El agotamiento, cuando golpea, lo consume todo. Suena la notificación de tu bandeja de entrada y te provoca lanzar tu teléfono al otro lado de la habitación. Estás harto de tu apartamento, pero no soportas la idea de salir de él. Te cuesta dar con la palabra correcta: les dices a tus amigos que estás cansado, quemado o simplemente muerto.
¿Cómo saber si esta ola de cansancio indica un caso de desgaste profesional o una depresión total? Les pedimos a los expertos que explicaran cómo diferenciar ambas experiencias y nos recomendaran cómo aliviar los síntomas.
¿Cuál es la diferencia entre el síndrome de desgaste profesional y la depresión?
El concepto de síndrome de desgaste profesional proviene de la psicología laboral, según Angela Neal-Barnett, profesora de psicología de la Universidad Estatal de Kent. En general, los terapeutas asocian el desgaste con el trabajo, aunque los investigadores también estudian el desgaste paternal, en el que los padres y cuidadores se sienten crónicamente exhaustos.
El síndrome del desgaste profesional se ha convertido en algo omnipresente en el léxico cultural, en especial durante la pandemia. En TikTok, la tendencia de la “renuncia silenciosa”, es decir, hacer el mínimo esfuerzo posible en el trabajo, se ha vuelto viral a medida que las personas han compartido historias sobre sentirse desgastados por las largas horas laborales y por la castigadora “cultura del trabajo duro”.
Los trabajadores pueden desarrollar el síndrome de desgaste profesional cuando sienten que no tienen control sobre su vida cotidiana y se quedan atascados en los detalles de sus tareas. Las personas que sufren este desgaste pueden sentirse agotadas y cínicas con respecto a sus trabajos; pueden resentir sus asignaciones y a sus compañeros de trabajo. Podrían sentirse irritables e ineficaces, como si simplemente no pudieran terminar ninguna tarea.
Con respecto a las personas que interactúan con otros en sus empleos, como trabajadores de la salud o personas en las industrias de servicios y ventas minoristas, podrían comenzar a perder empatía o a pensar en los pacientes o clientes como si fueran un número más o una tarea rutinaria a completar. También existe una letanía de síntomas físicos que pueden surgir con el estrés interminable del síndrome de desgaste profesional: insomnio, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud incluye al síndrome de desgaste profesional en la Clasificación Internacional de Enfermedades, su manual de diagnóstico, y lo caracteriza como un “fenómeno ocupacional”, no como una enfermedad. Por otro lado, la depresión es un diagnóstico clínico. Las personas con depresión a menudo experimentan anhedonia, la incapacidad de disfrutar las actividades que solían atesorar. “Podrías estar leyendo un libro que solías amar y ahora lo detestas”, explicó Jessi Gold, psiquiatra de la Universidad de Washington en San Luis. “O te encantaba ver el canal Bravo, pero ahora ya no te hace reír”. Con el síndrome de desgaste profesional, podrías no tener energía para tus pasatiempos; con la depresión, podrías no encontrarlos divertidos o placenteros en absoluto, explicó Jeanette M. Bennett, profesora asociada que estudia los efectos del estrés en la salud en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte.
Al igual que con el síndrome de desgaste profesional, las personas con depresión pueden dormir demasiado o muy poco y podrían tener dificultades para concentrarse. Las personas con depresión pueden aislarse de los demás; pueden sentir que actividades como ducharse o comer requieren de mucha energía. La depresión puede inducir una abrumadora sensación de tristeza y desesperanza. En casos graves, las personas con depresión podrían empezar a pensar que no valen nada o que no vale la pena vivir. Estos síntomas tienden a durar al menos dos semanas, informaron Gold y Neal-Barnett.
Un diferenciador clave es que el síndrome de desgaste profesional mejora cuando te alejas del trabajo, afirmó Rebecca Brendel, presidenta de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Cuando tomas vacaciones o un día para tu salud mental, te sientes al menos un poco mejor. La depresión no desaparece si cambias tus circunstancias. “No hay ese efecto de recuperación”, afirmó. “Se necesita más que eso”.
Una compleja combinación de factores genéticos y ambientales puede contribuir a la depresión. Las personas que sufren un acontecimiento traumático o pasan por un cambio importante en su vida corren un mayor riesgo de desarrollarla; lo mismo ocurre con las personas que tienen familiares con depresión. El agotamiento en sí mismo también puede ser un factor de riesgo para la depresión, dijo Neal-Barnett.
Y se puede experimentar tanto el agotamiento como la depresión al mismo tiempo. “Debido a los efectos de la covid, y como el racismo es una crisis de salud pública en este país, es importante que estemos atentos a esa combinación”, dijo Neal-Barnett.
¿Qué hacer si crees que sufres del síndrome de desgaste profesional?
Tomarse un día de salud mental o un día fuera del trabajo, de ser posible, puede aliviar tus síntomas. Si de forma constante sientes el desgaste profesional, quizás deberías considerar un cambio de carrera, lo cual, reconoce Gold, suena más fácil de lo que en realidad es. “Poder decir: ‘Este es un mal lugar de trabajo, me harté, renuncio’ es un privilegio enorme”, afirmó. Existen formas más pequeñas de establecer límites, como desactivar las notificaciones del correo electrónico laboral o de Slack a ciertas horas. Si hay una reunión que siempre te angustia, trata de reservar cinco o diez minutos justo después para hacer algo que te ayude a relajarte, sugirió Gold. “Ser capaz de tener algo de control previene el síndrome de desgaste profesional”.
También puedes intentar acentuar los elementos de tu trabajo que consideres valiosos. Según Gold, un ejemplo puede ser actuar como mentor de un colega más joven u ofrecer transferir a un compañero de trabajo las responsabilidades que menos disfrutas a cambio de ayudarlo con un proyecto que te interese más.
El ejercicio físico puede ayudar a aliviar la tensión relacionada con el trabajo, al igual que dedicar unos minutos para relajarte lejos de tu teléfono, afirmó Bennett. “Si en tu trabajo te sientas frente a una computadora y luego estás viendo el teléfono mientras te trasladas a casa y al llegar te pones a ver alguna serie que te gusta de Netflix, todo eso es estimulación”, aseguró. Tu cerebro necesita un descanso para que pueda ayudar a amortiguar el estrés, lo que significa alejarse de las pantallas, pero también darse unos momentos de silencio, en los que estés sentado solo con tus pensamientos, sin ninguna distracción.
Si tienes dificultades para lidiar con el síndrome de desgaste profesional, considera hablar con un profesional de la salud mental.
¿Qué debes hacer si crees que estás deprimido?
Contacta a un especialista de salud mental, quien podrá ayudarte a desarrollar un plan para tratar y abordar tus síntomas.
Mientras tanto, comienza con algo pequeño y sencillo. Si te dices a ti mismo que vas a dar una caminata de cinco minutos, probablemente terminarás caminando más tiempo que eso, afirmó Gold. “Pero es difícil cuando estás agotado y triste como para obligarte a hacer cualquier cosa”. Salir de la casa no aliviará todos tus síntomas, pero cualquier tipo de movimiento puede ayudarte a sentirte un poco mejor, afirmó.
Puedes anotar los mecanismos de adaptación que te han resultado útiles —llamar a un amigo o salir a correr— y guardar la lista en tu escritorio o en tu cómoda para cuando los necesites. Presta atención a lo que te funciona, dice Gold. “Si no te gusta ejercer la atención plena, no lo fuerces”, dijo. “Haz las cosas que realmente te ayudan a sentirte mejor en los momentos en que te sientes mal”.