El incremento de los precios del gas doméstico LP y de algunos alimentos como el pollo, el limón y la carne han impulsado al alza de nuevo la inflación en febrero. El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en 7,28% por ciento a tasa anual en febrero, su primera alza este año luego dos meses consecutivos de descensos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El resultado estuvo ligeramente por encima a los pronósticos del mercado, los cuales estimaban una variación de 7,23% a tasa anual, según el promedio de los analistas económicos.
La inflación subyacente –que excluye de su contabilidad los productos de alta volatilidad de precios y es la que toma en cuenta el Banco de México para tomar sus decisiones de política monetaria–, registró una variación del 6,59% anual, la más alta desde junio de 2001. En su interior, los precios de los servicios se aceleraron y se ubicaron en 4,6%. A tasa mensual, la inflación presentó una variación de 0,83%, su mayor nivel para un mes igual en 22 años, desde el año 2000, de acuerdo con datos del Inegi.
Por productos, los que más se encarecieron en el segundo mes del año fueron el limón con un incremento mensual del 15%, el aguacate con un 8,7% mientras que el precio del gas LP se elevó en los últimos 30 días un 5.7%. Por el contrario, los productos que redujeron su costo en febrero fueron el chile poblano, el jitomate y el tomate verde. El Estado de Quintana Roo fue el que registró mayores presiones inflacionarias durante febrero (1,47%) seguido de Hidalgo, Oaxaca y Michoacán.
México cerró 2021 con la tasa de inflación más alta en 21 años, un 7,36%, por el aumento sostenido en los precios de los alimentos y los combustibles. Aunque en enero de este año la escalada de precios parecía haber dado un espiro con menores cifras respecto a los meses previos, las nuevas cifras de febrero han vuelto a encender las alarmas dentro del sector económico y financiero del país.
Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, apunta tras la publicación del indicador que derivado de la guerra en Ucrania, los precios de las materias primas han mostrado fuertes presiones al alza en los mercados internacionales, destacándose los precios de metales industriales, granos y energéticos, factores que tendrán incidencia sobre los precios de los energéticos y productos pecuarios. “La nueva proyección de inflación podría ser revisada al alza en los próximos meses, dependiendo de la intensidad y duración del choque en los precios de materias primas sobre la inflación al consumidor”, refiere.
La escalada de precios suma un año fuera del rango objetivo fijado por el Banco de México, que ubicaba el indicador en un 3%. En su más reciente informe trimestral, el banco central reconoce que pese a que se anticipa que la inflación general se vaya reduciendo a lo largo de 2022, conforme se desvanezcan los efectos de los choques originados por la pandemia, tampoco se puede descartar la posibilidad de que ocurran nuevos choques que la presionen al alza derivada del complejo entorno que enfrenta la inflación como resultado de la pandemia, el cual pudiera verse deteriorado aún más ante el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Apenas en febrero pasado el Banco de México elevó la tasa de interés al 6% en respuesta a la alta inflación en el país. La tasa de México se coloca, por lo tanto, como la segunda más alta entre las economías más grandes de Latinoamérica con bancos centrales autónomos, seguida de Brasil. “Las presiones inflacionarias han sido de magnitud y duración mayor a la anticipada”, reconocía la institución a principios del mes pasado por escrito.