La polémica persigue al Gobierno a cuentas del Ejército. Este miércoles, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, condecoró al general Salvador Cienfuegos, en el marco del 200 aniversario del Heroico Colegio Militar. Las críticas no tardaron en llegar. Cienfuegos simboliza esa vieja sospecha sobre el poder del PRI y su cercanía con el crimen organizado. No en vano, las autoridades de Estados Unidos detuvieron al jefe militar en 2020, acusado de narcotráfico. El proceso contra Cienfuegos, secretario de la Defensa en el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), se vino abajo porque el Gobierno de López Obrador maniobró y exigió la vuelta del general a México para, en todo caso, que fuera juzgado aquí. Luego, la Fiscalía señaló que no había pruebas en su contra.
Este jueves, López Obrador ha recordado a grandes rasgos aquel episodio y ha respondido que las críticas por la condecoración el miércoles a Cienfuegos carecen de sustento y tienen que ver con una mala interpretación de lo sucedido entonces. El mandatario ha dicho: “La inconformidad en el fondo es porque intervenimos ante una actuación que consideramos violatoria de nuestra soberanía, por parte de la DEA”. Fue la agencia antidrogas estadounidense la que construyó la acusación contra Cienfuegos. Los investigadores señalaban que Cienfuegos había protegido a un remanente del Cartel de los Beltrán Leyva, que funcionó hace años en Nayarit.
“Se demostró que le fabricaron delitos al secretario de la Defensa del Gobierno anterior”, ha dicho López Obrador. “Pero independientemente de que fuera el secretario, pudimos constatar de que fue una venganza, y que no había elementos. Entonces, los de la DEA, sus representantes, se quedaron muy enojados y quisieran tener un Ejército mexicano, unas Fuerzas Armadas de México debilitadas. Sentadas en el banquillo de los acusados, para que ellos pudieran hacer y deshacer en México, como se los permitía Calderón”, ha añadido. López Obrador no ha explicado a qué pruebas fabricadas se refería, o de qué venganza estaba hablando.
El mandatario ha divagado sobre otros posibles motivos, por lo que sus adversarios, supuestamente, critican a Cienfuegos. “¿Por qué les molesta lo del general Cienfuegos? No es solo por lo de los 43 de Ayotzinapa. No, no. En la investigación no hay nada donde se acuse de manera directa al general Cienfuegos”, ha dicho. López Obrador se ha referido ahí al ataque contra un grupo de estudiantes normalistas, en septiembre de 2014, en Iguala, en el Estado de Guerrero, y la desaparición de 43, motivo de gran polémica estos años.
En realidad, pocas voces han pedido la detención de Cienfuegos por el caso Ayotzinapa, ni siquiera después de la presentación del último informe de la comisión de la verdad para el caso, que preside el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas. Hace dos semanas, Encinas explicó que funcionarios del más alto nivel, entre ellos el propio Cienfuegos, y hasta el mismo presidente Peña Nieto, habrían participado en reuniones en las que se habría construido el relato con el que el Gobierno de entonces trató de zanjar el caso. Sobre aquello, López Obrador diferenció entre quienes tuvieron un papel activo en el ataque y la desaparición de los estudiantes, y un papel omiso y acaso lejano. Cienfuegos y el mismo Peña estarían entre estos últimos.