La diplomacia mexicana y latinoamericana se ha activado al máximo con la crisis entre México y Ecuador. Tanto la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) como la Organización de los Estados Americanos (OEA) se reunieron este martes en sesiones extraordinarias para abordar el violento asalto a la Embajada mexicana en Quito el pasado viernes.
En la primera, la canciller mexicana, Alicia Bárcena, ha agradecido el apoyo masivo de los países de la región y ha pedido a todos que acompañen la demanda contra Ecuador en la Corte Internacional de Justicia que presentarán en los próximos días. Además buscan organizar una reunión con todos los jefes de Estado, incluido el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el brasileño Lula da Silva. El Gobierno de Daniel Noboa ha respondido a las acusaciones en los dos encuentros, ha calificado la actitud de México como una provocación y ha justificado la irrupción a la legación diplomática como un paso necesario para evitar la impunidad.
“Hoy la Celac tiene una gran responsabilidad, y la obligación de demostrar a la comunidad internacional que los quebrantos al derecho internacional son inaceptables, pero sobre todo que tienen consecuencias”, ha dicho Bárcena en su intervención en la sesión extraordinaria. “Es el momento de ver una Celac unida”. De ese encuentro también participó Gabriela Sommerfeld, la canciller ecuatoriana, que justificó el accionar de la Administración de Noboa y aseguró que el asilo brindado al exvicepresidente Jorge Glas fue una provocación a su país.
Como muestra de fortaleza, López Obrador difundió la tarde de este martes una llamada que mantuvo con el presidente de Brasil en la que le manifestó su completa solidaridad. Con el apoyo de Da Silva, el Gobierno mexicano buscará llevar este asunto “al más alto nivel” de la diplomacia regional, ha dicho Bárcena.
Después de varias semanas de escalada en las tensiones bilaterales, la policía ecuatoriana ingresó sin permiso y de manera violenta a la sede diplomática de México, maltrató y apunto con armas a funcionarios mexicanos y se llevó a la fuerza a Glas, condenado en dos casos de corrupción. La arremetida fue condenada por múltiples países en todo el mundo. Las embajadas resultan ser una especie de lugar sagrado de la política internacional, y territorio inviolable para las autoridades locales.
“Lo ocurrido no tiene precedentes en la historia de la región, ni en los peores momentos, ni en los momentos más oscuros, de una violación tan clara a las normas más básicas de convivencia diplomática”, ha agregado Bárcena. “En este acto autoritario se atravesó un umbral muy peligroso”.
Las autoridades ecuatorianas aseguraron desde un inicio que el asalto se debió a que tenían la sospecha de que Glas buscaba huir de manera ilegal, mientras esperaba un salvoconducto del Gobierno de Noboa para dejar Ecuador. Una versión que México siempre rechazó y que el presidente mexicano intentó desmentir este martes con la difusión de un video en el que se ve a una docena de agentes ecuatorianos ingresar a la sede diplomática venciendo la puerta y sacar a rastras a Glas, mientras apuntaban con un arma y tiraban al suelo al responsable de la Embajada.
“Las fuerzas de seguridad ecuatorianas atentaron contra la integridad física, la dignidad del jefe de Cancillería de nuestra Embajada, Roberto Canseco, al apuntarle con un arma de fuego, vejarlo y someterlo en más de una ocasión”, ha agregado la canciller.
Bárcena ha respondido además los señalamientos de Ecuador, que ha dicho que México violó primero la Convención de Viena al otorgar asilo a una persona condenada por delitos comunes de corrupción. “Ante los argumentos de Ecuador, de que México habría abusado de las inmunidades diplomáticas, al resguardar a un delincuente común, reitero que México rechaza contundentemente esta posición”, ha señalado.
“Es falso que estábamos programando una inminente fuga. No somos iguales, nosotros no íbamos a proceder de ninguna manera de esa forma”. La secretaria de Exteriores ha explicado que habían mantenido en “todo momento” un diálogo de buena fe con Ecuador y que estudiaron “minuciosamente” la información que les pasaron las autoridades ecuatorianas sobre el caso judicial contra el exvicepresidente. “El comportamiento del Gobierno de Ecuador fue desproporcionado y no puede sentar precedente alguno”.
El viceministro de Movilidad Humana de Ecuador, Alejandro Dávalos, defendió este martes en la sesión de la OEA en Washington la actuación de su país como un paso necesario para evitar la “impunidad” e impedir que el antiguo alto cargo lograse “evadir la justicia”. En la sesión extraordinaria del consejo permanente, Dávalos, en representación de la canciller Gabriela Somerfeld, leyó un amplio alegato en el que aseguraba que la irrupción había estado justificada como única vía para el “cumplimiento de las sentencias” que pesan contra Glas por asociación ilícita para delinquir y por cohecho, esta última de ocho años e impuesta en 2020. El viceministro acusó a México de haber “promovido la impunidad” al haber otorgado asilo diplomático al exvicepresidente en su legación.
Al acoger al antiguo número dos en la jefatura de Estado, México “desmereció estos aspectos, al permitirle permanecer en el recinto, impidiendo el funcionamiento del sistema judicial ecuatoriano” que, según enfatizó Dávalos, había condenado a Glas en juicios con todo tipo de garantías. La embajadora de México ante la OEA, Luz Elena Baños, no se encontraba presente en la reunión de representantes de los países americanos.
“A pesar de que el señor Glas era sujeto a sentencias ejecutoriadas por delitos comunes, la embajada de México lo recibió en calidad de huésped y posteriormente pasó a ser considerado solicitante de asilo logrando así evadir la justicia”, subrayó el representante del Gobierno de Quito en su intervención. El exvicepresidente, destacó, representaba un verdadero riesgo de fuga. México, declaró Dávalos, “ha hecho énfasis en la importancia y respeto que otorga a la institución del asilo. No obstante, su actitud socava y desnaturaliza la figura del asilo diplomático… al concederlo a un condenado prófugo de la justicia ecuatoriana”.