Sé que NFT es la sigla de token no fungible, pero ¿qué significa eso?
Comencemos con las palabras en sí. En economía, “fungible” es un término usado para las cosas que pueden ser intercambiadas por otras cosas de exactamente el mismo tipo. El dólar estadounidense es fungible, porque tú y una amiga pueden intercambiar billetes de 1 dólar y cada uno todavía tendrá con exactitud el mismo poder adquisitivo. La mayoría de las criptodivisas también son fungibles: un bitcóin es un bitcóin y en realidad no importa cuál bitcóin tengas.
No obstante, la mayoría de los objetos en el mundo físico, como autos y casas, no son fungibles: lo que significa que tienen cualidades únicas y no puedes solo intercambiarlos por otros del mismo tipo. (Podrías estar dispuesto a cambiar tu Honda Civic 2020 por otro Honda Civic 2020, pero los autos no serían con exactitud los mismos y querrías saber en qué condiciones está el otro vehículo antes de aceptar el intercambio).
Los tókenes, en el criptoléxico, son unidades de valor almacenadas en una cadena de bloques o blockchain. Las criptomonedas como el bitcóin, el ether y el dogecoin son tókenes, pero no todos los tókenes se usan como dinero. Pueden estar ligados a bienes tangibles (por ejemplo, Nike está experimentando con criptotókenes que están vinculados a la propiedad de zapatillas físicas), pero también pueden representar bienes intangibles, como acceso a una sala de chat privada o espacio de almacenamiento en un servidor en la nube.
Entonces los tókenes no fungibles son como criptomonedas, excepto que tienen cualidades únicas y no necesariamente se usan como dinero. ¿Por qué es importante eso?
Bueno, hasta hace muy poco, los bienes no fungibles en realidad no existían en internet.
El internet, en esencia, funciona como una gigantesca fotocopiadora: cualquier archivo digital puede ser duplicado un número infinito de veces y cada copia es exactamente igual al original.
La cualidad de internet para hacer copias infinitas fue fantástica para hacer abundantes los objetos digitales, pero fue terrible para hacerlos escasos. Si eras un artista que deseaba hacer solo cien “primeras ediciones” de tu obra de arte digital o un atleta profesional que quería vender tarjetas coleccionables digitales para tus admiradores (y que esas tarjetas conservaran valor de la misma manera en que lo harían las tarjetas coleccionables físicas), tus opciones eran limitadas.
Hace varios años, la gente se dio cuenta de que las cadenas de bloques (las bases de datos compartidas y descentralizadas que permiten la operación de bitcóin y otras criptomonedas) podían ser utilizadas para crear archivos digitales únicos y no copiables. Además, como estos archivos eran entradas simples en una base de datos pública, cualquier persona podía verificar quién los poseía o rastrearlos a medida que cambiaban de dueño.
Esa constatación impulsó la creación de los primeros NFT.
Pero… ¿Acaso la mayoría de los NFT no solo son archivos jpeg que puedes copiar al darle clic derecho sobre ellos y guardarlos en tu computadora? ¿Cómo resuelve eso el problema de la copia de archivos?
Es cierto. Los NFT no hacen que sea imposible copiar los archivos jpeg. Pero lo que sí logran es permitir la creación de un activo digital imposible de copiar vinculado a un jpg, que puede emplearse para señalar que esa copia en particular del jpeg es la “verdadera”.
Si es de ayuda, puedes pensar en los NFT como el certificado de autenticidad que recibirías al comprar una escultura cara. La escultura podría ser replicada o falsificada (o alguien podría irrumpir en tu casa y robarla), pero, como cuentas con el certificado de autenticidad, puedes comprobar que eres el propietario de la original.
Empiezo a entender. Entonces los NFT son básicamente una forma de reclamar la propiedad de un archivo digital.
Así es. Lo cual puede parecer que no es gran cosa. (¡Y tal vez así sea!). Pero los aficionados a los NFT creen que esta idea, la de reclamar la propiedad de un archivo digital, es un concepto de importancia radical.
