Rogelio Ramírez de la O, un secretario de Hacienda acertado para navegar las finanzas públicas

Su precisión académica y experiencia como consultor de grandes empresas internacionales lo aupó, primero, como asesor de López Obrador y luego como secretario. seguirá en el gabinete y es el elegido para calmar a los mercados

Centrado, inteligente y muy introvertido, según los que le conocen, el secretario de Hacienda en México, Rogelio Ramírez de la O, es el único miembro del futuro gabinete en México que ha sido anunciado. La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, lo habría propuesto desde antes de ganar la elección del pasado domingo, pero no fue hasta esta semana, cuando los mercados tiraron en 8% el valor de la moneda, que Ramírez de la O aceptó públicamente el nombramiento. Su permanencia es una promesa de que la disciplina fiscal continuará, pero no bastó para calmar a los mercados.

Doctor en economía por la Universidad de Cambridge, Ramírez de la O tenía un pie en la academia y otro en el sector privado cuando Andrés Manuel López Obrador tomó la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en 2000. Sus investigaciones sobre comercio y economía sectorial, así como su experiencia como consultor para grandes empresas internacionales atrajo a López Obrador, quien lo contrató como su asesor en materia económica. Esto, desde ese entonces, llamó la atención del círculo cercano del gobernante quien se caracteriza por su escepticismo de tecnócratas y consultores externos.

La precisión de Ramírez de la O para pronosticar el tipo de cambio lo convirtió en un especialista muy citado en los medios y consultado por empresarios. Esta habilidad se vio reflejada también años después, durante su tiempo al mando de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de junio de 2021 a la fecha. Sus previsiones del Producto Interno Bruto (PIB) destacan por ser más acertados que los de sus antecesores. El economista fue el más reservado de los secretarios en la cartera bajo López Obrador: primero, Carlos Urzúa y, después, Arturo Herrera. También el que más tiempo ha durado en una cartera complicada y que tendrá continuidad durante el siguiente sexenio.

Esto fue, quizás, porque aprendió temprano que el presidente pudiera contradecirlo en cualquier momento, como lo hizo en varias ocasiones con Herrera. Unos meses después de haber llegado al puesto, Ramírez de la O participó en una conferencia virtual en la que aseguró que la “agenda fuerte de reformas constitucionales ya está, en lo fundamental, satisfecha”. Unos días después, López Obrador envió al congreso una controvertida iniciativa de ley que requería una reforma constitucional para garantizar que la empresa de electricidad del Estado tuviera un monopolio en el mercado.

Su paso por la secretaría ha sido casi silencioso, concediendo pocas entrevistas a los medios y apareciendo en pocos actos públicos. Pero encontró otra manera de comunicarse con los mercados, opina Clemente Ruiz, doctor en economía y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien asegura conocer a Ramírez de la O desde hace un par de décadas por los círculos sociales dentro de la academia.

“Es totalmente introvertido”, dice Ruiz, “un hombre de pocas palabras, sin lugar a dudas, pero que con sus acciones transmite la idea de lo que están tratando de hacer…. Hay varias formas de comunicarse con los mercados y el manejo muy austero del gasto público, no salirse de los parámetros que se habían establecido en el presupuesto, es una de ellas”.

Luis Maizel, director del fondo LM Capital Group e inversor bonos de deuda de Pemex y soberanos mexicanos, coincide. “Rogelio es un hombre centrado y bastante inteligente, aunque le falta un poco de experiencia en el sector privado donde su participación fue una empresa de consultoría ‘macro’”, dice Maizel por correo electrónico desde San Diego (California). “Su labor ha sido buena, aunque no pudo cambiar la opinión errónea de AMLO de la ventaja de un peso fuerte. Conoce bastante de [el tratado de libre comercio] TMEC y siento que a los mercados les gusta la continuidad. Ojalá lo dejen trabajar sin depender de ‘caprichos’”.

Para Maizel, los deseos (o “caprichos” para el baquero) del presidente López Obrador debilitaron al secretario de Hacienda, quien dedicó gran parte de su tiempo a encontrar los recursos que requerían las obras de infraestructura como una refinería, un tren turístico en la península de Yucatán y un nuevo aeropuerto en las afueras de la capital. Para lograrlo, y sin incrementar el déficit fiscal que rondó el 3% del PIB durante la mayor parte del sexenio, Ramírez de la O recortó el gasto en áreas como educación y salud, así como los presupuestos de los órganos autónomos. Este año, Hacienda incrementó el déficit a casi el 6% del PIB.

Uno de los momentos clave de su periodo como funcionario fue la “nacionalización” de 13 plantas generadoras de electricidad de la española Iberdrola. Ramírez de la O encontró la manera de utilizar 6.000 millones de dólares de recursos que ya estaban en un fondo nacional para infraestructura comprar los activos a la empresa privada. Si bien López Obrador promovió la compra como una victoria para el Estado, la compra no incrementa sustancialmente el porcentaje de generación por parte de la paraestatal, la cual ya operaba las plantas aun cuando pertenecían a Iberdrola.

Desde diciembre de 2018, cuando López Obrador tomó el poder, hasta un día antes de las elecciones, el peso mexicano sostuvo una atípica apreciación del 12,5% contra el dólar, medalla que el presidente se colgó en numerosas ocasiones declarando que era resultado de una fuerte economía. Pero esa tendencia cambió tras conocerse los resultados de los comicios del domingo, ya que su partido y aliados recibieron una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y una mayoría relativa en el Senado. Esto abre el camino para que pasen una veintena de reformas que tienen a los mercados nerviosos, ya que podrán reformar al poder judicial y desaparecer reguladores autónomos en distintos sectores.

Ramírez de la O convocó a inversionistas y analistas a una llamada telefónica en la que les aseguró que, como funcionario en la misma cartera bajo Sheinbaum, estaba comprometido a reducir el déficit a 3% del PIB el próximo año. Su llamada tuvo un impacto limitado en los mercados, ya que, en los días siguientes, tanto el presidente como los líderes de su partido, aseguraron que aprovecharían la mayoría en el Congreso para pasar las reformas durante septiembre, periodo en el que trabajarán todavía con López Obrador en Palacio Nacional. Los mercados continuaron su caída y el peso perdió 8% de su valor contra el dólar en la semana.

La decisión de que Ramírez de la O se quede en Hacienda “es básicamente una cuestión de continuidad, pues se queda el mismo proyecto en teoría”, dice Héctor Villarreal, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. “Hay una situación en finanzas públicas delicadas y la continuidad del titular de Hacienda tiene sentido”. Villarreal agrega que el funcionario “es un buen economista”.

“Es extremadamente difícil bajar tres puntos el déficit medido como requerimientos financieros”, dice Villarreal. El académico opina que hay muy poco de dónde recortar el gasto y que incrementar los ingresos requeriría un combate frontal a la evasión y una revisión de los subsidios. Se requerirá, también, de la colaboración de los Estados y municipios y una refinanciación de la petrolera paraestatal, la más endeudada en su sector a nivel mundial. El panorama se complica para Sheinbaum quien se especula intentará pasar una reforma fiscal que subsane los huecos en las arcas del Gobierno durante los primeros años de su mandato, aprovechando la mayoría legislativa de su partido.

Ramírez de la O “lo ha hecho muy bien en términos de que ha logrado mantener todos los proyectos del gobierno sin necesidad de haber hecho una reforma fiscal, pero ya llegó a su límite”, dice Ruiz, de la UNAM. “Estiró todo lo que se podía, pero ya llegó el momento de que se tiene que plantear una nueva estrategia. Una estrategia con donde indudablemente va a tener que hacerse una reforma fiscal”.