Empecemos con la respuesta de ChatGPT a nuestra última pregunta:
“Soy un modelo de lenguaje entrenado por OpenAI. Mi capacidad para responder preguntas de manera automática proviene de mi capacidad para comprender el lenguaje natural y utilizar esa comprensión para generar respuestas relevantes a las preguntas que me haces. Para hacer esto, me baso en mis conocimientos y en mis habilidades para razonar sobre la información que se me presenta.
Soy capaz de responder preguntas de manera automática porque he sido entrenado utilizando grandes cantidades de texto, lo que me ha permitido desarrollar una comprensión profunda del lenguaje y de cómo funciona. Esto me permite generar respuestas coherentes y relevantes a preguntas sobre una amplia variedad de temas.
En resumen, mi capacidad para responder preguntas de manera automática proviene de mi entrenamiento en lenguaje natural y de mis habilidades para comprender y razonar sobre la información que se me presenta.”
ChatGPT es el software de inteligencia artificial del que todo el mundo está hablando estos días, porque sería el mejor de todos. Fue lanzado por la organización OpenAI, la misma que creó el software de creación de imágenes DALL-E, y ha sido utilizado por un millón de usuarios en sólo cinco días.
A diferencia de algunos de sus predecesores, ChatGPT parece tomar partido y dar respuestas articuladas y contextualizadas a un nivel nunca antes alcanzado. De hecho, su tecnología se entrena en millones de artículos, libros, documentos y canciones. Y según muchos analistas, es el más avanzado de todos los que han aparecido hasta ahora.
Pero, ¿cuál será su uso en el futuro? Según muchos, podría suplantar a Google como servicio de búsqueda. Para otros, podría automatizar tareas hasta ahora realizadas por humanos, como la redacción de artículos periodísticos y ensayos. Marc Andreessen, fundador de Netscape, dijo una vez: “En el futuro, el mundo se dividirá entre los que le dirán a la IA lo que tiene que hacer y los que escucharán de la IA lo que tienen que hacer”.
Por supuesto, no faltan los peligros: como escribió Casey Newton, ChatGPT podría utilizarse para llevar a cabo “operaciones de propaganda, campañas de odio coordinadas, spam y un sinfín de actividades maliciosas, ya que permite generar variaciones de texto de forma rápida, gratuita y potencialmente infinita”.
ChatGPT es perfecto para responder a preguntas genéricas y generar nuevas ideas, pero a menudo da respuestas completamente erróneas. El reto de la Inteligencia Artificial no ha hecho más que empezar, y lo que vemos en las redes sociales y lo que podemos utilizar nosotros mismos son todavía sólo experimentos.
Experimentos que sirven, por un lado, para “entrenar” aún más a las máquinas, incorporando más datos y conversando con nosotros, los humanos. Por otro lado, sirven para familiarizarnos con tecnologías mucho más potentes que llegarán en los próximos años y poner a prueba nuestra reacción.
De ahí la pregunta: ¿quién está poniendo a prueba a quién?