Argumentan que la escasez es lo que le brinda valor a muchos objetos en el mundo material. Y consideran que traer esta cualidad al mundo de internet va a permitir que crezca un nuevo y gran mercado de bienes digitales escasos.
Entiendo por qué los NFT son una tecnología interesante. Sin embargo, ¿por qué alguien pagaría millones de dólares por uno? Al menos un auto de lujo lo puedes manejar o apreciar un Picasso colgado de la pared (no puedes manejar un archivo en formato JPEG).
Es cierto que la mayoría de los NFT no son valiosos por su utilidad. Además, cuando se trata de la gama alta del mercado (como las imágenes del Bored Ape Yacht Club o las colecciones NFT que la casa Sotheby’s subasta por millones de dólares), gran parte del valor se debe a la especulación y a que puedes presumir que lo tienes.
No obstante, uno de los argumentos en defensa de los NFT que he escuchado en la industria (o, al menos, una explicación de su popularidad) es que los NFT no son únicos en su falta de utilidad. La gente gasta dinero todo el tiempo en objetos sin valor práctico, tal vez para sentirse bien, quizá para presumirlos a sus amigos o para demostrar su pertenencia a un grupo. Algunos artículos que compramos son tangibles (ropa de diseñador, joyería cara) y algunos son digitales (atuendos de “Fortnite”, nombres de usuario cortos en Instagram). La venta de cosas lujosas e inútiles a la gente rica ha ayudado a construir imperios. E incluso si los NFT solo representaran una nueva clase de bienes digitales de lujo, aun valdría la pena tomarlos en serio como una industria emergente.
¿Y de qué se tratan todos esos monos y pingüinos de caricatura que veo que la gente cripto usa como sus avatares en Twitter?
Esos son conocidos como NFT comunitarios o NFT PFP (por la sigla en inglés de “imagen de perfil”). En esencia, son una serie de NFT únicos pero relacionados por su temática, lanzados en lotes limitados.
Una vez que son lanzados o “acuñados”, estos NFT se vuelven una suerte de coleccionable digital y una tarjeta de membresía a un club exclusivo. Muchos grupos de NFT tienen sus propias salas de chat en la aplicación de mensajería Discord, en las que los propietarios pasan el tiempo y conversan entre ellos. Algunos proyectos de NFT comunitarios incluso organizan eventos y fiestas en el mundo real, a los cuales solo puedes ingresar si demuestras que eres dueño de uno de sus NFT.
Estos NFT comunitarios demuestran estatus de pertenencia a un grupo y se ha vuelto costumbre que los propietarios los exhiban como su foto de perfil de Twitter, para distinguirse como un mono aburrido (Bored Ape) o un gato chévere (Cool Cat) o lo que sea. Y todos en el mundo cripto saben que las colecciones más valiosas se venden por millones de dólares cada una, motivo por el cual celebridades como Jay-Z o Snoop Dogg exhiben las suyas en Twitter.
Pero… los NFT son solo peluches digitales, ¿verdad? ¿Y la mayoría de ellos terminarán por no valer nada?
Esa es la pregunta del millón de dólares (o, para ser más precisos, la de los 40.000 millones de dólares). Es posible que las personas que invierten en NFT tengan la razón (de que estamos en la cúspide de una revolución en la compra venta de bienes digitales se compran y que los primeros NFT algún día serán tan valiosos como los Picasso y los Monet originales).
Pero el mercado de los NFT parece estarse enfriando en estos días, pues sus valores de transacción están en caída y se han cancelado subastas de NFT muy costosos. Incluso algunos fervientes amantes de los NFT están preocupados de que el mercado se haya sobresaturado. Gary Vaynerchuk, un mercadólogo en línea y magnate de los NFT, predijo hace poco que el 98 por ciento de los NFT harían que sus propietarios perdieran dinero.
¡El 98 por ciento!
