La campaña de Clara Brugada encara estos días un espinoso asunto llamado inseguridad. El tema representa una papa caliente para todo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en medio de una ola incontenible de violencia en el país, que amenaza con recrudecerse por las elecciones del próximo 2 de junio. En la capital, sin embargo, las cifras y la retórica que ha mantenido la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, incluso desde que era jefa de Gobierno, apuntan a la reducción de los delitos de alto impacto.
Aunque otros delitos, como el abuso sexual o la violencia familiar, se han disparado desde el 2019 en adelante. El equipo de la candidata al gobierno de Ciudad de México debate internamente si es un tema que puede jugarle a favor o en contra. Algunos expertos le han aconsejado no tocar el asunto. En esa línea, Brugada —favorita en las encuestas— había optado en un principio por dejarlo en un segundo plano. Pero ante la necesidad de abordarlo para ensanchar el caladero de votos, se va apropiando cada vez más de la misma retórica que Sheinbaum.
La mayor preocupación de los capitalinos es la inseguridad. Así lo han marcado las encuestas hechas por Enkoll para EL PAÍS. Alrededor de un 58% de los encuestados señalaron la falta de seguridad como el problema más urgente a solucionar en la próxima Administración. La violencia ha sido en este sexenio una de las principales deudas de Morena con la sociedad. Y la ciudad no ha estado enteramente al margen de eso. A lomos de una drástica reducción de las cifras de homicidios, Sheinbaum y su antiguo secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, promocionaron el asunto como si se tratara de una fortaleza, vendieron la idea de que la capital era un oasis en medio de la escalada que sufría el país.
Las cifras, los discursos y algunos hechos, como la profesionalización de la policía en la ciudad o el atentado que sufrió el propio García Harfuch supuestamente en manos del Cartel Jalisco Nueva Generación, fortalecieron esa visión de combate a la inseguridad. Y con ello escaló la imagen del exsecretario, que alcanzó altas preferencias de voto en alcaldías clases media y alta donde Morena no generaba tantas simpatías, como la Benito Juárez. Pero a finales del año pasado el partido favoreció la candidatura de Brugada por un criterio de paridad de género y dejó en sus manos la misión de conquistar a aquellos grupos.
En vez de aprovechar el capital político de su compañero de partido, la alcaldesa de Iztapalapa con licencia decidió tomar distancia de la imagen de Harfuch, una figura que levanta ampollas al interior del ala dura de Morena por su paso por Administraciones anteriores del PAN y el PRI. A excepción de unos pocos encuentros liderados por Sheinbaum, los dos candidatos —uno al Gobierno de la ciudad y el otro al Senado— no se han mostrado casi juntos. Brugada ha optado por, en lugar del policía, retratarse de la mano con la exfiscal Ernestina Godoy, que encabeza la segunda fórmula a la Cámara alta.
Con el objetivo de abordar el tema de la seguridad, Brugada centró su discurso en los últimos días en la creación de módulos de atención en cada barrio, la duplicación de las cámaras de videovigilancia —que ya cuenta con unas 63.000 distribuidas en toda la ciudad— y en “los logros” en los últimos años. “Yo sé que la seguridad es lo más importante para ti y tu familia. Para mí también”, comienza diciendo la candidata en uno de los últimos spots difundidos. “Con los Gobiernos de Morena, bajaron los delitos como en ninguna otra parte del país”, aseveró.
Las estadísticas ayudan o perjudican según cómo se las mire. Si bien es cierto que los delitos de alto impacto han descendido desde que Morena tomó el poder en Ciudad de México, otros delitos han escalado, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Mientras los homicidios —dolosos y culposos— pasaron de 1.997 en 2019 a 1.466 en 2023, las carpetas de investigación por abuso sexual subieron en esos cinco años de 4.053 a 4.742. El secuestro y el robo también descendió. Pero los casos por violencia familiar aumentaron de 25.774 a 37.578 registrados el año pasado.
César Cravioto, el vocero de la campaña de Brugada, asegura que la candidata aún está sacando a la luz sus propuestas y que “en algún momento” más adelante “ya sacará en profundidad el tema” de la inseguridad. Sin embargo, el portavoz apunta que ya han dejado caer los ejes de cuál será la estrategia de ganar las elecciones.
“El mejor combate a la inseguridad es que haya bienestar”, ha dicho y ha explicado que buscarán atender las causas de la violencia, con más educación y becas para jóvenes, un centenar de Utopías y la extensión del programa de senderos iluminados. “No se trata de más policía y más armamento, sino enfocar a las causas”. Cravioto ha negado que haya tensiones entre la candidata y García Harfuch y ha asegurado también que en el futuro se les verá más cercanos en la campaña.
Mientras que Morena en la capital debate cómo afrontar el tema, la oposición explota el asunto a su favor. Santiago Taboada, el candidato a la jefatura de Gobierno de la alianza Va por la CDMX —PRI, PAN y PRD—, habla con soltura de blindar la ciudad tal y como lo hizo con su alcaldía. De hecho, el candidato juega con esa ficha a su favor: la Benito Juárez es uno de los municipios de todo el país donde está la menor percepción de inseguridad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana. Solo un 15% de sus habitantes consideran que vivir allí no es seguro. Una retórica que Brugada ha intentado combatir. “No vale presumir con sombrero ajeno”, le dijo recientemente y le reprochó que ese era un logro del Gobierno de la ciudad. Un sombrero, de momento, sin dueño claro.