Un suplemento dietético que consumen los aficionados al ejercicio (y los videojuegos) podría ser la clave para una vida más larga y sana, según sugiere un nuevo estudio realizado con ratones, monos y gusanos. Investigadores descubrieron que una dosis diaria elevada de taurina, un aminoácido que suele añadirse a las bebidas energéticas, y presente de manera natural en diversos alimentos, ayudó a retrasar la muerte y a mitigar los estragos biológicos del envejecimiento.
La fuerza, la memoria y el metabolismo mejoraron en los animales de laboratorio, según el nuevo estudio, publicado el jueves en la revista Science. La inflamación y los daños en el ADN se mantuvieron a raya. Los ratones de mediana edad que tomaron con frecuencia suplementos de taurina vivieron considerablemente más que los que no los tomaron.
“Aquí hay algo, y si funciona para los humanos va a ser fantástico”, afirmó Nir Barzilai, director del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de la Facultad de Medicina Albert Einstein, quien no participó en el estudio pero comentó el estudio de sus compañeros.
Sin embargo, Barzilai y otros investigadores especialistas en la longevidad advirtieron del peligro de considerar la taurina como un elixir mágico para alargar la vida. Afirmaron que las personas debían consumir el suplemento con prudencia, sobre todo si se trataba de dosis elevadas similares a las administradas a ratones y monos.
La taurina —un nutriente producido por el organismo y obtenido de alimentos de origen animal como los crustáceos y el pavo— tiene un largo historial de inocuidad, señalaron. Pero cuando se ingiere en grandes cantidades puede causar problemas digestivos, sobrecarga renal e interacciones con medicamentos que podrían resultar perjudiciales.
Todavía no se ha demostrado su eficacia para promover un envejecimiento saludable en las personas, y otros fármacos antienvejecimiento que en su día se mostraron prometedores en ratones y monos no siempre han dado buenos resultados en las pruebas con humanos.
Un pequeño ensayo clínico realizado en Brasil descubrió que cuatro meses de suplementos de taurina en dosis bajas tenían efectos antioxidantes positivos en mujeres mayores, sin que presentaran problemas de toxicidad. Sin embargo, según los investigadores, se necesitan estudios más amplios y prolongados para evaluar la eficacia de otras dosis de taurina.
Los estudios en humanos sobre la suplementación con taurina por lo general se han hecho con dosis bajas, habitualmente en torno a 1,5 gramos al día. A los ratones y monos del nuevo estudio se les administró una dosis equivalente a entre 3 y 6 gramos diarios para humanos, un nivel considerado seguro por las autoridades europeas, pero que se encuentra en el extremo superior del rango.
“La conclusión es que hay que hacer ensayos clínicos”, afirmó Vijay Yadav, investigador sobre longevidad del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, quien dirigió el estudio.
La taurina recibió su nombre en la década de 1820 de la palabra latina taurus, que significa toro, después de que científicos alemanes aislaran por primera vez el aminoácido a partir de la bilis de un buey.
Sin embargo, Yadav no sabía nada de la taurina hasta hace una década, cuando descubrió que el suplemento ayudaba a promover el desarrollo óseo en ratones jóvenes nacidos de madres con deficiencias vitamínicas.
Los estudios en humanos ya habían relacionado los niveles bajos de taurina con un mal rendimiento cognitivo, función muscular y salud cardiaca. Algunas investigaciones también apuntan a que la taurina es la base de la extraordinaria longevidad de los habitantes de la isla japonesa de Okinawa.
Pero sigue sin estar claro si la deficiencia de taurina es un factor de envejecimiento o simplemente un subproducto del proceso de envejecimiento.
Yadav, junto con sus colegas del Instituto Nacional de Inmunología de Nueva Delhi, midió inicialmente los niveles de taurina en la sangre de las personas y descubrió un descenso constante con la edad. En personas de 60 años, los niveles de taurina eran aproximadamente un tercio de los niveles presentes en los niños pequeños.
Luego, su equipo administró altas dosis de suplementos de taurina a ratones y monos Rhesus de mediana edad y comparó sus resultados de salud con los de animales que no recibieron el refuerzo de aminoácidos. Seis meses de tratamiento bastaron para observar mejoras en la densidad ósea, el metabolismo del azúcar y la función inmunitaria en los monos, mientras que los ratones mostraron estos beneficios y más.
Los ratones no subieron tanto de peso, tuvieron músculos más fuertes, exhibieron menos ansiedad y mostraron múltiples mejoras a nivel celular, incluida una reducción del número de las llamadas “células zombi” (células viejas que dejan de dividirse pero siguen causando estragos en los tejidos vecinos). La taurina también aumentó la esperanza media de vida de los ratones en 12 por ciento en las hembras y 10 por ciento en los machos. El suplemento tuvo un efecto similar en la longevidad de los gusanos.
Los investigadores también hallaron pruebas del potencial antienvejecimiento de la taurina en las personas al analizar dos conjuntos de datos. Uno de ellos, en el que participaron casi 12.000 personas de mediana edad residentes en el este de Inglaterra, mostró una relación entre los bajos niveles de taurina y enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión. El otro, en el que participaron atletas alemanes, reveló que el ejercicio de alta intensidad podía aumentar de manera natural los niveles de taurina, lo que quizá explique algunos de los beneficios antienvejecimiento que aporta la actividad física.
Aún no está claro qué hace la taurina en el organismo. Los experimentos con ratones y gusanos apuntan a que la taurina desempeña un papel en el mantenimiento de la salud de las mitocondrias, que son las fábricas productoras de energía dentro de cada célula. Pero se necesita más investigación, señaló Christy Carter, administradora científica sanitaria del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. “No estamos seguros de cómo funciona”, afirmó.
Es poco probable que los aficionados al biohacking y los buscadores de longevidad esperen la llegada de esos conocimientos científicos antes de comenzar a añadir taurina a sus pilas de suplementos.
“Este artículo es muy completo y convincente”, opinó Nick Engerer, fundador del blog Longevity Blog, con sede en Byron Bay, Australia. “Esto convierte a la taurina en un contendiente principal para algo que podrías probar en casa para tu propia longevidad”.
Sin embargo, la mayoría de los médicos y científicos especializados en longevidad instaron a la gente a no consumir tantas bebidas energéticas ni añadir taurina en polvo a los licuados de proteína hasta que se disponga de más datos bien controlados en humanos. “Constantemente le digo a la gente: No tomes ninguna decisión hasta que hagamos los ensayos clínicos”, afirmó James Kirkland, geriatra de la Clínica Mayo, que dirige estudios antienvejecimiento con otros compuestos.
David Sinclair, investigador de longevidad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, está más abierto a la autoexperimentación fuera de un protocolo de prueba. En su pódcast y en su libro de 2019, habla regularmente sobre su propio cóctel de suplementos antienvejecimiento.
Sinclair contó que ya antes había incursionado un poco con la taurina. Pero basándose en el nuevo artículo, dijo que probablemente agregará altas dosis de taurina a su régimen, con análisis de sangre regulares para detectar posibles efectos secundarios. “En realidad, mi sincera preocupación es que la gente se limite a consumirla y no monitoree su cuerpo”, dijo.
Yadav, por su parte, se negó a decir si toma suplementos de taurina. “No quiero influir”, dijo.