Sí. Los NFT son controversiales, incluso dentro de la criptocomunidad. Algunos inversionistas no quieren saber nada de ellos, mientras que otros los tratan como apuestas especulativas o solo los adquieren como diversión.
Además, dentro del mundo de los NFT, ahora hay un enfoque creciente en la “utilidad” —que en esencia, es hacer paquetes de otras cosas para ofrecer con la compra de NFT como boletos de conciertos, memorabilia firmada o acceso previo a lanzamientos futuros— para garantizar que hay algo de valor incluido, incluso si el valor del NFT se desploma hasta cero.
Eso igual suena algo sospechoso. ¿Hay muchos fraudes en NFT? ¿Y qué pasa con el lavado de dinero?
Sí, hay muchos fraudes en el mundo de los NFT. El “tirón de alfombra”, también conocido como el “retiro de la alfombra” (cuando un desarrollador de cripto abandona de manera abrupta un proyecto y escapa con el dinero de los compradores), es común. Varios proyectos muy promovidos resultaron ser retiros de alfombra (incluyendo Evolved Apes, una maniobra de NFT cuyo creador se fugó con 2,7 millones de dólares).
Además, muchos proyectos son corrompidos por una práctica llamada “lista blanca” o whitelisting, a través de la cual se invita a ciertas personas a comprar sus NFT antes de que estén disponibles al público en general. Tener una lista blanca significa que muchas de las ganancias fluyen hacia personas conectadas del mundillo, quienes obtienen sus NFT con un descuento y pueden venderlas por más dinero cuando se lanzan al público. Un estudio de Chainalysis descubrió que los usuarios en las listas blancas que revendieron sus NFT tuvieron una ganancia en el 75 por ciento de las ocasiones contra el 20 por ciento de las veces para los usuarios que no participan en la práctica.
El lavado de dinero, el volumen falso o wash trading (una maniobra que involucra venderte algo a ti mismo para inflar su valor percibido) y otras prácticas turbias casi con certeza también ocurren en el mercado de los NFT. No queda claro con qué frecuencia suceden, pero es un riesgo suficientemente grande que los reguladores financieros en varios países, incluyendo China, han advertido sobre el uso potencial de NFT y otros activos digitales para el lavado de dinero.
Por supuesto, un fanático de los NFT podría argumentar que los fraudes y el lavado de dinero ocurren también en la economía regular. (Por ejemplo, el mercado de arte tradicional está repleto de lavado de dinero, según descubrió una investigación del Senado de Estados Unidos). Quizá el cripto solo hace que sea más fácil.
Regresemos por un momento, porque todavía tengo preguntas sobre los NFT y cómo funcionan. Vi un hilo en Twitter que los comparaba con esos obsequios de “Bautiza a una estrella”, en los que todo lo que obtienes es ingresar a una base de datos en la que dice que una estrella tiene tu nombre (sin ningún derecho oficial sobre la estrella misma). ¿Los NFT incluyen la propiedad o los derechos de uso?
No necesariamente. En muchas ventas de NFT, lo que el comprador obtiene es solo el ingreso único en la base de datos de la cadena de bloques que identifica a esa persona como la propietaria del bien digital (el token, en vez de la cosa que el token representa).
Por ejemplo, la persona que compró el famoso NFT de Nyan Cat en realidad no posee los derechos reservados de la imagen de Nyan Cat o el derecho a convertirla en artículos de Nyan Cat. Su creador, Chris Torres, se reservó esos derechos. En esencia, lo que el comprador del NFT obtuvo fue una copia “oficial” de la imagen que Torres firmó de manera criptográfica.
Los creadores de NFT pueden elegir incluir derechos adicionales en la venta de un NFT, pero no están obligados a hacerlo. Además, ya ha habido disputas de alto perfil por los derechos reservados en NFT, como la demanda presentada por Miramax contra el cineasta Quentin Tarantino el año pasado, después de que anunció que subastaría fragmentos inéditos del guion de Pulp fiction como NFT.
