Mientras la mayoría del mundo sigue luchando contra la pandemia, China está demostrando una vez más que es posible un rápido repunte económico cuando el virus está firmemente controlado.
Las exportaciones se dispararon y gobiernos locales se dedicaron a una avalancha de proyectos de construcción alimentados por la deuda. Incluso el gasto de los consumidores se está recuperando finalmente.
La economía china creció un 4,9% en el trimestre de julio a septiembre, en comparación con los mismos meses del año pasado, según anunció el lunes la Oficina Nacional de Estadísticas del país. El sólido desempeño hace que China casi vuelva al ritmo de crecimiento de aproximadamente el 6 por ciento que registraba antes de la pandemia.
Muchas de las principales economías del mundo han salido rápidamente de las contracciones de la primavera pasada, cuando las cuarentenas provocaron una caída abrupta de la producción. Pero China es la primera en reportar un crecimiento que sobrepasa significativamente el de esta época del año pasado. Se espera que los Estados Unidos y otras naciones también informen de un aumento en el tercer trimestre.
La ventaja de China podría ampliarse aún más en los próximos meses. Ya casi no tiene transmisión local del virus, mientras que los Estados Unidos y Europa se enfrentan a una segunda ola.
La vigorosa expansión de la economía china significa que está lista para dominar el crecimiento global, representando al menos el 30 por ciento del crecimiento económico mundial este año y en los años por venir, dijo Justin Lin Yifu, consejero de gabinete y decano honorario de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Pekín, en una reciente conferencia de prensa del gobierno en Beijing.
Las empresas chinas están representando una mayor proporción de las exportaciones mundiales, fabricando productos electrónicos de consumo, equipos de protección personal y otros bienes de gran demanda durante la pandemia. Al mismo tiempo, China está comprando ahora más hierro de Brasil, más maíz y cerdo de los Estados Unidos y más aceite de palma de Malasia. Esto ha revertido en parte la caída en picada de los precios de los productos básicos en la primavera pasada y ha suavizado el impacto de la pandemia en algunas industrias.
No obstante, la recuperación de China ha contribuido menos a ayudar al resto del mundo que en el pasado porque sus importaciones no han aumentado ni de lejos tanto como sus exportaciones. Este patrón ha creado puestos de trabajo en China, pero ha frenado el crecimiento en otros lugares.
La recuperación económica de China también ha dependido durante meses de enormes inversiones en autopistas, líneas de tren de alta velocidad y otras infraestructuras. Y en las últimas semanas, el país ha visto el comienzo de una recuperación del consumo interno.
Los ciudadanos acomodados y la gente que vivía en las provincias costeras orientadas a la exportación fueron los primeros en empezar a gastar dinero de nuevo. Pero la actividad se está reanudando ahora incluso en lugares como Wuhan, la ciudad central china donde el nuevo coronavirus surgió por primera vez.
El crecimiento económico de China en los últimos tres meses fue ligeramente inferior a las previsiones de los economistas de entre el 5,2 y el 5,5 por ciento. Pero el rendimiento fue lo suficientemente fuerte como para que los mercados de valores de Shanghái, Shenzhen y Hong Kong subieran el lunes por la mañana.
La creciente recuperación del país también se puede ver en las estadísticas económicas sólo para septiembre, que también se publicaron el lunes. Las ventas al por menor subieron un 3,3 por ciento el mes pasado en comparación con el año anterior, mientras que la producción aumentó un 6,9 por ciento.
El modelo de China para restaurar el crecimiento puede ser efectivo, pero puede no ser atractivo para otros países.
Decididos a mantener la transmisión local del virus en o cerca de cero, funcionarios de salud chinos ha recurrido al seguimiento exhaustivo de su población mediante rastreo de celulares, cuarentenas en barrios, localidades y ciudades durante semanas y a costosas pruebas masivas en respuesta incluso a los brotes más pequeños.
El repunte de China también tiene algunas debilidades, en particular un salto en el crédito general este año por un monto equivalente a un tercio de la producción total de la economía. Gran parte del crédito adicional consiste en préstamos de los gobiernos locales y las empresas estatales para pagar las nuevas infraestructuras, o en hipotecas contraídas por los hogares y las empresas para pagar los apartamentos y los nuevos edificios.
