Imaginemos por un instante varios cestos de separación para toda Latinoamérica. Imaginemos que cada país tuviera una correcta disposición de residuos y se hiciera responsable de sus propios desechos. Imaginemos no ser el cesto de nadie: que ningún país desarrollado nos tire su basura encima. Imaginemos por un instante un mundo comprometido, equitativo, justo, que no lucre, ni priorice sus intereses, sin pobreza, pero tampoco sin grandes riquezas.
Si ese mundo existiera, seguramente los residuos no generarían enfermedades en personas cercanas a basurales, no morirían personas tratando de comer de la basura, no estaríamos tirando residuos que podrían formar parte de la economía circular.
Los residuos son el lado oscuro de nuestra sociedad: lo que nadie quiere ver, lo que da igual, lo que se oculta y mejor taparlo que echarle luz. Sin embargo, la falta de toma de consciencia de acciones que llevamos adelante como humanidad, como la incorrecta gestión de los desechos, es una de las causas del calentamiento global. Si, así como se lee. Una de las causas del aumento de la temperatura de la tierra desde el periodo preindustrial hasta hoy es la mala gestión de la basura.
Esto se debe a la emisión de gases de efecto invernadero, en este caso el gas metano. La descomposición de los residuos y su mezcla (orgánicos, reciclables y no reciclables) termina contaminando aire, agua y tierra. Según el informe World-Wide Waste, muchos países se están convirtiendo exclusivamente en importadores de residuos, como México, o exclusivamente exportadores, como China.
Según “What A Waste Global Database” del Banco Mundial, el país que más residuos sólidos municipales produce es China, con 395 millones de toneladas al año; seguido de Estados Unidos, con 265 millones de toneladas al año. Entre 2018 y 2022, Ecuador importó ilegalmente 48,8 mil toneladas de basura plástica desde EE UU, informa Basura Cero Ecuador.
El informe del Banco Mundial, What a Waste 2.0, detalla que en Latinoamérica, el ranking de los que más residuos generan son: México (1,16 kilos per cápita, por día), Chile (1,15 kilos por día), Argentina (1,14 kilos por día), República Dominicana (1,08 kilos por día) y en quinto lugar, Brasil (1,04 kilos por día). Pero no quiero deprimirlos. Todo tiene solución. Al menos, creo que estamos a tiempo con estos consejos:
1. Tomar conciencia
Lo primero es preguntarnos a dónde se llevan mi basura. ¿Dónde van las toneladas diarias que generamos de manera excesiva? ¿Y el papel y el cartón que no reciclamos, esa bolsa de plástico que usamos un minuto? ¿Dónde van las toallitas descartables, el algodón, los pañales sucios, los restos de comida, como las lechugas rancias que no compostamos? ¿Y las pilas: dónde van esas pilas que no sabemos qué hacer con ellas?
Cuando salen de nuestra casa, la basura en general viaja en camión. No quiero spoilear, pero, en general, se entierran. Los lugares más comunes donde se disponen los residuos son basurales a cielo abierto. Luego siguen los rellenos sanitarios, es decir, lugares donde, con tecnología aplicada, se tratan de aminorar los efectos contaminantes que tiene la basura.
Un mapeo de basura en más de 1.800 ciudades de 164 países, realizado por científicos de todo el mundo, llamado Waste Atlas, estima que la generación de basura a nivel mundial alcanza 1.900 millones de toneladas por año, de las cuales el 70% termina en basurales y rellenos sanitarios y solo el 19% se recicla.
2. Repensar, separar y reciclar
El segundo paso es ser un analista de residuos. Preguntarte qué tiras, pero también qué consumes (aunque ese es otro tema). Y dependiendo de qué tiro, empezar a separarlo por categorías.
Vamos a empezar por tres cestos:
- Uno para los reciclables: cartón y papel, metales, ciertos plásticos limpios y secos y vidrio.
- Otro para el compost, proceso de transformación natural de los residuos orgánicos en abono para la tierra.
- El de descarte: es el no puede reciclarse, ni compostarse. Y el que logramos evitar ya que termina en basurales o rellenos sanitarios.
3. Identificar qué pasa en tu barrio
Lo tercero es ver si en tu ciudad existe un sistema de reciclado adecuado. En el mundo, según el Waste Atlas, se recicla el 19% de los residuos que se generan. Pero ese es un promedio. Hay países donde se recupera menos del 6% .
