El Banco de México (Banxico) ha tomado decisiones agresivas contra la inflación en el país. Con 10 subidas consecutivas en poco más de un año para dejar el listón en el 8.5%, récord histórico. Las consecuencias, además de una previsible caída de la actividad económica, ha sido una crecida de los costes de la deuda: un 30% más que el año pasado, según las previsiones del Gobierno presentadas la semana pasada en el proyecto de presupuestos para 2023.
El aumento obligará a tirar de déficit, que crecerá más de medio punto según el mismo proyecto, y así cuadrar las cuentas de uno de los presupuestos más extensos de los últimos años, con los que Andrés Manuel López Obrador pretende recuperar el ritmo del gasto social después de la pandemia. El propio presidente salió al paso el fin de semana pasado culpando de la coyuntura a los gobiernos anteriores: “En crisis decidieron salvar, rescatar las pérdidas de los bancos y las pérdidas de las grandes empresas y convirtieron las deudas de ellos en deuda pública”.
Pese al reproche del presidente, en el esbozo de los presupuestos no aparece una subida del monto de la deuda pública, que se mantiene en el límite del 50% del PIB. Lo que crece es el coste financiero de esa deuda. Es decir, los intereses y comisiones que debe pagar el Gobierno federal y las empresas públicas como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Para amortiguar el golpe, la secretaría de Hacienda prevé que el déficit suba en 215.000 millones de pesos respecto a lo aprobado en 2022, hasta llegar un 3.6% del PIB.
Las estimaciones concretas del comportamiento bursátil de los títulos de deuda son también elocuentes. Las posiciones extranjeras en deuda mexicana a corto plazo —los llamados Cetes— se encarecerán notablemente. En los papeles a 28 días, la tasa subirá casi el doble hasta el 8,9%. Otro indicador es la comparación del peso del coste financiero de la deuda en relación con otras partidas. Este mismo verano, el apartado dedicado al pago de intereses supera al previsto para el gasto público.
El Gobierno pretende precisamente aumentar el techo de gasto para el año que viene. El proyecto de presupuesto presentado este jueves ante la Cámara de Diputados contempla un desembolso total de 8,3 billones de pesos, un 11% más en términos reales que lo aprobado para este año. La política social se llevará casi la mitad, 3,9 billones de pesos, un aumento del 9%. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, definió el paquete como “equilibrado, responsable y realista” durante la presentación. La Cámara de Diputados, donde el Gobierno cuenta con mayoría, debe aprobar el presupuesto a más tardar el 15 de noviembre.