México encara un cierre de año vertiginoso en materia económica. La posible aprobación de las reformas del Gobierno de López Obrador, entre las que sobresalen los cambios al sistema judicial y la desaparición de los órganos autónomos, ha derivado en un nerviosismo financiero y un debilitamiento del peso frente al dólar hasta llegar a 20 unidades por dólar, su peor desempeño desde 2022.
De aterrizarse estos cambios, aunado al debilitamiento de la economía estadounidense, México se situará en la antesala de una recesión económica en 2025. Por otra parte, el primer año de mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, será uno de muchos retos económicos. Además de la batería de reformas que podrían aprobarse en septiembre, la próxima inquilina de Palacio Nacional deberá hacer frente a la abultada deuda de la paraestatal Pemex y a un déficit presupuestario de 5,9% —un nivel no visto desde hace más de 30 años—.
En el caso de que la reforma judicial se llegara a aprobar, el tipo de cambio daría un salto de 50 centavos, primero hacia los 20,50 pesos y luego hacia los 21 pesos por dólar, pero, si las agencias calificadoras recortan la calificación de México el tipo de cambio se podría ir más arriba. Ahorita hay optimismo de que la reforma no se va a aprobar, sería lo mejor, porque, aunque en México sí se necesita una reforma al Poder Judicial, es algo de gran escala y, por lo tanto, tiene que ser bien pensado y bien reflexionado.
Ahora, la reforma al Poder Judicial no es el único factor que genera aversión al riesgo en los inversionistas, está también la posible desaparición de los organismos autónomos, en donde directamente habría violaciones al TMEC y se podría deteriorar la relación comercial con Estados Unidos.
Con la desaparición de los organismos autónomos podrían venir controversias comerciales y la economía mexicana podría deteriorarse muy rápidamente. Con la aprobación de la reforma al Poder Judicial y con la desaparición de los organismos autónomos podría darse una recesión en México el siguiente año, e inclusive, un estancamiento económico muy largo.
Se prevé que este año la economía mexicana crezca un 1,3%. Sin embargo, tradicionalmente, el primer año de una nueva administración tiende a presentar una desaceleración económica. El costo anual de la reforma judicial podría alcanzar el 1,9% del PIB, lo que reduciría el crecimiento, acercando a México a una recesión.
Vis-a-vis de las elecciones norteamericanas, una posible victoria de Donald Trump genera ruido. Sin embargo, paradójicamente, su mandato podría no ser tan perjudicial para México, dado el impulso al nearshoring y la guerra comercial con China que beneficiaron a la economía mexicana en su primer periodo. Aunque Trump es un negociador agresivo, muchas de sus amenazas no se materializan, mientras que los demócratas suelen tener un enfoque más discreto.
Este 2024, se está proyectado un déficit presupuestario equivalente al 5,9% del PIB para este año y eso que en la Secretaría de Hacienda están esperando un crecimiento de 2,5% del PIB. Con esto, el déficit presupuestario como porcentaje del PIB es el mayor desde 1988, esto lo van a tener que recortar porque si no luego pueden venir recortes a la calificación crediticia de la deuda soberana. Este es otro reto más que le dejan a la Administración de Claudia Sheinbaum, por eso todos estamos a la expectativa de cuál será la estructura de gasto del siguiente año.
Se va a frenar la economía, definitivamente. Este año soltaron el gasto porque fueron elecciones y luego todos esos programas sociales están haciendo una bola de nieve. Pareciera que nos estamos encaminando a una política económica como la de Argentina, en donde mucho del crecimiento económico se da por las transferencias que otorga el Gobierno a distintos grupos de la población.
La próxima administración tendrá que reducir el gasto público y posiblemente ajustar el régimen tributario, especialmente asegurándose de que las grandes empresas paguen sus impuestos puntualmente.
En cuanto a Pemex, sigue siendo un problema significativo para las finanzas públicas. El gobierno deberá seguir apoyando a la empresa, pero también es necesario que Pemex ajuste su modelo de negocio. Si no se abordan áreas como la refinación, que generan pérdidas, la empresa continuará siendo un barril sin fondo. Una opción sería vender activos menos relevantes para reducir su deuda, que sigue siendo una de las más altas entre las petroleras globales. El pasivo laboral y las deudas con proveedores continúan creciendo, representando una bomba de tiempo.
Qué es lo que se tiene que hacer, pues dejar a un lado en donde se pierde dinero, es decir, la parte de refinación, vender activos que no son tan importantes y con eso pagar parte de la deuda. Actualmente, Pemex sigue siendo una de las petroleras más endeudadas a nivel global, su pasivo laboral sigue creciendo, el pasivo con proveedores también es una bomba de tiempo.
Los factores que más han afectado la economía mexicana este año incluyen la cautela de los consumidores y empresarios, y un gasto público mal administrado. La inversión fija bruta se ha desacelerado y, aunque el crédito ha aumentado, la cartera vencida también ha crecido.
El nearshoring sigue siendo una oportunidad enorme que México está desaprovechando, en parte por las reformas en discusión y el nerviosismo que estas generan entre los empresarios, quienes han detenido sus proyectos de inversión hasta que haya mayor claridad. Esta oportunidad representa 300,000 millones de dólares anuales, pero México solo está capturando menos del 5%.
Entre los principales errores de la actual administración se encuentra la creación de incertidumbre respecto a la política económica interna, el aumento de la inseguridad pública que ha frenado el crecimiento y la apuesta por un crecimiento impulsado por transferencias gubernamentales.
Entre los aciertos, destaca la Ley del Mercado de Valores, aunque su éxito dependerá de su implementación. Por otro lado, la falta de una política fiscal contracíclica durante la pandemia agravó la caída del PIB, lo que representa otro gran error de esta administración.