En el 2016, durante la guerra civil de Siria, los países europeos recibieron una oleada masiva de refugiados. Esta fue catalogada como la mayor crisis humanitaria de la historia reciente vivida en Europa, y la Unión Europea tuvo que intervenir firmando un tratado con Turquía para devolver a las personas refugiadas en Grecia. Esto generó un estallido de manifestaciones en contra de las políticas anti-inmigración, pues los sirios se veían ante la necesidad de una migración forzada por seguridad, y una parte de la población estaba en contra del enfoque egoísta y defensivo tomado por varios Estados receptores de estos inmigrantes, pues estaban dejando en segundo plano las medidas humanitarias. La llegada de más de un millón de personas al continente trajo tanto inmigrantes solicitantes de asilo como inmigración irregular. Pero, muchos países decidieron ignorar la crisis humanitaria que estaban experimentando estos países y cerrar sus puertas. Incluso, cuando la UE se comprometió a llevar a cabo una reubicación de 160.000 refugiados de Grecia a los diferentes Estados miembros en el 2015, dos años después solo un 20% habían sido reubicados.
Claramente esta crisis migratoria trajo consigo repercusiones bastante fuertes, como lo fue el Brexit en el 2020. Uno de los pilares fundamentales del Brexit es una mayor libertad cuando se trata de endurecer la política de inmigración, y una ola antinmigración conservadora se esparció por varios países de Europa. Sin embargo, la UE y los Estados Miembros se han esforzado en “establecer una política europea de migración eficaz, humanitaria y segura” y aseguran haber reducido las llegadas irregulares en un 90% desde la crisis del 2015.
Sin embargo, debido a la invasión rusa de Ucrania, varios expertos y medios de comunicación han expresado que las cifras de migrantes irregulares en el 2022 son parecidas y pueden llegar a sobrepasar las del 2016. Se estima que, hasta julio del 2022, 155.090 inmigrantes irregulares se han reportado – la cifra aumentó un 86% en comparación a la del 2021. Después de que Rusia anunciara la invasión forzosa en Ucrania el 24 de febrero del 2022, la UE decidió generar un sistema de protección temporal, el cual aliviaría a los sistemas nacionales de asilo y le brindaría unos derechos básicos a estos inmigrantes como la residencia, el acceso al mercado laboral, atención médica y acceso de los menores a la educación. Pero varios activistas y protectores de los inmigrantes se han dado cuenta del trato preferencial e injusto que se les ha dado a los migrantes ucranianos, pues el caso no es el mismo para los africanos.
Este fenómeno, en su mayoría africano, ha generado una de las crisis migratorias más importantes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y también ha impulsado discusiones fuertes y polarización cuando se trata de las políticas implementadas para resolverlo. Las políticas migratorias de la Unión Europea no son uniformes en todos los países miembros, lo cual genera un desequilibrio y además impide que exista una institución de la UE que sea responsable del trámite de asilo de estas personas, poniendo en manos de los distintos gobiernos este flujo migratorio. Se puede ver una tendencia bastante dispersa, defensiva e incluso anárquica, pues se ha dejado la competencia de estas políticas a los Estados, y tanto la inmigración económica como la de asilo que experimenta anualmente Europa queda como en el aire.
Las rutas más utilizadas este año por los migrantes provenientes del África son la de los Balcanes y la del Mediterráneo, donde familias enteras arriesgan sus vidas cruzando los océanos en embarcaciones inestables y peligrosas. La ruta de los Balcanes es utilizada en su mayoría por refugiados de Siria y Afganistán, pues la guerra interminable y la expansión del fundamentalismo islámico ha forzado a miles de personas a abandonar sus hogares. La migración – sobre todo la africana – ha ocupado un espacio significativo los últimos años en los debates políticos europeos, pero menos del 10% de los migrantes de África Occidental se dirige a Europa.
Es cierto que, debido a la invasión de Ucrania y la pandemia, los europeos se están preparando para unos meses invernales bastante difíciles, pues el aumento de precios y la escasez de los alimentos y el racionamiento de energía será un gran obstáculo para la mayoría de los hogares. En este contexto, aunque la mayoría de los migrantes llegan a la UE en búsqueda de seguridad y derechos humanos, esto no los ha desalentado puesto que la crisis en sus países de origen es peor. Varios países del norte de África dependían bastante del trigo de Ucrania y Rusia, y siendo economías tan frágiles y pobres, esta escasez de alimentos, junto con la inflación, ha llevado a estos países a condiciones devastadoras. Mas de seis millones de refugiados ucranianos han sido acogidos temporalmente por países miembros de la Unión Europea, mientras que la llegada de solicitantes de asilo y refugiados provenientes del África están siendo rechazadas.
El caso más reciente sucedió el 6 de noviembre del 2022 en Italia, luego de que el nuevo gobierno ultraderecha de Meloni solo permitiera el desembarco de menores y personas vulnerables de un barco humanitario en el puerto de Catania. Son 572 los migrantes a bordo de este barco de la ONG Médicos Sin Fronteras. Este nuevo gobierno ha cerrado sus puertos para los barcos operados por grupos no gubernamentales. Desde la primera semana de noviembre, 4 embarcaciones de alrededor de 1.000 inmigrantes fueron halladas a la deriva en el mar. Estas embarcaciones necesitan permiso para desembarcar, e incluso países como Francia y Alemania le han pedido al gobierno de Meloni el acceso a sus puertos y le han comunicado que ellos recibirían a algunos de estos inmigrantes también.
Otra embarcación humanitaria de la ONG alemana SOS Humanity, la cual llegó a la isla de Sicilia, se vio afectada también por esta ‘distinción selectiva de rescatados vulnerables’, pues el gobierno italiano permitió el descenso de solo 144 migrantes de condiciones vulnerables (es decir menores de edad y mujeres), y rechazó los otros 35 adultos considerados en buen estado de salud. SOS Humanity se pronunció en contra de las medias tomadas por el gobierno, pues enfatizó que “no se puede distinguir entre rescatados vulnerables y no vulnerables”, y dijo que “recibir la orden de abandonar el puerto de Catania con las personas rescatadas a bordo constituiría un retroceso ilegal”.