La recuperación de la máxima categoría de seguridad aérea se ha convertido en una tarea compleja para el Gobierno de México. A más de 18 meses de haber reprobado la evaluación en seguridad aérea de Estados Unidos, descendiendo al nivel 2, las aerolíneas mexicanas siguen sin poder expandir sus vuelos hacia el mercado norteamericano debido a este freno. Con las cifras mundiales de turismo en plena recuperación tras la pandemia y la urgencia de las compañías mexicanas para no perder aún más mercado en EE UU frente a otros competidores, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) ha dado la bienvenida esta semana a una delegación de expertos estadounidenses para, finalmente, regresar al nivel que se perdió en mayo de 2021.
Aunque en un inicio las autoridades federales habían asegurado que a más tardar a fines de este año se recuperaría el nivel 1 otorgado por la Administración Federal de Aviación de EE UU (FAA por sus siglas en inglés) esta promesa sigue sin cumplirse. La pandemia, la gestión de trámites y los cambios internos al interior de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes han jugado en contra para alcanzar este objetivo. En octubre pasado asumió la dirección de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), el general en retiro, Miguel Enrique Vallin Osuna —el tercer director general de este órgano desconcentrado durante esta Gobierno— y un mes después se designó a Jorge Nuño al frente de la SICT. Tras estos cambios en el tablero, explica el subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Rogelio Jiménez Pons, ha virado el planteamiento para atajar este desafío. “Se ha cambiado gente del trabajo y hubo un cambio de estrategia”, asevera. El subsecretario estima que México recuperará el nivel 1 a más tardar en mayo de 2023.
Por escrito, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha informado que el arribo de expertos estadounidenses, que trabajarán con las autoridades mexicanas durante una semana, servirá de cara a la visita que hará la Administración Federal de Aviación de EE UU al país en enero próximo. Jiménez Pons, precisa que a diferencia del equipo anterior que llevaba el tema, este nuevo equipo de expertos del lado mexicano tiene un diálogo más amplio y de mayor apertura con EE UU. Actualmente, hay más de 60 especialistas en el país trabajando en este objetivo. “Al cambiar el director de la AFAC, cambió toda la estrategia en atención de este tema, que es muy importante”, insiste Jiménez Pons.
El anuncio de la degradación por parte de la FAA, en mayo de 2021, cayó como un balde de agua fría para las autoridades y aerolíneas mexicanas. “Una calificación de categoría 2 significa que las leyes o reglamentos del país carecen de los requisitos para supervisar a las compañías aéreas del país de conformidad con las normas mínimas de seguridad internacional o que la autoridad de aviación civil carece de experiencia técnica, personal capacitado, procedimientos de inspección o resolución de problemas de seguridad”, mencionó la Agencia de Aviación estadounidense en su resolución. La última vez que México perdió la categoría 1, en 2010, el Gobierno tardó cuatro meses en recuperarla, por lo que subsanar este fallo se ha convertido en una asignatura pendiente para la Administración actual. Con la degradación de categoría, México pasó a formar parte de un minúsculo listado de 12 países con este nivel, entre las que se encuentra Rusia, Venezuela, Pakistán, Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucía, entre otros.
Aunado a la pérdida de categoría, el sector ha enfrentado en el último año una ola de señalamientos de pilotos e integrantes de la industria ante supuestos “incidentes de riesgo” en el espacio aéreo del valle de México. Uno de los episodios con mayor eco ocurrió en mayo pasado cuando, gracias a la difusión de un video, se observa una maniobra de emergencia de un avión de la aerolínea Volaris. La aeronave comercial estaba a punto de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México cuando se vio obligado a retomar el vuelo para evitar la colisión con otra aeronave de la misma compañía que aguardaba en el mismo sitio donde se suponía debía tocar tierra. Tras la difusión de estas imágenes, las voces de controladores y pilotos se alzaron para denunciar la recurrencia de estos incidentes de riesgo, principalmente en el valle de México.
Después de meses de trabajo y sesiones bilaterales, las autoridades mexicanas ya han presentado su plan de trabajo para remontar a este nivel que le permitiría expandir sus líneas de negocio hacia el vecino del norte, su principal mercado internacional. El plan ya fue recibido por las autoridades aeronáuticas estadounidenses para atender tres temas: los cambios en la Ley de Aviación Civil y sus reglamentos, el presupuesto para la AFAC y el plan de acción correctiva de seguridad en el área operacional. En el tema de recursos, por ejemplo, para 2023 se contempla desembolsar más de 678 millones de pesos para la Agencia de Aviación mexicana, un aumento del 35% respecto a los 500 millones de pesos otorgados por el Gobierno este año.
Tras el batacazo que supuso la pandemia para el sector aéreo en el país y con un aeropuerto internacional recién inaugurado —el aeródromo Felipe Ángeles—, las compañías mexicanas aguardan el momento en que puedan abrir nuevas rutas hacia EE UU. La paradoja es que mientras las aerolíneas domésticas están atadas de manos, las aerolíneas estadounidenses siguen expandiendo su mercado. Cuando EE UU degradó la categoría a México, en 2021, aseguró que su Agencia aeronáutica podría brindar experiencia y recursos a la AFAC para resolver los problemas de su evaluación. En los próximos meses se verá si dicho trabajo conjunto ha rendido fruto.