Donald Trump ha vuelto a la carga. Como un ejemplo de que los ataques a México no se terminarían con su presidencia, arremetió durante un mitin este sábado contra el Gobierno mexicano. El exmandatario, que había acudido a Ohio en apoyo al candidato republicano a senador, JD Vance, utilizó de nuevo a su país vecino como artillería contra las políticas migratorias de Joe Biden. Trump recordó las tensas reuniones de 2019 en las que amenazó a Andrés Manuel López Obrador de imponer aranceles a las importaciones mexicanas si no blindaba la frontera con militares y frenaba la migración. “Nunca he visto a nadie doblarse así”, se jactó. El presidente mexicano ha tratado de desviar este lunes la polémica achacando las descalificaciones al clima electoral —las elecciones legislativas de noviembre— pero ha respondido a la ofensa: “No vamos a permitir que ningún partido, ni ningún candidato, traten a México como piñata”.
México se ha convertido de nuevo en el centro de los ataques entre los candidatos republicanos de cara a las elecciones intermedias de Estados Unidos de noviembre, en las que se renovará el Congreso y algunas gubernaturas. La estrategia de Trump, que ha sido la misma incluso antes de que tomara el poder en 2016, de alentar a las masas de electores contra la migración irregular, como un caso de seguridad nacional por encima de cualquier otro asunto patrio, la han continuado algunos de sus herederos.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, que busca reelegirse en noviembre, ha venido haciendo lo propio en las últimas semanas. Implementó una medida inédita para chantajear a México de una forma similar a la que empleara Trump con el polémico caso de los aranceles. Bloqueó los puentes fronterizos que conectan algunos Estados mexicanos con su territorio mediante revisiones eternas a los camiones de carga y ocasionó un caos en una de las fronteras más transitadas y de un volumen comercial más grandes del mundo, con protestas de transportistas y algunos tráileres incendiados. Tras la presión diplomática, el gobernador cedió, aunque las amenazas de volver a cerrar la frontera cuando considere no han cesado.
Trump contó ante una multitud de seguidores su versión sobre las reuniones que mantuvieron un grupo de representantes del Gobierno mexicano, encabezado por el canciller Marcelo Ebrard, en junio de 2019. “Vino a verme el máximo representante de México, justo debajo del puesto más alto, del jefe, que resulta ser el presidente, un tipo muy bueno, que me gusta mucho, es un socialista, pero me gusta, es uno de los socialistas que me gustan”, refiriéndose a López Obrador.
Recordó que Ebrard se rio cuando le ordenó: “Necesitamos 28.000 soldados en la frontera, gratis”. “Entonces, me miró y me dijo algo como: “¿Gratis?, ¿por qué haríamos eso?”. Le contesté: Necesitamos algo llamado Quédate en México”, continuó Trump. El programa, que firmó México en ese año y que acarreó una oleada de denuncias de las organizaciones civiles, consistió en permitir que miles de migrantes continuaran su proceso de asilo en Estados Unidos del otro lado de la frontera, una política que colapsó los albergues en las capitales fronterizas del norte de México. Pese a esa medida, endurecida en 2020 con el polémico Título 42 —que permitió las devoluciones en caliente durante la pandemia— y a la militarización de la frontera del lado mexicano, la migración continuó agolpándose con cifras históricas.
El expresidente continuó con su anécdota, recordando que el representante de México se negó en un principio. A lo que Trump le respondió: “Soy el presidente de Estados Unidos, no puedes ordenarme”. Y fue entonces cuando comenzó la amenaza: “Ahora es viernes, y el lunes voy a poner un 25% de aranceles [a las importaciones mexicanas]”. La promesa de imponer impuestos a México en sus importaciones supuso el momento más tenso en la relación entre ambos países. “Luego me vio y me dijo: “Sería un honor tener 28.000 soldados en la frontera. Sería un honor tener el Quédate en el Maldito México, ¡queremos tener el Quédate en México””, agregó Trump coreado por sus seguidores. Y remató: “Nunca he visto a nadie doblarse así”.
Ebrard, presente en esas reuniones con el Gobierno estadounidense, ha respondido en Twitter a las críticas directas: “En cuanto a las declaraciones del expresidente Trump, me consta el patriotismo del presidente López Obrador en aquellos momentos críticos. Ante la amenaza de aranceles, no aceptó el tercer país seguro, que era la condición de Estados Unidos para no imponerlos”. Y concluyó: “Lo de ayer es un hombre en campaña agitando el antimexicanismo que lo caracteriza. Lo que nos califica son los hechos, no sus dichos”.
México no aceptó ser tercer país seguro, como sí lo hicieron otros centroamericanos, como Guatemala, El Salvador y Honduras —un acuerdo que suspendió Biden en febrero de 2021—, aunque en la práctica el procedimiento del programa Quédate en México es prácticamente idéntico. Sí aceptó, no obstante, la militarización de la frontera sur y norte, con miles de soldados de la Guardia Nacional desplegados que, acompañados de agentes migratorios, detuvieron, entre 2019 y el año pasado, a más de 570.000 personas. En el año de las negociaciones con Trump, la cifra de deportaciones se disparó —149.812 migrantes—, un 30% más que el año anterior. Este año, pese a las promesas de regularización de migrantes en Estados Unidos por parte de Biden, las detenciones en suelo mexicano han ascendido a más de 300.000 —la cifra más alta de los últimos cuatro años— y las deportaciones suman 114.366.
La humillación a México y sus gobernantes, marca de la casa del trumpismo, la ha tratado de minimizar este lunes López Obrador. “A mí me cae bien Trump, aunque es capitalista”, ha comenzado la respuesta el presidente mexicano, haciendo referencia a las propias palabras de Trump. Y ha continuado: “Lo cierto es que nos entendimos y fue bueno para las dos naciones. Ahora estoy sintiendo que se está hablando más de México en Estados Unidos y es importante que los mexicanos sepamos el porqué. Este año va a ver elecciones en Estados Unidos y tanto los partidos de un lado como de otro están queriendo poner a México en sus temas de debate, tratando de sacar raja”, ha explicado López Obrador. Y ha lanzado otra advertencia: “No vamos a permitir que nos traten como piñata. Nos van a tener que tratar con respeto, como lo hacemos nosotros”.
El presidente ha enviado también un mensaje a los millones de mexicanos que viven y votan en Estados Unidos y también al resto de la comunidad latinoamericana: “Si se maltrata a México, no voten por esos partidos y esos candidatos, sean del partido demócrata o republicano. No olviden sus orígenes”.