La brutalidad en el estadio La Corregidora aún deja ver las cicatrices de la violencia. A casi un mes de la batalla campal en Querétaro, que provocó una veintena de lesionados y decenas de vídeos explícitos de las palizas, los clubes mexicanos han empezado a cerrarle el paso a los hinchas más radicales. Grupo Orlegi, dueño de los clubes Atlas, Santos Laguna y Tampico Madero, se adelantarán a la Liga mexicana para imponer un modelo de validación de identidad de los aficionados.
Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, ya había anunciado el pasado 8 de marzo que se establecerá el control de identidad de los aficionados a los partidos de fútbol a través del sistema Fan ID, el cual recaba datos básicos y personales como el nombre y una fotografía. La medida, de aplicación en los 18 equipos mexicanos de Primera División, iniciará la temporada 2022-23, según informaron. Clubes como Atlas, involucrado en la batalla campal con Querétaro, pidieron a sus aficionados de las barras bravas registrarse y atender este nuevo formato. Las Chivas de Guadalajara le cerraron paso a su principal porra y los lugares que ya tenían asignados para ellos ahora tendrán butacas para aficionados normales. Los Pumas de la UNAM no dejarán pasar a su agresiva hinchada si no se registran antes. La seguridad privada y pública en todos los partidos ha aumentado desde entonces.
La medida de Santos Laguna, que arrancará este domingo 3 de abril frente a Pachuca en Torreón (Coahuila), no es una novedad. Los primeros en hacerlo fueron en la Federación Mexicana de Fútbol durante los partidos de la selección de México en 2021. La FIFA permitió que los mexicanos asistieran al estadio Azteca para realizar un experimento de control debido a la insistencia del grito homófobo de “puto”. El sistema del Fan ID sirvió para tener identificado a los aficionados y, en caso de que estos generaran hostilidades, podían ser expulsados del campo hasta por cinco años. En el caso de la Liga, buscarán tener mayor campo de maniobra en caso de que ocurriesen enfrentamientos entre aficionados. La apuesta de Grupo Orlegi está respaldada en una de las promisorias empresas en cuanto a biometría. Incode se encargará de blindar los datos y de encriptarlos para la mayor seguridad de los aficionados.
La medida del pasaporte de hinchas ha sido mal vista por organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales, la cual asegura que violenta a los aficionados y no garantiza la protección de los datos personales. Desde los despachos de los federativos mexicanos han señalado que “cualquier medida adoptada para garantizar la seguridad de las personas que acceden a los estadios de México se realizará cumpliendo siempre con las leyes aplicables”. Además, enfatizaron que trabajarán de la mano del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Arriola, al frente del fútbol mexicano, declaró que la iniciativa para acorralar a las barras bravas comenzó horas después de la tragedia en Querétaro. La aspiración es llegar al modelo de Inglaterra que supo alejar a los hooligans de las tribunas.