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¿Será el mundo más feminista si tenemos a más mujeres en el poder?

El fallecimiento de la Reina Isabel II del Reino Unido significó que de las 28 naciones donde una mujer es jefe de Estado o jefe de gobierno, se redujo a 27 naciones. Isabel II era la jefa de Estado en 15 países, reinaba en naciones como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, además de Estados insulares del Caribe y del Pacífico, aunque sólo desempeñaba un rol puramente ceremonial. Existe, además, la figura de los gobernadores generales que representan a la reina. Actualmente hay tres mujeres gobernadoras, en Canadá, Granada y San Vicente y las Granadinas.

De los 193 Estados miembros de la ONU, además de Kosovo, Palestina y Taiwán– sólo 16 tienen a una mujer como jefe de Gobierno. Es decir, solo el 9% de los gobiernos del mundo está en manos de mujeres. En el listado figuran nueve mujeres europeas: Ana Brnabić en Serbia, Ingrida Šimonytė en Lituania, Kaja Kallas en Estonia, Katrín Jakobsdóttir en Islandia, Magdalena Andersson en Suecia, Mette Frederiksen en Dinamarca, Natalia Gavrilița en Moldavia, Sanna Marin en Finlandia y Giorgia Meloni en Italia. Hay también cuatro mujeres africanas: Najla Bouden Romdhane en Túnez, Robinah Nabbanja en Uganda, Rose Christiane Raponda en Gabón y Victoire Tomegah-Dogbé en Togo.

A la lista se suman dos mujeres en América: Mia Mottley en Barbados y Xiomara Castro en Honduras; dos en Oceanía: Jacinda Ardern en Nueza Zelanda y Naomi Mata’afa en Samoa, y una en Asia: Sheikh Hasina, en Bangladesh.

Otras 10 mujeres más en el mundo ostentan el cargo de jefe de Estado, que son puestos de carácter más representativo que ejecutivo y, por tanto, sus funciones son principalmente ceremoniales y diplomáticas. En esta cifra está incluída la reina Margarita II de Dinamarca y donde estaba también la Reina Isabel II del Reino Unido.

Hace unos años, ver a tantas mujeres en el poder no era tan común. Pese a los avances en derechos políticos y civiles para las mujeres hoy en día, la política todavía sigue siendo un mundo de hombres. Aunque existan mujeres en posiciones altas de liderazgo, no hay que confundirlo con feminismo. Depende del perfil de la mujer y la nación que representa, determina si su llegada al poder debería de ser celebrado como feminismo.

Se debe de investigar a profundidad el perfil de la mujer en el poder. Primeramente nos tenemos que preguntar, ¿cómo llegaron al poder? ¿Fue por sus propios méritos o fue con ayuda de otros hombres? Usualmente algunas mujeres en el poder llegan al poder por su esposo o su padre que ejercieron como jefe de gobierno en años anteriores. Podemos ver claramente este ejemplo en Honduras con la Presidenta Xiomara Castro que fue elegida por el pueblo debido a su relación con su esposo, ex presidente Manuel Zelaya Rosales. Presidente que fue destituido con un Golpe de Estado en el 2009 coordinado por las Fuerzas Armadas. Otro caso es el de Cristina Fernandez de Kirschner, ex esposa del ex presidente Nestor Kirschner. Es importante preguntarnos esto debido a que no se considera feminismo llegar a una posición de poder si fue otorgado por un hombre y un apellido. En cambio, podemos ver mujeres en el poder que han llegado por sus propios méritos como la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris y Ana Brnabić, la primera ministra de Serbia. Cabe destacar que es la primera mujer y la primera persona abiertamente homosexual que ocupa el cargo de presidenta del gobierno de Serbia.

Otro tema que debemos de investigar es si la mujer en el poder, su gabinete y consejeros está compuesto de hombres o mujeres. Por gabinete nos referimos a los funcionarios públicos que sirven como ministros, consejeros, secretarios etc. Esto es clave porque si la mujer en el poder debe de brindarle un espacio y oportunidades a las mujeres que desean formar parte de la política.  Siempre se considera importante tener a ambos sexos para que exista una variedad de perspectivas y diferencias de opinión. Si la mujer está rodeada solo de hombres en su gobierno, le quita la oportunidad y deseo a varias mujeres que podrían hacer un mismo o mejor trabajo que los hombres ya que los hombres dominan el mundo de la política. El mejor caso que podemos exponer es el de la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thacher. Una mujer con un perfil impresionante pero con un consejo y gobierno liderado solo por hombres.

Usualmente en las campañas electorales las mujeres que desean ocupar el puesto de jefe de gobierno usan la carta del feminismo para atraer a mujeres votantes. Como ejemplo tenemos la campaña de Hillary Clinton en el 2016 con su slogan “I’m with HER”, señalando la principalmente de su sexo. En las campañas electorales, las mujeres proponen políticas públicas e iniciativas de ley a largo plazo para apoyar a todo tipo de mujeres, usualmente a las mujeres de bajos recursos. Son bien pocas las mujeres estando en el poder que cumplen sus promesas para ayudar a otras mujeres. Un tema que se discute constantemente en las campañas electorales son los derechos reproductivos, enfocandose en el aborto. Dependiendo del país y el perfil de la mujer, la mujer puede estar encontra o a favor del aborto en todas sus formas. En recientes años, podemos ver la relación entre los países desarrollados y la legalidad y descriminalización del aborto. 

La ola de nacionalismo y ultraderechismo después de la presidencia de Donald Trump ha tomado peso en Europa y en otras partes del mundo de manera radical. Esto es muy importante destacar porque hay mujeres que han sido electas teniendo en mente ir en contra de la agenda feminista. Giorgia Meloni, primera ministra de Italia y Liz Truss, ex primera ministra del Reino Unido, llegaron al poder con discursos ultraderechistas y antifeministas. Apoyando el sistema patriarcal, la prohibición del aborto y el matrimonio igualitario. “Yo soy Giorgia. Soy una mujer. Soy una madre. Soy italiana. Soy cristiana. No me lo pueden quitar”, esas fueron las palabras infames que dijo Giorgia Meloni en su  discurso de después de su gane en las elecciones de este año. Declarada orgullosamente antifeminista y antiabortista en un país con altas estadísticas de feminicidio, donde múltiples mujeres son asesinadas a manos de su pareja o ex-pareja. Giorgia Meloni ha hecho sin embargo bandera del ser mujer y del ser madre como seña distintiva en la construcción de su liderazgo y de su perfil políticos. Además, abiertamente ha hablado en contra de las feministas, a quienes buscan “disputarles el concepto de mujer”, y frente a las cuales quieren recuperar los roles de género tradicionales. Estas mujeres son el ejemplo porque no todas las mujeres en el poder son feministas. Ellas van en contra del movimiento y quieren destruir la reputación y logros que han hecho las feministas por siglos. 

El hecho de que una mujer o varias mujeres alcancen las máximas posiciones de liderazgo no garantiza que se vayan a modificar las estadísticas del mapa mundial actual de las mujeres en la política, ni el avance de las agendas de género o feministas, pero sí tiene un gran valor simbólico y eso si es algo para celebrar. De nada sirve tener a una mujer en el poder si estando ahi, usa su poder para oprimir a su mismo sexo.