Al grito de “libertad” y otras consignas antigubernamentales, miles de cubanos salieron a las calles en ciudades de todo el país el domingo para protestar por la escasez de alimentos y medicinas, en una notable erupción de descontento no vista en casi 30 años.
Miles de personas marcharon por San Antonio de los Baños, al suroeste de La Habana, mientras transmitían videos en directo en Facebook durante casi una hora antes de que desaparecieran repentinamente. A medida que avanzaba la tarde, aparecieron otros videos de manifestaciones en otros lugares, como Palma Soriano, en el sureste del país. Cientos de personas se reunieron también en La Habana, donde una fuerte presencia policial precedió su llegada.
“¡Nos estamos muriendo de hambre!”, gritó una mujer durante una protesta filmada en la provincia de Artemisa, en el oeste de la isla. “¡Los hijos de nosotros se mueren de hambre!”.
Un clip que circula en Twitter muestra a los manifestantes volcando un carro de policía en Cárdenas, a 145 kilómetros al este de La Habana. Otro video mostraba a personas que saqueaban una de las muy detestadas tiendas del gobierno, que venden artículos a precios desorbitados en monedas que la mayoría de los cubanos no tienen.
En un país conocido por sus medidas represivas contra la disidencia, las manifestaciones sorprendieron. Activistas y analistas dijeron que era la primera vez que tanta gente protestaba abiertamente contra el gobierno comunista desde el llamado levantamiento del Maleconazo, que estalló en el verano de 1994 en una enorme ola de cubanos que abandonaron el país por mar.
Carolina Barrero, activista cubana, fue más allá. “Es la manifestación popular en protesta al gobierno más masiva que hemos vivido en Cuba desde el 59”, dijo por mensaje de texto, refiriéndose al año en que Fidel Castro tomó el poder. Calificó de “espontánea, frontal y contundente” la efusión pública del domingo.
“Lo que ha pasado es enorme””, añadió.
Las protestas fueron desencadenadas por una grave crisis económica en Cuba, donde la pandemia de coronavirus ha cortado los cruciales dólares del turismo. La gente pasa ahora horas en la cola cada día para comprar alimentos básicos. Muchos no han podido trabajar porque los restaurantes y otros negocios han permanecido cerrados durante meses.
La situación desesperada ha desencadenado un repunte en la migración por distintas vías.
Desde el comienzo del año fiscal, en octubre pasado, la Guardia Costera de Estados Unidos ha interceptado a más de 512 cubanos en el mar, en comparación con los 49 de todo el año anterior. El sábado, la Guardia Costera suspendió la búsqueda de nueve migrantes cubanos cuya embarcación se volcó en el mar frente a Cayo Hueso, Florida.
El gobierno cubano atribuye sus longevos problemas económicos al embargo comercial estadounidense, que corta su acceso a la financiación y a las importaciones. Pero la pandemia ha empeorado las condiciones, y en Matanzas, al este de La Habana, algunos pacientes y sus familias han recurrido a publicar videos en YouTube de gente furiosa gritando por la falta de medicinas y médicos.
El sitio web del Ministerio de Salud de Cuba dice que el país de 11 millones de habitantes tiene ahora más de 32.000 casos activos de COVID-19. El domingo, informó de 6923 casos diarios y 47 muertes, con lo que se rompía su récord anterior, establecido el viernes. Solo un 15 por ciento de la población está totalmente vacunada, según el gobierno.
El movimiento de protesta cobró impulso después de que varias celebridades comenzaran a tuitear con el hashtag #SOSCuba. Mia Khalifa, una exactriz de cine para adultos con casi cuatro millones de seguidores en Twitter, se unió al movimiento tuiteando insultos dirigidos al presidente. La oficina del presidente incluso respondió a las críticas de un cantante puertorriqueño, Residente. La publicación fue eliminada posteriormente.
El presidente Miguel Díaz-Canel asumió el cargo hace tres años, siendo la primera vez que se permitía a alguien ajeno a la familia Castro ocupar el puesto. Raúl Castro, quien ya había cedido la presidencia, dejó este año el liderazgo del Partido Comunista.
El mandato de Díaz-Canel se caracterizó al principio por dar un mayor acceso a internet, lo que contribuyó a alimentar el descontento de la población contra él, especialmente de los artistas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, confirmó a través de Twitter que Díaz-Canel había acudido a San Antonio de los Baños, donde el gobierno insistió en que los manifestantes “asalariados” estaban tratando de provocar una reacción severa de las autoridades.
“Celebrar lo que han orquestado hoy en San Antonio de los Baños solo descubre la peor naturaleza de las personas”, dijo el presidente en una cuenta del gobierno en Twitter.
“Los cubanos sabemos perfectamente que el gobierno de EE. UU. es el principal responsable de la situación en Cuba”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores en un mensaje de Twitter. “Cuba y sus calles son de los revolucionarios”.
A las pocas horas de los extraordinarios acontecimientos, el presidente irrumpió en la programación de la televisión nacional para instar a los partidarios del gobierno a salir a la calle y enfrentarse a los manifestantes. Culpó a Estados Unidos de restringir las exportaciones, el acceso a los fondos y los viajes a Cuba, lo que provocó una escasez generalizada.
Díaz-Canel dijo en declaraciones televisadas el domingo que las protestas eran un “nivel de provocaciones sistemático” por parte de disidentes que cumplían las órdenes de Estados Unidos. Dijo que Washington en los últimos meses había tratado de desestabilizar y debilitar la economía de la isla como parte de una política diseñada para que “se provoque en Cuba un estallido social masivo”.
Granma, el periódico del Partido Comunista de Cuba, dijo en una rara referencia a las manifestaciones que las personas que salieron a las calles el domingo incluían personas partidarias del gobierno que “pueden estar confundidas por la desinformación que hay en las redes sociales”.
“Convocamos a todos los revolucionarios a salir a las calles a defender la revolución en todos los lugares”, dijo el presidente. Añadió que las personas leales a la revolución estaban dispuestas a dar su vida para defender al gobierno. “Por encima de nuestros cadáveres”, dijo. “Estamos dispuestos a todo”.
El domingo más temprano, Díaz-Canel publicó fotografías de enfermeras y otro personal médico llegando en autobuses [guaguas] a Matanzas. Pero era demasiado tarde: los meses de frustración contenida explotaron.
“Deberían estar pidiendo paz y diálogo, no sangre”, dijo Andy Ruiz, un manifestante en La Habana, en una entrevista. “Lo que vi hoy fue la gente que veía la libertad por primera vez”.
Adonis Milán, un director de teatro en La Habana, dijo que las condiciones extremas se volvieron demasiado difíciles de soportar.
“Ya no es un tema de libertad de expresión, es un tema de hambre”, dijo Milán. “La gente está yendo a la calle. Están pidiendo poner fin a este gobierno, al régimen de partido único, a la represión y a la miseria que hemos vivido a lo largo de 60 años”.
Unas horas más tarde, volvió a llamar, sollozando, diciendo que le habían cortado el acceso a internet, que las unidades antidisturbios estaban en las calles y que varios artistas habían sido detenidos después de pedir tiempo de emisión en la televisión nacional.
“Logré escapar”, dijo.