La disminución de la contaminación en Europa debido a regulaciones ambientales más estrictas durante toda la década llevando hasta el 2018 ayudó a reducir las muertes causadas por enfermedades cardíacas y pulmonares, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Alrededor de 60.000 personas menos murieron prematuramente debido a la contaminación por partículas finas en 2018, en comparación con 2009, según mostró la semana pasada el informe anual de la agencia sobre la calidad del aire en Europa. Durante esa década, las emisiones se desvincularon de la actividad económica, lo que significa que ahora hay menos emisiones por cada unidad de producto interno bruto generado cada año.
“Una mejor calidad del aire es una inversión para mejorar la salud y la productividad de todos los europeos”, dijo Hans Bruyninckx, director ejecutivo de la AEMA. “Las políticas y las acciones que son coherentes con la ambición de contaminación cero de Europa conducen a vidas más largas y más sanas y a sociedades más resistentes”.
Los contaminantes del aire emitidos por los sectores del transporte, la fabricación o la energía se asociaron con enfermedades cardiovasculares y respiratorias que causaron unas 417.000 muertes prematuras en 41 países europeos en 2018, según la agencia. Las emisiones de gases procedentes del transporte disminuyeron incluso cuando aumentó la demanda de movilidad, mientras que los progresos en la reducción de las emisiones de la construcción y la agricultura han sido lentos.
En 2018, sólo Estonia, Finlandia, Islandia e Irlanda tenían concentraciones de partículas finas inferiores a los valores de referencia más estrictos de la Organización Mundial de la Salud. Ocho países, entre ellos Italia y Polonia, superaron el valor límite de la Unión Europea para las partículas finas.
Los confinamientos implementados este año por varias naciones europeas para contener la propagación de la pandemia de coronavirus dieron lugar a importantes disminuciones de niveles de contaminación. Las estaciones de tráfico en España e Italia, que implementaron algunos de los cierres más estrictos, detectaron algunas de las reducciones más agudas, con emisiones de dióxido de nitrógeno que bajaron hasta un 70% en ciertas ciudades. Un modelo estadístico más completo utilizado por la AEMA estimó una reducción media de la contaminación de alrededor del 40% en España y alrededor del 35% en Italia.
Varios estudios científicos de los últimos meses han señalado los vínculos entre el coronavirus y la contaminación del aire. La mala calidad del aire puede causar enfermedades cardíacas y pulmonares que son factores de riesgo de muerte en pacientes con Covid-19. Por lo tanto, se espera que la exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica aumente la vulnerabilidad al virus, de la misma manera que estudios anteriores indicaron que la exposición a las partículas empeora el impacto de las enfermedades respiratorias, según el informe.