El gobierno es consciente del riesgo de dejar que la deuda se acumule rápidamente. Pero controlar el crédito nuevo perjudicaría la actividad inmobiliaria, un sector que representa hasta un cuarto de la economía.
Otro riesgo para la recuperación de China es su gran dependencia de las exportaciones. El aumento de las exportaciones en los últimos tres meses, junto con la disminución de los precios de las importaciones de productos básicos, ha representado una parte considerable del crecimiento económico. Las exportaciones siguen representando más del 17% de la economía de ese país, más del doble de la proporción que representan en la economía estadounidense.
Los líderes de China reconocen que las exportaciones del país son cada vez más vulnerables a las tensiones geopolíticas, incluyendo las medidas de la administración Trump. Los cambios en la demanda mundial también podrían amenazar las exportaciones, ya que la pandemia golpea a las economías de ultramar.
Xi Jinping, el presidente chino, ha hecho cada vez más hincapié en la autosuficiencia, estrategia que exige la expansión de las industrias de servicios y la innovación en el sector manufacturero, así como permitir que los residentes gasten más.
“Tenemos que hacer de los consumidores el pilar”, dijo Qiu Baoxing, un asesor del gabinete también es un ex viceministro de vivienda durante una conferencia de prensa en Beijing. “Al centrarnos en la circulación nacional, estamos realmente mejorando nuestra propia resistencia.”
Pero potenciar a los consumidores ha sido durante mucho tiempo un desafío en China. En circunstancias normales, la mayoría de los chinos se ven obligados a ahorrar para la educación, la atención de la salud y la jubilación debido a la debilidad de la red de seguridad social. La desaceleración económica, y la pandemia, han supuesto la pérdida de puestos de trabajo, lo que agrava el problema, en particular para los trabajadores de bajos ingresos y los residentes rurales.
El enfoque de Beijing para ayudar a los chinos corrientes durante la desaceleración ha sido proporcionar a las empresas devoluciones de impuestos y grandes préstamos de los bancos estatales, de modo que las empresas no tengan que despedir a los trabajadores. Sin embargo, algunos economistas sostienen que Beijing debería, en cambio, repartir cupones o cheques para ayudar más directamente a los ciudadanos más pobres del país.
Millones de trabajadores migrantes chinos soportaron por lo menos un mes o dos de desempleo en la primavera, ya que las fábricas tardaron en reabrir después de la epidemia. Los jóvenes chinos se vieron obligados a recurrir a sus ahorros para comer o a aceptar segundos trabajos para compensar los salarios reducidos.
Sin embargo los economistas del gobierno chino son cautelosos a la hora de proporcionar pagos directos a los consumidores. Dicen que las prioridades del gobierno son el crecimiento impulsado por la inversión y las medidas para mejorar la productividad y la calidad de vida, como la excavación de nuevos sistemas de alcantarillado o la adición de ascensores a tres millones de torres de apartamentos más antiguas que carecen de ellos.
“Hemos visto muchas sugerencias para aumentar el consumo, pero el quid de la cuestión es enriquecer primero a la gente”, dijo Yao Jingyuan, execonomista jefe de la Oficina Nacional de Estadística que ahora es investigador de políticas del gabinete.
Los gobiernos occidentales han experimentado con cheques de desempleo, pagos únicos e incluso comidas subvencionadas en restaurantes. Estos pagos han tenido como objetivo ayudar a las familias a mantener un nivel de vida mínimo durante la pandemia, lo que a su vez ha alimentado la demanda de importaciones de China.
La ampliación del superávit comercial – en el que el aumento de las exportaciones superó el crecimiento de las importaciones – representó 0,6 puntos porcentuales del 4,9 por ciento de crecimiento económico, dijo un funcionario el lunes. El consumo y la inversión en China representaron el resto.
“En general, la economía de China fue impulsada principalmente por la demanda interna”, dijo Liu Aihua, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas, en una conferencia de prensa en Pekín.