajo aumentaron sus ingresos laborales en 19% (deciles I-II) y los de nivel bajo en 5% (deciles III-V). Esto tiene sentido. El salario mínimo era ganado, sobre todo, por personas de bajo nivel socioeconómico y, por lo tanto, su aumento tuvo un impacto progresivo.
Segundo, la desigualdad se redujo porque hubo un cambio en el ecosistema empresarial. A diferencia de sexenios anteriores, donde la gran empresa solía crecer más y tener mayores retornos, en ese sexenio las empresas pequeñas tuvieron retornos excepcionales. El 90% de los hogares con ingresos empresariales provenientes de negocios pequeños aumentaron sus ingresos durante el sexenio.
De manera similar a los ingresos laborales, las mejoras fueron mucho más grandes para los hogares de estrato bajo. Los hogares de nivel socioeconómico muy bajo aumentaron sus ingresos empresariales de empresa pequeña en un 17% (deciles I-II) y los de nivel bajo en un 15% (deciles III-V).
Por el contrario, los ingresos que recibieron los hogares más ricos por sus empresas grandes se redujeron. De 2018 a 2022, la reducción fue del 18%. Por ejemplo, en 2018 los ricos reportaban recibir ingresos por 915.000 pesos mensuales promedio de sus empresas, ahora solo reciben 750.000 pesos.
Habrá que estudiar más por qué sucedió esto, pero parece que el aumento en transferencias sociales puede estar detrás de ello. Mucho del dinero que reciben las personas de bajos recursos del Gobierno no se gasta en grandes empresas, sino en negocios pequeños e informales. Este flujo de recursos puede estar detrás del sexenio anormalmente positivo que tuvieron los empresarios pequeños.
Finalmente, un tercer punto que contribuyó con la reducción de la desigualdad durante el sexenio fueron las disminuciones de los arrendamientos que cobran los hogares de estrato socioeconómico alto y rico. Según muestra la ENIGH-a, los hogares ricos solían recibir 710.000 pesos mensuales de rentas en promedio en 2018. Ahora solo reciben 590.000 pesos. Los hogares de nivel socioeconómico alto tuvieron una reducción también. Solían recibir 36.000 pesos de renta el mes, ahora reciben 33.000 pesos.
Hay varios aspectos que pudieron influir en esto. Quizá el valor de ciertas rentas, sobre todo de tierras agrícolas de larga escala, no lograron subir tanto como lo hizo la inflación. Otra posibilidad es que la totalidad de rentas haya disminuido por un regreso a casa de muchas personas durante la pandemia. La pandemia también cambió los hábitos de trabajo. Hizo posible el home office y con ello facilitó que muchas personas ya no tengan que pagar altas rentas en lugares céntricos, sino que puedan transportarse y pagar menos renta. Todas estas posibilidades deberán ser estudiadas con más detalle.
Así, la desigualdad se redujo por la conjunción de tres aspectos: mayores ingresos laborales, mejor desempeño de los negocios pequeños y reducción del pago de arrendamientos.
A pesar de lo anterior, vale la pena mencionar que la desigualdad pudo haber disminuido aún más si las políticas sociales hubieran sido más efectivas. Durante el sexenio las transferencias en efectivo se han duplicado. Sin embargo, quienes más han observado incrementar su recepción de transferencias no son los hogares pobres, sino los más ricos.
Los datos son muy reveladores. Entre los hogares de nivel socioeconómico muy bajo, el ingreso por programas sociales aumentó un 17%. Sin embargo, entre los de nivel alto aumentó en 216%. Esto se explica porque en el sexenio pasado los estratos altos de ingreso casi no recibían transferencias sociales. Sin embargo, en este sexenio la política social se universalizó y con ello se llegó a muchos más hogares de estratos altos que anteriormente eran excluidos de los programas sociales.
Si los programas sociales hubieran llegado más a los hogares de nivel socioeconómico bajo, la desigualdad se habría disminuido todavía más.
Nota: ENIGH-s sigue la metodología del MMIP de Evalúa CDMX. Deciles por ingreso total del hogar para tener comparabilidad con tabulados de ENIGH. Todo cambio reportado es en términos reales.