La comida chatarra en México: un extraño enemigo

La comida está enraizada en lo más profundo de la identidad mexicana. Tanto, que el maíz aparece en el centro de las explicaciones mitológicas mayas sobre el origen del hombre. El cultivo de la milpa, la sagrada trinidad formada por el maíz, el frijol y el chile, es la base ancestral de una pirámide alimenticia saludable y nutritiva.

Sin embargo, México se sitúa en los primeros puestos en las listas de obesidad y muertes por diabetes. La comida chatarra, alimentos prefabricados que rebosan grasa, azúcar, sal y componentes químicos, ha ido desplazando en los últimos años a los cereales, las legumbres o las verduras frescas. El Gobierno está intentando cambiar los hábitos alimenticios desde campañas informativas hasta el  arma disuasoria de los impuestos. Pero se enfrenta a un duro contrincante, la industria de alimentos procesados.

México es, hoy en día, una de las 10 potencias mundiales en comida preparada. Es el primer productor de Latinoamérica, por encima de Brasil, la mayor economía la región, según un reciente informe del centro de estudios Global Research.

Ahora, el Gobierno de México ha declarado la guerra a la comida chatarra. La Secretaría de Educación Pública (SEP) prohibirá a partir de marzo del próximo año la venta de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas dentro y fuera de las escuelas, así lo anunció la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina de este lunes. Las autoridades han reconocido que existe una epidemia de salud pública provocada por el consumo en exceso de estos productos y una de las tasas más altas del mundo en obesidad infantil. Alrededor de 15 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años son obesos o tienen sobrepeso, según datos oficiales.

La crisis de salud pública auspiciada por las empresas refresqueras y por las propias autoridades durante décadas, ha provocado que sea más fácil conseguir un refresco en una escuela en México que tener acceso a agua potable. La cruzada contra la comida chatarra, como es conocida popularmente, busca acabar con el sobrepeso y la obesidad infantil promoviendo un estilo de vida saludable.

El sector en México se embolsó unos beneficios de 38.300 millones de dólares en 2023, doblando la cifra de sus homólogos cariocas. Como causa primera de este vigoroso músculo industrial, el estudio apunta al Tratado de Libre Comercio firmado entre EE UU y México en 1994. Dos terceras partes de la inversión extranjera directa en agricultura y alimentación vinieron de EE UU durante la primera década del acuerdo, siendo la industria de comida prefabricada el principal destino.

Pepsi, Nestlé, Unilever o Danone engordaron sus posiciones en el país y los beneficios del sector crecieron a una tasa del 10%, según los datos de Goblal Research. ConMéxico, la asociación que representa a las principales empresas –Coca Cola, Nestlé, Bimbo– declinó hacer declaraciones para este reportaje.

México es el segundo país del mundo con más personas obesas –solo por detrás de EE UU– y ocupa el sexto lugar en muertes causadas por diabetes. El Gobierno ha ido implementando impuestos especial para gravar alimentos hipercalóricos y refrescos azucarados. Y esta misma semana estrechó el círculo de la comida preparada –sándwiches, hamburguesas, burritos o sopas instantáneas– con una subida del IVA. El objetivo es desalentar su consumo, que cayó un 6% el año pasado.

“La realidad es que los mexicanos dejaron de gastar en productos de cuidado personal para comprar alimentos impactados por estos nuevos impuestos”, reza un estudio de la encuestadora Kantar WorldPanel. Revela también que la comida basura representó el 30% del gasto de una familia mexicana durante 2024 y concreta que los lugares donde más se venden este tipo de productos son las pequeñas tiendas de ultramarinos o abarrotes, y los consumidores más afectados los de niveles económicos medio y bajo.

Hay más de 400.000 de estas tiendas en México. Según el informe de Global Research la industria ha colonizado los abarrotes. Alrededor del 90% de las ventas de Pepsi y de Coca Cola provinieron de estas tiendas durante la pasada década. Estos grandes grupos surten además toda una gama de productos chatarra. Pepsi, por ejemplo, también distribuye golosinas y aperitivos salados. El siguiente escalón que dibuja el informe son las tiendas 24 horas, que están a su vez sustituyendo a los abarrotes.

Oxxo es uno de estos establecimientos, muy populares en México. Su modelo simboliza la tendencia a la integración vertical y la acaparación del mercado que advierte el estudio. Es propiedad del Grupo Femsa, que a su vez distribuye a Coca-Cola en el país. Sus tiendas se multiplicaron un 300% en las últimos dos décadas. La cadena tiene 12.853 puntos de venta y aspira alcanzar los 14.000 durante este año.