‘Heroico’: una reflexión de la violencia arraigada en las instituciones militares del país

En un contexto en que el Ejército mexicano asume cada vez más responsabilidades, presupuestos y poder político, una película de ficción presenta de forma descarnada un aspecto poco visto de la vida de los uniformados: el brutal proceso de ingreso y entrenamiento de los cadetes en el Heroico Colegio Militar.

La película Heroico, de David Zonana, desentierra una de la semillas de la violencia en México.

El sargento Sierra (Fernando Cuautle) arenga a la segunda compañía del Heroico Colegio Militar para que si hay alguien con valor, se eche un tiro con él y gane o pierda exentará el primer año.

El filme, que se estrenará el 21 de septiembre en los cines, desnuda al Ejército mexicano y sus procesos de formación de oficiales, colmados de maltrato, golpes, abusos y corrupción. “El objetivo de la película no es directamente entablar una conversación con la Sedena, sino con la sociedad civil”, anticipa Zonana en entrevista con México Pragmático. “Mi responsabilidad es con la gente, luego la gente, y me incluyo también, tenemos que demandar cuentas y poner límites a toda esta situación de poder y violencia (en el Ejército)”.

Producida por el cineasta Michel Franco (Nuevo Orden), Heroico recrea el mundo de los “potros” (cadetes), los castigos que son su pan de cada día.

Heroico es el resultado de tres años de investigación de su director y escritor, David Zonana (Mano de Obra), sobre los métodos de formación de oficiales en las fuerzas armadas nacionales.

En él se puede ver el drama que vive Luis (Santiago Sandoval), un joven de clase humilde que se enlista con el deseo de obtener seguro médico para su madre diabética (Mónica del Carmen) y con la esperanza de hacer una carrera militar para no fracasar en su pueblo.

Aunque la cinta fue aplaudida en los festivales de Sundance, San Sebastián y Berlín, y fue distinguida en el de Guadalajara (Película Mexicana, Actor, Jurado Joven y FIPRESCI), para su autor lo importante era generar debate, más que una polémica con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

“La película ha estado en los mejores festivales del mundo y ha tenido un muy buen recibimiento, particularmente por cómo muestra la violencia dentro de una institución, que es muy hermética y de difícil acceso en cuanto a la información… entonces, a la gente le ha llamado la atención la valentía de todos los que realizamos la película al poner sobre la mesa una temática que no se toca generalmente.”

“Y la violencia va implícita. Obviamente, podemos hablar del México contemporáneo como un México violento y creo que las consecuencias de eso todos las conocemos y las vivimos como mexicanos, porque estamos expuestos a ellas”, expresa Zonana.

En los anales de la filmografía nacional, considera el realizador, no hay referencias sobre este tema que involucra a las fuerzas armadas, lo que lo lleva a reflexionar en la importancia de comprender el clima violento que permea el territorio nacional.

“Mucha gente que está viviendo esto se pregunta: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En ese sentido, creo que la película aborda la violencia desde el origen, desde la raíz, con las cuestiones sociales:s ¿Qué posibilidades de salir adelante tienen miles de jóvenes mexicanos que se ven obligados, prácticamente, obviamente en situación de pobreza o marginalidad, a enlistarse en el Ejército o en el narcotráfico?”.

Por supuesto, a Zonana no le abrieron la puerta en la Sedena para filmar Heroico, pero él sí la tocó y miró a la entidad de frente.

“Nada más por curiosidad, quería verles las caras: ‘Para que sepan, se viene algo interesante, ¿me quieren ayudar o no?’ Que yo sabía que no. No sé, algo me decía: ‘Tienes que ir nada más para verlos a los ojos'”. De modo que su equipo de producción diseñó uniformes, heráldica militar original (para evitar controversias legales), y recreó espacios similares de los del Heroico Colegio Militar (de la salida a la carretera a Cuernavaca) en el Centro Ceremonial Otomí.

No obstante, insiste Zonana, este thriller militar de ficción fue riguroso en lo que quería contar.

“Me tomé la tarea con gran responsabilidad, sin libertades de poner en la pantalla cosas que que yo me imaginara y no fueran ciertas. “Conformamos un equipo muy profesional que me ayudó a recrear este mundo en todas sus capas: uniformes, la locación, el colegio, dormitorios, todo, para que cuando alguien vea la película se sienta en el Colegio Militar y parte de lo que sucede”.