Entonces, hay que ver cuáles son los días, en general llamados “verdes”, para que puedas disponer todo lo reciclable, si existen los famosos puntos verdes, donde llevarlo, o sistemas comunitarios de compostaje. Lo ideal sería que en las tasas de los gobiernos locales se incluya el coste a la reciclabilidad. Es decir, que en los impuestos contemplen un ítem de fondos destinados a la gestión de reciclables por parte de cooperativas y centros de reciclado.
Si en tu distrito no hay una política pública de separación de residuos, seguramente haya recicladores, un eslabón fundamental de esta cadena. Según reportes de ONU Hábitat, más de 200 ciudades aumentaron sus tasas de reciclaje de 40% a 80% gracias a mecanismos de integración de recicladores. Por eso, lo recomendable, es buscar alguna cooperativa o cartoneros individuales con quienes entablar un lazo y así acercarles los reciclables.
Sí, ya sé. Seguro pienses qué pereza buscar dónde llevarlo, cuando debería ser una tarea del Gobierno local. Pero piensa que la vida es un boomerang. Yo creo que haces por el bien del planeta, vuelve a vos. Y si no sabes dónde llevarlo, existen iniciativas digitales que te facilitan esos pasos, como Mapa Trash, por ahora solo en Argentina, que es un mapa interactivo que reúne información geolocalizada y con vistas satelitales de basurales a cielo abierto, rellenos sanitarios, plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos y cooperativas de reciclado. También está el Mapa Federal de Reciclado que permite visibilizar la cadena de valor del reciclado y busca fortalecer la Gestión Integral e Inclusiva de Residuos Sólidos Urbanos (GIIRSU) en ese mismo país.
4. Reducir y reutilizar
Otro punto indispensable es repensar la industria y nuestros modelos de consumo. A partir de reportes de Break Free From Plastic (BFFP), ONG global que imagina un futuro libre de contaminación plástica, son multinacionales conocidas a nivel mundial quienes lideran los récords de contaminación plástica. Por eso, es de suma importancia tratar de evitar los descartables y el uso excesivo de plásticos. Es clave promover la reutilización, los productos que reducen la generación de desechos, los sistemas de reciclabilidad y apoyar pequeños proyectos que trabajen con descartes que la industria desecha.
5. Reclamar derechos
La última clave es contar con leyes acordes al planeta que necesitamos. En América Latina, encontramos varias disparidades en este aspecto. Según reportes de ONU Hábitat, tan sólo en Argentina se recicla el 6%, un número muy bajo. El país mejor ubicado es Colombia con el puesto 22 por tener un gran avance en materia legislativa y también del sector reciclador. Allí, por ejemplo, es obligatorio tener más de un cesto de residuos en espacios e instituciones públicas o masivas. Mientras que en Argentina, aún se está dando batalla con la ley de envases: una norma con inclusión social que busca fomentar los materiales reciclables y biodegradables, los sistemas de retornabilidad y la formalidad del trabajo en el sector cartonero.
Otra legislación pendiente en varios países es la prohibición de plásticos de un solo uso. En ese sentido, se está trabajando con representantes de 160 países en el Tratado Global sobre Plásticos que busca luchar contra la contaminación plástica de cara al 2024. Y así evitar una alerta más que preocupante: que para 2050 no haya más plásticos que peces en el mar.
Por último, en el imaginario latino es muy fuerte la idea de que la basura se quema. Algo que aún sucede en algunos puntos de la región. “Basura cero es la conservación de la naturaleza mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsables de productos, envases y materiales sin quemarlos y sin descargarlos al suelo, al agua o al aire, para que no amenacen el medio ambiente ni la salud humana”, recuerda la Alianza Global por Alternativas a la Incineración, GAIA, una red de grupos de base y alianzas nacionales y regionales que representan a más de 1000 organizaciones de 92 países.
Entonces, si la basura es un problema mundial, qué podemos hacer como humanidad para hacernos cargo del problema. ¿Qué deberían hacer todos los actores implicados (municipios, gobiernos provinciales y nacionales, organismos internacionales, empresas, industrias, población en general)? ¿Cómo hacemos para generar menos y reciclar más? ¿Es posible un mundo de basura cero? Si, lo sé. Son muchas preguntas. No sé si existen todas las respuestas o cuáles son. Pero hay algo de lo que estoy segura: el cambio empieza por vos.