En plena recuperación tras la crisis económica del coronavirus, el encarecimiento de los alimentos y de la electricidad en México han impulsado la escalada muy por encima del objetivo del Banco de México establecida al 3%.
El índice subió un 0,69% respecto a la segunda mitad de octubre, el mayor incremento en cuatro años para este periodo. Dentro de esta cifra, la inflación subyacente presentó un aumento del 0,15% quincenal y de un 5,53% anual, la mayor desde abril de 2009. Mientras, la no subyacente, que incluye productos más volátiles como los combustibles, subió un 2,29% quincenal y un 11,68% anual.
Por tipo de productos, dentro del componente no subyacente, los energéticos presentaron la mayor variación anual, con un aumento del 15,2% respecto a noviembre de hace un año, seguidos por las frutas y verduras, con una subida del 13,3%. En la parte subyacente, la que toma en cuenta el Banco de México para sus decisiones de tasas de interés, las mercancías subieron un 7% y los servicios, un 3,8%.
En la primera mitad de noviembre, los productos que mayor impacto tuvieron sobre la inflación fueron la electricidad, con un aumento quincenal del 24% —el Inegi apunta a la conclusión de los subsidios públicos para apoyar las tarifas eléctricas durante la temporada de verano en varias ciudades del norte del país—, y el tomate verde, con una subida del 42%.
La inflación se ha convertido en un fenómeno mundial en plena recuperación pos pandémica. Durante 2020, con los confinamientos y la reducción de la movilidad por el coronavirus, los precios de los energéticos se desplomaron. La reapertura económica, aunada a los problemas de transporte marítimo y a la escasez de ciertos productos, ha impulsado los precios al alza. Estados Unidos, principal socio comercial de México, registró un amento del 6,2% en octubre, el peor dato en 30 años.
La subida de precios ya es un tema de conversación nacional. “Hay una crisis pos pandemia que se está manifestando en todos los países. Nosotros tenemos una inflación igual a la de Estados Unidos (…). Afortunadamente, vamos logrando estabilizar los precios”, ha dicho este miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador, pese al histórico dato de inflación de noviembre. Para combatir la escalada del gas LP, uno de los productos que más se han encarecido, el Gobierno empezó a vender cilindros de este combustible en la alcaldía de Iztapalapa, en Ciudad de México, una medida cuya efectividad los expertos han cuestionado.
El Banco de México, que monitorea de cerca el aumento de precios, lleva varios meses subiendo las tasas de interés para tratar de contener el fenómeno, sin mucho éxito por el momento. En noviembre, la institución elevó las tasas de interés al 5%. “Las expectativas de inflación general y subyacente para 2021, los próximos 12 meses y 2022 volvieron a incrementarse, mientras que las de largo plazo se han mantenido estables en niveles superiores a la meta”, argumentó el Banco en su decisión.
El aumento sostenido de los precios coincide con el revuelo creado en torno al nombramiento del nuevo gobernador del banco central. El presidente propuso en verano al exsecretario de Hacienda Arturo Herrera para el cargo. Sin embargo, después de cinco meses de dilación, este miércoles López Obrador ha anunciado que había cambiado de opinión y ha nominado a la subsecretaria de Egresos, Victoria Rodríguez Ceja.