También he escuchado con frecuencia que se roban los NFT, ¿es cierto?
Sí, se han registrado diversos robos de NFT en los últimos meses, a medida que el precio de los NFT populares se ha elevado. Los ladrones hace poco eligieron como objetivos a varios miembros de Bored Ape Yacht Club (cuyos NFT con caricaturas de monos aburridos a menudo se venden cada uno por cientos de miles e incluso millones de dólares) y los engañaron para que dieran la contraseña de su criptocartera. Además, los criminales cibernéticos hace poco robaron diversos NFT con valor de 1,7 millones de dólares a usuarios de OpenSea, la plataforma más grande de transacciones de NFT.
Otro tipo de robo, que involucra crear NFT a partir de material protegido o con derechos reservados, también es común. Muchos artistas se han quejado de que su obra ha sido convertida en NFT y vendida como versiones “oficiales” sin su consentimiento. Aunque muchas plataformas han intentado combatir la venta de NFT robados, es probable que algunos casos sean inevitables debido a la falta de supervisión en el mercado.
Si los NFT tienen tantos defectos, ¿por qué tanta gente está obsesionada con ellos? ¿Cuál es la perspectiva optimista?
He pasado mucho tiempo hablando con creadores y coleccionistas de NFT y su argumento pro-NFT en general se resume en algunos puntos principales:
• El internet existente está demasiado centralizado y los NFT podrían ayudar a descentralizarlo. En este momento, la mayoría de las personas que hacen contenido en internet (artistas, músicos, streamers de videojuegos, etcétera) colocan su obra en plataformas gigantes como Spotify, YouTube y Facebook. Esas plataformas son geniales para ir construyendo una audiencia, pero no sirven tanto para hacer dinero. Los NFT, afirman, hacen posible que los creadores vendan objetos digitales únicos a sus admiradores, por lo que conservarían una porción mucho mayor de las ganancias. Un artista como 3LAU podría vender un NFT de un álbum a un superfan por 3,6 millones de dólares y ganar más dinero del que habría obtenido por una vida de emisiones en continuo en Spotify.
• Estamos ingresando a la era del metaverso: es una época en la que muchas de nuestras interacciones y experiencias diarias sucederán dentro de mundos digitales inmersivos, en lugar de ocurrir en espacios físicos en el mundo real. Justo como en la actualidad muchos niños gastan dólares reales en atuendos de “Fortnite” y accesorios para Roblox, los adultos que pasan más parte de sus días interactuando en espacios virtuales adquirirán todo tipo de objetos digitales para mejorar su vida y muchos de esos artículos tomarán la forma de NFT.
• Los NFT siguen siendo una tecnología muy reciente y todavía no alcanzamos a ver todas las formas en las que será empleada. La escasez digital es un concepto en realidad importante que abrirá una economía totalmente nueva de bienes digitales únicos y debemos ser pacientes y tener la mente abierta, mientras esperamos para ver qué se construirá con ellos.
Pero, ¿hace años no se habló mucho de esta “economía de los creadores”, cuando la gente estaba entusiasmada por la idea de que plataformas como YouTube y Twitter iban a posibilitar que estos músicos, vloggers y gamers ganaran dinero en línea? ¿Qué pasa si el mercado de los NFT termina por consolidarse en unas cuantas grandes compañías, como pasó con las redes sociales?
Ciertamente hay grandes plataformas en el mundo NFT. La mayor es OpenSea, valorada en 13.300 millones de dólares). Y algunos criptoentusiastas han criticado a estas plataformas por comportarse de forma que socavan su afán de descentralización, como la decisión de OpenSea de retirar de sus listas ciertos NFT que consideraba robados o fraudulentos.
También es cierto que la propiedad de NFT es relativamente centralizada, en el sentido de que una poca cantidad de personas parecen estar en control de la mayoría de los NFT de mayor valor.
