Cuando los buenos tacos se combinan con cuidado y atención a cada uno de sus ingredientes, una base de clientes fieles se convierten en embajadores de la marca que generan un espiral ascendente de ruido positivo. Este ruido no le quita nada de sabor a esos buenos tacos, ¡muy buenos!
Cuando los Rolling Stones aparecieron en la BBC nadie les dijo que “se habían vendido” al establishment. Ellos sólo querían que su música se escuchara más allá de sus cuatro paredes donde ensayaban. Así, cuando los tacos auténticos de nuestro pais se animan a dar un “brinco”, y quieren conquistar paladares en Nueva York y Miami, no pierden un ápice de sabor.
Pero lo que están vendiendo como “tacos auténticos” en Nueva York es como decir que el Tex-Mex es comida mexicana. Mientras en México se sigue perfeccionando el arte culinario de siglos, los gringos están pagando cinco dólares por una tortilla fría rellena de lechuga iceberg a lo que llaman “experiencia gastronómica auténtica”.
Muchas taquerías han nacido en Estados Unidos intentando recrear los sabores auténticos de Mexico. Con Tacos Atarantados la historia es distinta. Es una de las taquerías más emblemáticas en México y que se está aventurando a abrirse paso en Estados Unidos. Ha replicado sus recetas en Miami y ahora, por un par de días, en NYC.


Los tacos regiomontanos de lugares como Atarantados en Miami y ahora con su PopUp en Nueva York en conjunto con la taqueria El Chato de Gerardo Alcaraz, no requiere poner guacamole en todo para justificar un precio mayor, ni convertir cada taco en una torre de Instagram con ingredientes que no le suman al taco.
Lo que tiene es un trompo real, girando y bailando en el fuego por largas horas, con carne marinada acorde a recetas que han salido de la inspiración de Jorge Guadiana.
La diferencia no es sólo de sabor y texturas; es un balance entre los componentes del taco o sus ya famosas cachetadas. Los tacos mexicanos nacen de la necesidad, tradición y el orgullo de hacer algo bien hecho. No se requiere conocer la historia detrás de cada ingrediente ni justificar por qué se usa cilantro en lugar de perejil. El paladar lo distingue y lo valora.
Algunos lugares en NYC presumen de tener “el único trompo auténtico de la ciudad” cuando cualquier taquero mexicano vería esa cosa y se preguntaría si es un experimento de arte moderno (para lo cual los neoyorkinos son muy buenos).
El trompo real requiere técnica en el armado y maestría en el cortado, tiempo y años de experiencia. No es algo que aprendes en un fin de semana de curso culinario en el Institute of Culinary Education.
Los tacos regiomontanos han perfeccionado la simplicidad ejecutada a la perfección. Salsas que tienen personalidad propia, no condimentos diseñados para no ofender a nadie.
Cuando ves a familias completas, niños y niñas, abuelos y abuelas, gente que sale de la oficina o de algún partido de futbol (e inclusive celebridades nacionales e internacionales) haciendo fila en Atarantados, entiendes que no es sólo por el marketing.
Es porque finalmente están probando calidad en cada mordida. No una versión domesticada para el mercado internacional, sino la experiencia completa: el ambiente relajado, las cumbias de fondo, el ritual de pararse a comer en un lugar limpio, con sabor a calle, en donde se cuidan todos los elementos.
Nueva York tiene todo para hacer tacos decentes: ingredientes, mercado, gente dispuesta a pagar. La idea de llevar un cachito de Mexico a Estados Unidos fue lo que movió a Tacos Atarantados a probar suerte en Estados Unidos con tacos auténticos y no tropicalizados.
Simplemente fue hacer llegar sus tacos, así como son, a más gente. Al final, los tacos no son sólo comida. Son identidad, cultura, historia.