El renacer del Tequila y el Mezcal

"...a su majestad MEZCAL de un sabor sin igual no se distingue hacia quien por su efecto letal: para todo mal mezcal y para todo bien también" - Julián D. España Solis (2007)

Mariano Azuela escribió en Los de Abajo “mientras algunos preferían la champaña con sus burbujas en las que se descompone la luz de los candiles, Demetrio Macías optaba por el tequila cristalino de Jalisco”.

El tequila, fermentado del maguey, comenzó a formar parte del imaginario mexicano a partir de la Revolución. No es que no existiera antes, es solo que era más chic tomar cognac o champaña. Hoy, entre sus pares, el vodka, gin y ron, el tequila y el mezcal son los protagonistas. Como bien apuntó Azuela “en la misma novela, las mesas estaban repletas de botellas de tequila entre cristales, porcelanas y jarrones de flores”.

Durante la época de oro del cine mexicano, el charro, el mariachi y el tequila ya formaban parte esencial de la identidad del mexicano, o de lo que se consideraba mexicano. Cómo no recordar cuando María Félix y Jorge Negrete cantaban sin cesar Tu Recuerdo y Yo, de José Alfredo: “estoy en el rincón de una cantina / oyendo la canción que yo pedía / me están sirviendo ‘orita mi tequila / ya va mi pensamiento rumbo a ti”.

El tequila ha sido metáfora de la vida rural como en Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes donde además es un elemento de celebración y amistad. Símbolo de autenticidad y resistencia ante las adversidades como en María Candelaria (1944) y Enamorada (1946) del Indio Fernández donde los personajes beben tequila o mezcal en momentos de conflicto interno.

Así esta bebida que contiene el espíritu de lo mexicano se erige como un símbolo cultural y se convierte en un medio para que los creadores indaguen en temas como el amor, la muerte, la lucha y la celebración, integrando la narrativa en un contexto más amplio de significados y connotaciones.

Por otro lado, en aquella época, el mezcal continuaba siendo considerado una bebida artesanal. Como relata Graciela Concepción en su libro Miradas femeninas desde el mezcal, “hace muchos años, cuando el mundo del mezcal solo era conocido por los habitantes de las comunidades que lo producían y sus alrededores, la gente solo sabía quién lo hacía bien y dónde”. Hace 25 años, la producción de mezcal era artesanal e ilegal, por lo que todo se realizaba en la clandestinidad.

Para tener una idea del impacto de la industria tequilera en el país, entre enero y septiembre de 2023 se produjeron casi 650 millones de litros de tequila en México, de los cuales el 64% se exportó, principalmente a Estados Unidos. En cuanto al mezcal, el año pasado se produjeron más de 8.1 millones de litros, de los cuales el 89% corresponde a la categoría artesanal, el 10.5% industrial y el 0.05% ancestral. Con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Territorial (SADER).

De acuerdo con el Consejo de Aguardientes Destilados de los Estados Unidos el tequila se convirtió en el segundo licor más vendido en Estados Unidos en 2023, desplazando al whisky y el coñac. Las ventas por volumen de tequila y mezcal aumentaron un 5,7%, alcanzando los 31,6 millones de cajas. Lo que refleja un creciente interés en bebidas premium, la cultura mexicana y la búsqueda de autenticidad desde el método tradicional de producción.

En el cine actual, el tequila sigue estando ligado a la fiesta y a pasarla bien, mientras que el mezcal tiene una vibra más mística y solitaria. En películas como Y tu mamá también (2001) de Alfonso Cuarón, el mezcal es la bebida que invita a reflexionar y a cuestionarse el presente. En una de las escenas, Tenoch y Julio, personajes principales, se toman su mezcalito mientras lidian con la realidad, destacando cómo esta bebida está más conectada con lo profundo y lo espiritual.

Ya sea como metáfora, referencia cultural o una característica intrínseca de los personajes y sus relatos, el tequila y el mezcal se mantienen en el cine y la literatura como elementos únicos y evocadores. Para los mexicanos, estas bebidas representan la conexión con la tierra y la tradición, mientras que para el resto del mundo hablan de lo mexicano.

Entre las marcas que han emergido con fuerza en este panorama, LALO se destaca como embajador de este renacimiento representando el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad. Lalo González, nieto de Don Julio González, fundó LALO Tequila junto con su mejor amigo David R. Carballido con un objetivo claro en mente: volver a las raíces del tequila ofreciendo un producto puro y sin aditivos; un tequila cristalino.

Este tequila se apega a un proceso donde el sabor proviene únicamente del agave y los métodos de destilación. Proceso que resuena profundamente con un segmento de consumidores que busca productos genuinos, sin artificios. LALO ha sabido conectar con las tendencias actuales del mercado, donde la sostenibilidad y la responsabilidad social son valores cada vez más importantes para los consumidores.