El petróleo ha dejado de ser un pilar económico para México debido al lastre que representa la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), según dos académicos del Centro México en el Instituto Baker de la Universidad Rice en Houston, Texas. Los académicos Tony Payan y José Iván Rodríguez-Sánchez delinearon que los resultados de inversiones del Gobierno federal, parte de la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador para preservar el monopolio del Estado en el sector energético, han sido “catastróficos”. Mientras el Gobierno ha invertido 1,1% del producto interno bruto (PIB) en estímulos económicos para superar la pandemia, los expertos estiman que el apoyo a Pemex este año será del 1,4%. ” La recuperación de la economía de México en 2021 depende en gran parte del destino de esta empresa”, advierten.
“López Obrador ha apostado a la empresa para generar crecimiento económico a través del supuesto de que la producción de petróleo pudiera aumentar. Ese no ha sido el caso”, aseguran los académicos en su reporte publicado el 9 de marzo. “Si a esto le sumamos que el gobierno federal ha subsidiado fuertemente a Pemex para que pueda seguir funcionando como hasta ahora, sin planes de inversión ni desarrollo de nueva tecnología, los resultados son catastróficos. Por un lado, la producción de petróleo ha disminuido en los últimos años y, a pesar de las promesas del Gobierno, no ha aumentado en absoluto en los últimos dos años. El Gobierno tampoco tiene un plan de negocios estratégico para evitar más pérdidas o para refinanciar la empresa”, agregaron los especialistas.
Como prueba de que el dinero invertido en Pemex es ineficiente y no genera réditos, Payan y Rodríguez-Sánchez apuntan a las pérdidas netas de la empresa en los últimos años. En 2019, Pemex perdió casi 358.000 millones de pesos (17.400 millones de dólares) y esperan que la cifra consolidada para 2020 sea “la más alta en una década”. De acuerdo con los resultados publicados por la empresa más recientemente, y que aún no se han consolidado como los oficiales, se estima que Pemex perdió 481.000 millones de pesos el año pasado. La empresa es la petrolera más endeudada del mundo con 110.000 millones de dólares en deuda y su perfil crediticio se ha deteriorado. En abril de 2020, la agencia Moody’s recortó la calificación de Pemex, quitándole su grado de inversión.
“Si el Gobierno federal continúa apoyando financieramente a Pemex, afectará gravemente tanto a la economía nacional como a su solidez fiscal”, dice el reporte. “Invertir recursos en Pemex es un uso ineficiente del dinero sin efectos positivos en la economía, ya que no existe un plan para reestructurarlo financieramente. Si estos recursos se utilizaran para apoyar a las empresas y las personas afectadas por la pandemia, el impacto positivo en la economía sería mayor. Aun así, el paquete de rescate económico para la pandemia ha sido uno de los más pequeños de América Latina, con un 1,1% del PIB. Se estima que el apoyo a Pemex en 2021 podría costar cerca del 1,4% del PIB de México. Sin embargo, apoyar a Pemex a través de una profunda reestructuración tendría un coste de entre 10 y 12 puntos del PIB”.
“Pensando con optimismo, Pemex podría convertirse en un insumo importante para la economía si los precios del petróleo subieran drásticamente, pero esto también dependería de la recuperación mundial. Por ahora, sin embargo, es un lastre para el PIB del país”, aseguraron los autores. El PIB de México cayó 9% el año pasado, la más profunda desde 1932. Este colapso, opinaron Payan y Rodríguez-Sánchez, se debe principalmente a la respuesta en salud pública del Gobierno para lidiar con COVID-19, la cual calificaron de “inadecuada”, así como la ausencia de una respuesta de estímulo económico para abordar los efectos de la pandemia. “También existe un persistente problema de inseguridad pública y un clima creciente de incertidumbre para los inversores y las empresas debido a la retórica y las políticas hostiles del Gobierno federal hacia el sector privado”, dijeron, “a este ritmo, la recuperación podría tardar hasta 2024 solo para alcanzar los niveles económicos de 2019″.
Además de apoyar con recursos y reducciones de impuestos a la petrolera, López Obrador envió al Congreso una reforma a la Ley de Hidrocarburos para fortalecer a Pemex y facilitar la suspensión de permisos a empresas competidoras a finales de marzo. Si se aprueba, la nueva ley iría directamente en contra de la reforma constitucional de 2014 y que abrió el sector energético a la inversión de privados por primera vez en 70 años. El objetivo es “que las empresas productivas del Estado jueguen un papel más activo” frente a la iniciativa privada, explicó López Obrador en conferencia de prensa.
El lunes, la Comisión Federal de Competencia Económica, advirtió en un comunicado que algunos términos de la reforma afectarían la competencia en esta industria, “lo que aumentaría el precio que pagan las familias y empresas por los productos finales”. “De aprobarse, la Iniciativa generaría incertidumbre jurídica a los participantes de la cadena de hidrocarburos y petrolíferos, además habilitaría espacios para una restricción artificial e injustificada de la oferta de sus productos y servicios en detrimento de los consumidores mexicanos,” aseguró la Comisión.