México es el mayor importador de basura plástica en América Latina y principal destino de la que genera y exporta Estados Unidos. El movimiento hacia México de residuos plásticos —que pueden tardar cientos de años en degradarse— no es nuevo, según las estadísticas oficiales existentes. Sin embargo, los envíos se duplicaron entre 2020 y 2022 hasta las 167.548 toneladas, aun después de implementar un convenio internacional para regular el comercio transfronterizo de este material.
Esa es una de las principales conclusiones del mapa estadístico digital que desarrollan las agrupaciones reunidas en la plataforma ambientalista GAIA en el proyecto Colonialismo de la basura plástica y su utilización como combustible en México, que reúne por primera vez y en un solo sitio web las cifras existentes sobre el movimiento transfronterizo de residuos plásticos en el país en un contexto de vacío de información sobre el tema.
Las organizaciones e investigadores consultados coincidieron en que la obtención de información confiable que permita tener un panorama claro sobre este tema no es sencillo. Además, aseguran que las autoridades mexicanas en materia ambiental carecen incluso de datos más allá de las cifras económicas. “Ni la Semarnat [Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales] ni la Profepa [Procuraduría Federal de Protección al Ambiente] cuentan con información relacionada con el movimiento de residuos plásticos, por lo que no hay certeza de la peligrosidad, ni el destino final de desechos, una vez que entran al país”, dice Marisa Jacott, directora de Fronteras Comunes, una de las organizaciones autoras del proyecto.
Para Alethia Vázquez, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco experta en residuos urbanos, en el tema de plásticos hay muchos huecos. “Nos faltan datos. No sabemos, por ejemplo, cuánto se recicla en México, podemos saber qué se importa, lo que se registra oficialmente, pero hay mucha importación ilegal”, dice la experta, quien ha coordinado el primer Inventario Nacional de Plásticos en México. La iniciativa fue un encargo del Gobierno federal con recursos de Naciones Unidas.
El “colonialismo de residuos”, en evidencia
Con base en la información del SIAVI, el principal banco de información arancelaria de México —que dejó de actualizarse en 2022— las importaciones de residuos plásticos provenientes de Estados Unidos, bajo la fracción arancelaria 3915, pasaron de 73.534 toneladas en 2019 a 167.548 toneladas en 2021. Los residuos del principal socio comercial mexicano representan 95% del total de basura plástica que llega al país. Además, según esos datos, el país también recibió basura plástica en 2021 de Italia (1771 toneladas), Guatemala (1356), Alemania (993) y Austria (733).
Las organizaciones medioambientales observadoras de este fenómeno lo han denominado “colonialismo de la basura plástica”, el cual se observa en exportaciones de Estados Unidos a América Latina, y de Europa al Sudeste asiático. “Es una forma de dominación o explotación ambiental que se genera a través del envío transfronterizo de residuos de países desarrollados a menos desarrollados”, señala Marisa Jacott, de Fronteras Comunes. Se trata, por lo general, de desechos tóxicos o difíciles de gestionar, desde países desarrollados a los más desfavorecidos o con legislaciones débiles.
El incremento de las importaciones de residuos plásticos a México lo explican a partir del cierre de China a este tipo de importaciones, la laxa supervisión de las autoridades mexicanas y la incompleta implementación de la Enmienda de plásticos del Convenio de Basilea. Sin embargo, para Alethia Vázquez, el mayor problema es interno: “Está en el consumo que hacemos de plástico en México. Esa es la mayor contribución a la contaminación plástica. Hace 20 años, de todos los residuos que se generaban, 5% eran plásticos y ahora estamos entre el 15% y 20%”.
El efecto rebote de la prohibición china
Desde 2015, cuando México recibió 53.264 toneladas de residuos plásticos, los envíos de Estados Unidos y otros países se mantienen constantes al paso de los años, con ciertos incrementos anuales, pero con picos en 2020 y 2021. Una posible explicación es que China cerró sus fronteras a las importaciones de residuos plásticos en 2018 después de haber sido el principal destino para los mismos. Un año antes, ese país había recibido unos 7,3 millones de toneladas de desechos plásticos de países desarrollados.
“China estaba recibiendo el 70% de los desechos plásticos de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos que fueron los que estuvieron inundando su territorio”, dice Jacott. Cerrarles la puerta sin duda impactó los flujos comerciales internacionales y podría estar detrás del incremento de las importaciones a México. Otra razón que explica el aumento, de acuerdo a los expertos, es que el Gobierno mexicano no termina de implementar la Enmienda al Convenio de Basilea sobre el Control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, que entró en vigor en enero de 2021.
La enmienda tiene como propósito regular y reducir el movimiento internacional de plásticos a partir de incorporarlos como residuos peligrosos. Se obliga a los países que exporten plásticos contaminados a solicitar permiso al país receptor, mientras que los plásticos limpios y destinados al reciclaje siguen sin requerir solicitud previa de consentimiento, gracias a la modificación del anexo 9 del convenio.
El incremento de casi 68% en las importaciones mexicanas de desechos de Estados Unidos en 2021 evidencia que no se termina de implementar, dice José Manuel Arias, director de la Asociación Ecológica Santo Tomás. El problema está en los plásticos considerados no peligrosos y que no requieren permiso. “Semarnat no pone ningún control a esas importaciones. Su normatividad es totalmente laxa para la entrada de esos desechos”, dice Arias. El ambientalista presume que al amparo de ese anexo entran innumerables plásticos que no se pueden reciclar, pero no hay revisiones.
El problema de la incineración
No existe una dimensión real del impacto de importar residuos plásticos. En una carta al Senado, con relación a la Enmienda del Convenio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vio positivo que México recicle residuos para Estados Unidos, algo que Arias achaca al negocio que esto podría representar.
Un riesgo inmediato que las organizaciones ambientales advierten es un aumento en las incineraciones como método para reciclar plástico, algo que sí permite la ley para la gestión de residuos de México, pero que es otra fuente de contaminación. “Empresas refresqueras y productoras de alimentos dicen que cumplen con reciclar pero están quemando todos sus plásticos”, señala Marisa Jacott. Las beneficiadas son empresas cementeras que queman residuos plásticos como combustibles y se ahorran millones de dólares en gas, agrega.
Por otro lado, si México se negara a importar, no podría justificar ser un fuerte exportador de residuos plásticos. Según GAIA, envió a otros países más de 750.000 toneladas entre 2016 y 2021, un dato que abre la posibilidad de que México sea trampolín y que reciba desechos para después reenviarlos a otros lados.