Comprar Deer Park lució como una buena decisión. La refinería fue adquirida relativamente barata y a decir de los primeros datos que arroja, es rentable. Aunque, curiosamente, ahora deja mucho menos dinero que cuando la tomó Pemex hace menos de dos años.
Atención, que deje ganancias es una gran noticia para los negocios que hace la petrolera cuando se trata de gasolina y otros derivados del crudo.
Durante el presente sexenio, la administración no ha logrado que Pemex Transformación Industrial revierta sus pérdidas; esta división engloba refinerías y plantas petroquímicas mexicanas.
Pero Deer Park no está dentro de México y no la incluyen en esa subsidiaria, al menos en los estados financieros de la empresa productiva del Estado.
Desde hace un año, la petrolera nacional empezó a divulgar cómo le va específicamente con el negocio de ese gran complejo instalado muy cerca de Houston.
¿Qué dicen los datos?
En los primeros seis meses de 2022, Deer Park cobró 135 mil 919 millones de pesos, de acuerdo con reportes financieros. En el primer semestre de 2023, 88 mil 119 millones de pesos. Es una caída en ventas del 54 por ciento en el primer año administrado por Pemex.
Una baja tan contundente llama la atención. Ojo, aquí no hay opinión. No hay otros datos, son los que entrega al presidente Andrés Manuel López Obrador el equipo que él instaló en Pemex.
Las ganancias cayeron consecuentemente. La utilidad neta de Deer Park bajó de 18 mil 258 millones en junio de 2022, a 7 mil 007 millones de pesos en junio de 2023. Afortunadamente, los datos siguen en números negros, pero incluso en términos relativos la tendencia es preocupante. Por cada 100 dólares que cobró durante la primera mitad del año pasado, 13.40 entraron libres de polvo y paja a la empresa. En este 2023, apenas 8 dólares de cada 100 son utilidades netas. Hasta aquí los datos duros.
Recuerden el contexto. Hasta 2021, Pemex compartió con Shell la propiedad de la ahora popular refinería texana. En enero de 2022 la empresa mexicana concretó la compra del resto de las acciones de esa fábrica de combustibles.
Algunos detalles fueron menos difundidos. Entre ellos, que Pemex compró solamente las actividades de refinación, pero no la infraestructura de producción de químicos que quedaron bajo el control de la compañía europea.
Tiene sentido. Amenazada con castigos económicos, Shell está presionada por autoridades de Países Bajos y de Reino Unido para reducir sus emisiones de carbono, por lo que sus directivos optaron por deshacerse de sus activos más contaminantes, entre ellos, refinerías.
Pero protegiendo los intereses de sus accionistas, ha conservado el negocio que tiene más proyección y futuro, que es el de las materias primas para hacer plásticos. Es una larga lista de derivados que salen, entre otros lados, del complejo petroquímico aledaño a la refinería texana de Pemex.
¿Y el incendio de Deer Park?
Según documentos de Pemex, el volumen de producción y ventas en Deer Park no disminuyó más del 7 por ciento en un año. Pero dos fenómenos fuera del control de la empresa estatal coincidieron, en tiempo, con la caída en ventas de Deer Park.
El más ruidoso fue el incendio suscitado en mayo de este año justamente en esas instalaciones. Públicamente, Pemex negó en ese momento un impacto en su refinería y aclaró que el percance afectó solamente el lado del predio correspondiente a su “vecina” petroquímica. En teoría, esa circunstancia no afectó su negocio.
Otro asunto a revisar es el tipo de cambio. El precio de la gasolina en Estados Unidos casi no cambió durante los últimos 12 meses, pero el dólar sí se depreció 15 por ciento frente al peso, por lo que Deer Park de Pemex cobró menos pesos por cada litro de gasolina que envió a México.
Si el incendio o el tipo de cambio afectaron de algún modo los resultados de Deer Park, es algo que aún está por revelarse. La caída en sus resultados a partir de que Pemex tomó el control merece una revisión.