En Gran Bretaña, la encuesta anual FT-Vitality Healthiest Workplaces, demostró que los trabajadores de mayor edad eran mucho más propensos a declarar haber bebido en exceso que sus compañeros más jóvenes. Esto refleja una tendencia generacional más amplia: el alcohol ya no es la «norma» para las generaciones más recientes, afirma Bobby Duffy, autor de The Generation Divide: Why We Can’t Agree and Why We Should.
La tendencia internacional también se ha visto reflejada en México: Un estudio de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2021 indica que el 33% de los adultos mayores de 50 años reportan un consumo excesivo de alcohol, con un aumento significativo durante la pandemia.
Este comportamiento se ha vuelto evidente en el contexto laboral, donde muchos sienten que el alcohol es un escape temporal de sus responsabilidades. Aunque este comportamiento se ha normalizado durante décadas, ahora hay un creciente reconocimiento de sus efectos negativos en la salud.
Por otro lado, los jóvenes de entre 18 y 34 años enfrentan un panorama diferente. Según el Informe sobre Salud Mental de la ONU de 2023, el 20% de los jóvenes mexicanos reportan síntomas de depresión. Las razones incluyen la incertidumbre económica, la presión social y el impacto de las redes sociales, que, aunque ofrecen una plataforma de conexión, también pueden intensificar la ansiedad y la inseguridad. Además, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó en 2023 que el 43% de los jóvenes se sienten deprimidos debido a la falta de oportunidades laborales y el estrés asociado con el cambio social.
Un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destaca que, si bien las empresas están empezando a implementar políticas de salud mental, muchos trabajadores jóvenes sienten que estas medidas son insuficientes. Según una encuesta de CIMAP en 2023, el 58% de los millennials y la Generación Z consideran que no hay suficiente apoyo emocional en sus lugares de trabajo.
Estos diversos estudios sugieren que las diferentes generaciones responden al estrés de maneras muy distintas: los de mediana edad se adormecen con vino y vodka, mientras que los jóvenes sucumben a la depresión. Los jóvenes de hoy, están más familiarizados con los problemas de salud mental que sus predecesores, gracias a una creciente franqueza y al intercambio de experiencias en redes sociales.
Se estima que, los jóvenes de hoy, han crecido en una época en la que hablar de problemas de salud mental se ha normalizado mucho más, por lo que no es sorprendente que se identifiquen abiertamente con esos problemas.
Parece, además, un enfoque más eficaz que intentar lidiar con el estrés a través del alcohol. Los trabajadores mayores han crecido en un mundo donde el alcohol está completamente normalizado y se utiliza para automedicarse o adormecer sentimientos difíciles. Puede que no hablen abiertamente de su salud mental o etiqueten sus sentimientos como ansiedad o depresión, pero no cabe duda de que el alcohol afecta la salud mental de las personas mayores de 40 años.
Pero no todo el apoyo a la salud mental es eficaz. Si bien los empresarios están más conscientes de cómo afecta la salud mental a la productividad y existen más iniciativas para respaldar a los empleados, gran parte de este apoyo se reduce a lo que se denomina «lavado de cara del bienestar, donde iniciativas como las sesiones de atención plena distraen de una elevada carga de trabajo, mala gestión y otros problemas estructurales.
Aunque las distintas generaciones afronten sus problemas de diferentes maneras, parece que los empresarios aún no han encontrado la forma adecuada de apoyarlas.