La boxeadora Esmeralda Falcón necesitaba viajar a la India para una competencia. El problema es que en su federación le dijeron que no había recursos. Tampoco en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). Lo que tuvo que hacer, como último remedio, fue subastar el uniforme que usó durante los Juegos Olímpicos. “Te entrego una parte de mi sueño, cuídalo mucho”, escribió en una carta al comprador en marzo pasado. Las ciclistas mexicanas se quedaron sin recursos para competir en un campeonato mundial en Canadá por un conflicto de instituciones y el equipo de tenis de mesa se quedó sin participar en los Juegos Centroamericanos porque sus federativos olvidaron inscribirlos. Así vive el deporte atrapado en una espiral de crisis que no tiene fin.
Desde 1968, las autoridades mexicanas han deseado ser una potencia deportiva. Es, claro, un anhelo que no han terminado por conseguir. El mejor parámetro son los Juegos Olímpicos, donde el país nunca ha ganado más de 10 medallas olímpicas en una sola edición, pese a tener una población que hoy suma más de 126 millones de habitantes. “La estructura del deporte en México está marchita. Es como si metieras en un caballito de tequila una flor marchita ya no va a florecer. Necesita una reestructuración urgente. Hemos visto que la Conade no es una institución que funcione, quizá en el papel sí se ve bonita, pero en la práctica no”, considera Samuel Estrada, especialista en deporte.
La Conade, que guía los recursos públicos hacia el deporte, está presidida por Ana Guevara, exmedallista olímpica de atletismo. Se retiró en 2008 debido a una lucha con su federación a la que había acusado de corrupción y de ineptitud. “Me voy porque estoy asqueada del sistema”, dijo. Su gestión arrancó desde 2018, con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “En el drama de Guevara como deportista se explica el drama de los deportistas de ahora con ella al frente de la Conade. Porque lo que están viviendo los deportistas es justamente lo que ella vivió. Se dio cuenta de que es muchísimo más fácil pasarse del lado oscuro a tratar de recomponer este sistema deportivo mexicano podrido, el cual no importa quién esté al frente nunca va a mejorar”, comenta Beatriz Pereyra, una periodista de investigación.
“Para fortuna de México, el sistema deportivo tiene un andamiaje de años. Tengan poco o mucho los deportistas, funciona y da resultados. Paradójicamente, a pesar de la ineficacia, del mal manejo, el sistema deportivo funciona. Sin embargo, esos resultados son los mismos de siempre, no hay un salto de calidad que permita decir que este sexenio, con el Gobierno de izquierda, el deporte mejoró. Se ha sostenido y, en otros casos, hemos tenido retrocesos graves”, opina Pereyra, quien ha publicado una serie de reportajes en la revista Proceso donde ha desvelado la red de triangulación de recursos entre la Conade y federaciones como la de taekwondo o la de voleibol. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades por 377 millones de pesos en el ejercicio del gasto público en 2020. “La de Guevara es la peor gestión del deporte. Esto no tiene remedio. No importa a quién pongas ahí… Hay tanto dinero y es muy fácil robárselo”, considera Pereyra. Con Guevara también desapareció un fideicomiso utilizado para las becas de los deportistas.
Otro revés ha sido el actuar de cada una de las federaciones. El caso más sonado es el de Kiril Todorv, al frente de las disciplinas acuáticas, quien está acusado por la Fiscalía de apropiarse 155 millones de pesos. Los deportistas se han quedado sin apoyo local, pero han recibido el respaldo de la internacional World Aquatics.
El último y más sonado caso de carencias entre los deportistas mexicanos ha sido el de las representantes de natación artística que, para poder costear su reciente viaje al Mundial en Egipto, vendieron trajes de baño y toallas conmemorativas. Sin becas por parte de la Conade, ni forma de cómo pagar el vuelo, las nadadoras recibieron el apoyo de la Fundación Telmex, del magnate Carlos Slim y ganaron tres oros y un bronce en la última semana. “Por mí que vendan calzones o Tupperware, pero las atletas de nado artístico son deudoras. Les hemos dado 40 millones de pesos y no los han justificado”, comentó Guevara a W Radio en una entrevistas este miércoles. “Es una obligación [del Gobierno], por supuesto, y es una pena de nuestra parte tener que estarlo haciendo [pedir apoyo] porque presupuesto hay, pero son las situaciones políticas las que nos tienen en medio de esto”, contó la nadadora Nuria Diosdado a su llegada a México.
“Los que estemos al frente de una responsabilidad debemos ser facilitadores para los deportistas. Les pedimos resultados buenos, pero no les dan competencias. Para las nadadoras era importante medirse internacionalmente. Debe ser importante trabajar todas las instituciones por lo mismo”, dice Fernando Platas, exclavadista olímpico. Samuel Estrada, quien convive de cerca con deportistas de alto rendimiento, cuenta que sus preocupaciones paran por lo económico. “Los mexicanos viven con constante incertidumbre. No tienen para trasladarse o para pagar un nutriólogo”, agrega.
La vista está puesta en las próximas competiciones: en junio habrá Centroamericanos, en octubre Panamericanos y el siguiente año, los Olímpicos. México aún tiene problemas para solventar sus gastos y esperar que, por puro tesón, sus atletas puedan triunfar pese al sistema.