Ya van 21 reuniones entre las autoridades de salud de México y los familiares de niños con cáncer, pero la escasez de medicamentos no se soluciona. Por enésima vez, las familias bloquearon el martes el acceso al aeropuerto de Ciudad de México para exigir al Gobierno una solución al problema de fondo y amagaron con romper el diálogo. “No hay quimioterapias en Veracruz”, decían las pancartas. Un día después, el presidente Andrés Manuel López Obrador regañó al secretario de Salud, Jorge Alcocer. “Ya no hay excusa”, le espetó durante una visita al Estado de Colima.
La frustración del presidente es evidente ante una escasez que se ha agravado durante su sexenio. “Ya tenemos que terminar de resolver el problema del abasto, esto es para Juan Ferrer [titular de Instituto de Salud para el Bienestar], esto es para el doctor Alcocer. Ya no quiero escuchar de que faltan medicamentos”, declaró. “Por eso se abrió la posibilidad de comprar los medicamentos en el mundo, ya no hay excusa. Además, ya no se permite la corrupción que existía de que 10 distribuidoras acaparaban toda la compra que hacía el Gobierno (…)”.
Se trata, en gran parte, de una crisis provocada por el propio López Obrador. El mandatario llegó al poder prometiendo un fin a la corrupción. Para ello, cambió el modelo de compras de medicamentos. Las centralizó en la Secretaría de Hacienda y canceló el anterior esquema de distribución, que estaba concentrado en un puñado de empresas. Su Gobierno, además, abrió investigaciones a laboratorios Pisa, el mayor fabricante de medicamentos oncológicos de México, y la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) le cerró una planta de producción tras encontrar algunas irregularidades menores. El desabasto se volvió más serio.
Tras ese primer tropiezo, López Obrador le encargó la adquisición de medicamentos para este año a la UNOPS, una agencia de Naciones Unidas especializada en logística. La presentó como una garantía para solucionar el problema. Sin embargo, la licitación ha encadenado retraso tras retraso y un 49% de los medicamentos se ha quedado sin adjudicar, entre ellos, varias quimioterapias esenciales. De mayo a agosto, la plataforma Cero Desabasto registró 1.823 reportes de escasez, la mayor cifra para un cuatrimestre desde que empezó el conteo a principios de 2019 y un aumento del 113% respecto al periodo anterior.
Frente a los huecos dejados por la UNOPS, las autoridades federales han tenido que salir a comprar los medicamentos faltantes a toda prisa, por medio de adquisiciones directas. Sin embargo, la dinámica se repite: llega un lote de medicinas, se termina y vuelve el desabasto hasta que desembarca el nuevo paquete. Los padres de niños con cáncer afirman haber presentado más de 200 amparos ante tribunales de todo el país contra esta situación. “Estamos hartos de que dos o tres meses nos den los medicamentos, pero luego de nuevo el desabasto y no lo vamos a dejar crecer, aquí nos vamos a quedar hasta tener respuesta”, dijo Omar Hernández, vocero de los padres, en declaraciones recogidas por Animal Político.
Tras el regaño de López Obrador, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el responsable de las adquisiciones, ha reportado los resultados de la última reunión con los padres de niños con cáncer. Esta vez, el problema está en Veracruz. Las autoridades han asegurado que esta semana se distribuirán en el Estado varios miles de fármacos, como el metotrexato y la vincristina, dos de las quimioterapias más frecuentes. El paquete también incluye citarabina, “la cual ha presentado un nivel de producción bajo a nivel mundial”, ha señalado el Insabi.