Atajar la causas estructurales de la migración. Lograr un plan conjunto de inversión y creación de empleo para Centroamérica, el territorio de origen de la gran mayoría de migrantes. Esa es la visión compartida por EE UU y México que poco a poco se va materializando en acuerdos y estrategias concretas de la agenda bilateral. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, anunció este martes un nuevo avance en esa dirección. “Acordamos preparar una iniciativa común para la creación de empleos en Centroamérica”, adelantó Ebrard en una rueda de prensa en Washington tras reunirse con autoridades estadounidenses en la antesala de la novena Cumbre de las Américas, que se celebra en junio en Los Ángeles.
La visita de Ebrard ha dado continuación a la conversación telefónica que mantuvieron la semana pasada el presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, con el foco puesto en los flujos migratorios y el acercamiento de posturas de cara a la cumbre. Las negociaciones se producen en un clima de tensión creciente en la frontera. En 2021 se batieron todos los récords de cruces ilegales a Estados Unidos de las últimas décadas y los últimos datos oficiales de este año indican que alrededor de 7.000 personas son detenidas cada día por la Patrulla Fronteriza.
El secretario de Estado, Antony Blinken, subrayó antes de su reunión con el canciller mexicano: “Enfrentamos un reto migratorio sin precedentes en todo nuestro hemisferio”. Además, enfatizó el talante negociador con el vecino del sur y el marco compartido a la hora de encontrar soluciones. “La colaboración con México es absolutamente vital. También es vital ayudar a construir un mejor futuro y mejores oportunidades para la gente en todo el continente americano, lo que en última instancia tendrá el mayor impacto en la migración a largo plazo”, dijo.
Blinken no compareció tras la reunión. Su portavoz, Ned Price, se limitó a señalar que ambos conversaron sobre los preparativos para la Cumbre de las Américas y la colaboración entre los dos países para abordar las raíces del problema de la migración irregular. “El secretario Blinken destacó cómo la Cumbre de las Américas se apoyará en la sólida colaboración entre Estados Unidos y México, especialmente en lo que se refiere a los temas de la Cumbre, como la democracia, la energía limpia, el cambio climático, la tecnología y la resistencia a las pandemias”, añadió.
Cooperación
La apuesta por un plan conjunto para responder el fenómeno migratorio, basada en los pilares de la cooperación al desarrollo, supone un cambio de paradigma con respecto a la época de Donald Trump, donde primaron las amenazas diplomáticas y el enfoque policial. La Administración Biden abrió una nueva etapa en las negociaciones, más volcadas a la atención de la pobreza, la violencia y la corrupción, asumidas como las causas principales de la migración y la debilidad institucional en la región. Estados Unidos anunció en diciembre pasado inversiones multimillonarias en Centroamérica como parte de ese esfuerzo.
Ese es el marco compartido en la relación bilateral entre México y EE UU, que cuenta incluso con el aval de la CEPAL, el organismo económico para América Latina de la ONU. El año pasado, el organismo presentó un Plan Marshall para Centroamérica, una hoja de ruta con programas definidlos y previsiones de financiación. De momento, el proyecto permanece estancado a la espera de resolver las diferencias sobre los métodos de inversión.
El canciller mexicano propuso a Blinken la celebración de una conferencia organizada de manera conjunta en Centroamérica para tratar de articular esos esfuerzos.
Devolución en frontera
El telón de fondo de las negociaciones de este martes ha sido además la presumible retirada del llamado Título 42, una directriz aplicada por Trump en plena pandemia que permite la devolución inmediata de migrantes en la frontera de mexicana bajo pretextos de seguridad sanitaria. Una medida que multiplicará por las llegadas de migrantes indocumentados a la frontera, según las previsiones oficiales estadounidenses.
La Administración demócrata planeaba inicialmente levantar la prohibición a finales de mayo. Pero la decisión desencadenó un pulso con los gobernadores republicanos y se ha convertido en uno de los temas centrales de la precampaña de las elecciones de mitad de mandato de noviembre. Los gobernadores conservadores de Arizona, Luisiana y Misuri llevaron el asunto a los tribunales y un primer fallo de una corte federal frenó durante dos semanas el intento del Gobierno de levantar la medida. El propio Biden se mostró el jueves a favor de mantener la normativa si así lo decide la justicia. Hay prevista una nueva audiencia para el 13 de mayo.
El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, otro de los interlocutores del canciller mexicano este martes, alertó esta semana de que el levantamiento del Título 42 provocará “una tensión extraordinaria”. El canciller mexicano reconoció que ese ha sido uno de los temas de conversación y que han acordado la creación de un grupo de trabajo específico para darle seguimiento.
Además de la cuestión migratoria, el canciller mexicano ha insistido a su homólogo estadounidense en que es partidario de que se invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre de las Américas, sin que aparentemente haya recibido respuesta estadounidense. Estados Unidos ha dado a entender que no invitará a esos países a la Cumbre. “Sabemos que tienen una posición diferente hasta el día de hoy”, admitió Ebrard.