Pero un mercado donde se concentra la propiedad es distinto a un mercado que opera con tecnología centralizada. Y hay algunas fuerzas estructurales que podrían dificultar que las grandes compañías tomen control del mercado de NFT.
Para empezar, los NFT son propiedad personal de un modo que no lo son la mayoría de los demás bienes digitales. Cuando subes un video a YouTube, la plataforma aloja ese video en sus servidores y toma todas las decisiones sobre el mismo: si viola o no los lineamientos de la comunidad, si es candidato a llevar publicidad, si el algoritmo lo recomienda y así sucesivamente. Pero los NFT viven en las billeteras digitales de sus dueños, que no están vinculadas con ninguna plataforma en particular, y pueden usarse de cualquier modo que sus dueños decidan.
Luego está el tema de la interoperabilidad. Una característica de los NFT es que pueden volverse interoperables, es decir, a diferencia de la compra de un atuendo en Fortnite que solo puede usarse dentro del juego, en teoría puedes llevar un NFT de un ambiente virtual a otro. Una espada de NFT que compraste en un videojuego podría resultar útil en otro juego. O la caricatura de un animal que compraste como NFT podría convertirse en tu avatar en una aplicación de realidad virtual del metaverso.
Y, si te enfadas con OpenSea, fácilmente puedes tomar tus NFT (que viven en tu criptobilletera y no en los servidores de OpenSea) y llevártelos para intercambiar en otra plataforma.
Eso no sucede en las redes sociales. Si tienes un canal de YouTube no puedes simplemente tomar a tus suscriptores y trasladarlos a TikTok cuando te dé la gana.
Soy artista. ¿Qué pasa si quiero pasar mis creaciones a NFT? ¿Puedo participar?
En efecto, puedes pasar de vender ropa tejida en Etsy a vender NFT de tus mercancías en OpenSea, aunque no hay garantía de que vayas a ganar más dinero. (Y existe una gran probabilidad de que no ganarás nada). Cualquier archivo digital, más o menos puede convertirse en un NFT.
Mi experiencia como vendedor es limitada, pero así fue: primero usé una extensión para mi navegador llamada MetaMasak para crear una billetera cripto. Usé dicha billetera para abrir una cuenta en Foundation, una plataforma de intercambio de NFT. “Acuñé” o creé mi NFT a través de Foundation, para lo que tuve que subir mi archivo a un servicio de alojamiento descentralizado y crear un activo basado en cadena de bloques que dirigía a dicho archivo. Luego lo anuncié para venderlo. Todo el proceso tomó algunas horas, de principio a fin, sin contar las muchas, muchas horas que pasé convenciendo a mis jefes de que no era una idea terrible, aunque me costó aproximadamente 100 dólares en “tarifas de gas” para acuñar el NFT.
Bueno, entiendo los beneficios teóricos de los NFT pero nada de esto es muy profundo, ¿no? O sea, nadie está usando los NFT en videojuegos, solo los están comprando con la esperanza de que el precio aumente.
Bueno, no diría que “nadie”. Hay algunos juegos grandes que están basados en NFT como Axie Infinity, que permite que los jugadores ganen dinero de verdad al ganar batallas de juego con sus personajes de NFT.
Pero es razonable concluir que la mayor parte de la actividad NFT actual es especulativa, y que si otro tipo de activo digital enriqueciera a la gente de forma rutinaria (o les brindara comunidades divertidas de personas con ideas afines a las que unirse), algunas personas podrían dejar de comerciar con NFT y ponerse a intercambiar esos artículos.
Al final la gran promesa de los NFT no es que logren que intercambiar bienes digitales sea fácil y barato (porque no es así), ni tampoco que sean permanentes e indestructibles (es posible que los tókenes sí lo sean, pero los archivos digitales a los que están vinculados por lo general no lo son) e incluso que representen el futuro de la propiedad intelectual (vamos a seguir necesitando abogados para resolver disputas de copyright).
La gran promesa es que permiten, para bien o para mal, que la gente cree e intercambie objetos digitales escasos.