En México, la disminución de la población joven coincide con un aumento en la necesidad de profesionales especializados en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Este fenómeno supone una encrucijada para el mercado laboral y el desarrollo económico del país, en un momento en que los avances tecnológicos y los grandes proyectos de infraestructura requieren talento especializado para sostener el crecimiento y enfrentar los retos inmediatos que ocurren en todo el país.
En México hay 31 millones de personas de entre 15 y 29 años, de la población total de 129,7 millones, de acuerdo a la publicación Talento Mexicano y las Secretarías de Economía, Educación Pública, Trabajo y Previsión Social, y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). Sin embargo, las proyecciones demográficas indican que este porcentaje disminuirá en los próximos años. La población de 60 años y más aumenta, pasando del 5,7% en 1990 al 12,4% en 2024, y se estima que alcanzará el 34,2% en 2070. Este cambio demográfico subraya la urgencia de aprovechar el número de jóvenes actual antes de que sea demasiado tarde.
Según la publicación, la necesidad de profesionales en áreas STEM es cada vez mayor debido a los rápidos cambios tecnológicos y a la implementación de proyectos estratégicos como el Plan Sonora, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas. Estos proyectos requieren ingenieros, técnicos y especialistas en áreas como energía renovable, logística y construcción.
El sector privado también demanda talento en tecnologías de la información y comunicación. Un ejemplo es la instalación del Centro de Datos de Amazon Web Services en Querétaro a inicios de 2025, que supone una inversión de la empresa en México de unos 5.000 millones de dólares (más de 98.000 millones de pesos) durante los próximos 15 años. También destacan las inversiones en la industria automotriz enfocadas en autos eléctricos y otros trabajos de electromovilidad.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), del total de jóvenes en México, el 54,1% es económicamente activo. De estos, el 95,2% está ocupado y el 4,8% enfrenta el desempleo. La mayoría de los jóvenes (81,3%) trabaja de forma subordinada y asalariada, con un salario promedio de 33,8 pesos por hora.
En México, los jóvenes estudian un promedio de 11,6 años, por lo que 62 de cada 100 cuentan con educación media superior y solo dos de cada 100 con educación superior, lo que evidencia un déficit en la formación especializada. Muchos jóvenes están ocupados en trabajos que no requieren alta especialización, mientras que los sectores estratégicos demandan profesionales capacitados.
En 2023, el presupuesto federal para educación superior fue de 168.000 millones de pesos, y durante ese ciclo escolar, se registró un aumento del 3,7% en los egresados de áreas STEM, con más de 175.000 estudiantes especializándose en estas disciplinas (115.340 hombres y 60.378 mujeres). Aunado a eso, se implementaron programas de certificación extracurricular y se han modernizado los planes de estudio, creando nuevas carreras enfocadas en habilidades del futuro.
A pesar de las inversiones en educación, persisten desafíos en la vinculación entre las instituciones educativas y el sector productivo. Según el Inegi, solo el 16,5% de los jóvenes ocupados se desempeña en actividades profesionales o técnicas, y el 25,3% realiza actividades en ocupaciones de carácter elemental o de apoyo.
La coordinación entre el sistema educativo y las industrias que los pueden emplear es crucial. El sistema educativo debe adaptarse a los cambios tecnológicos y productivos para evitar rezagos y garantizar que los egresados cuenten con las habilidades requeridas por el mercado laboral actual.
México ya cuenta con 50 centros de investigación y laboratorios dedicados a la innovación en industrias como la eléctrica y electrónica. Instituciones como el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Centro de Investigación en Materiales Avanzados (CIMAV) lideran proyectos de vanguardia en semiconductores y materiales avanzados.
Las regiones centro-sur y oriente concentran la mayor cantidad de egresados en áreas STEM, con 72.456 profesionales, seguidas por el occidente, con 35.137. Sin embargo, el estudio considera necesario ampliar esta formación a otras regiones para garantizar una distribución equitativa del talento y atender las demandas locales. El desarrollo de vocaciones regionales permite que todas las áreas del país participen en el avance tecnológico y económico, lo que puede evitar focos donde se concentre el conocimiento y promueva la desigualdad.
El fenómeno del nearshoring (el traslado de empresas de un país a otro por su cercanía con el mercado meta) ya muestra sus efectos en México. Durante el segundo trimestre de 2024, la Inversión Extranjera Directa alcanzó 31.096 millones de dólares (unos 612.000 millones de pesos), un 7% más que en el mismo periodo del año anterior. Hoy México es el principal socio comercial de Estados Unidos, lo que refuerza su posición en el comercio internacional, sin embargo, los riesgos a futuro a causa de la falta de trabajadores especializados podrían afectar las inversiones a futuro.
Además, otro problema en México es la retención de talento y el ingreso de los trabajadores, que ganan 33,8 pesos por hora. Esto refleja la necesidad de ofrecer empleos mejor remunerados y con condiciones laborales adecuadas, pues eso provoca fenómenos como la fuga de talentos hacia otros países, donde los salarios son mayores. En contraste, un empleado con una especialización STEM en Estados Unidos gana cerca de 62 dólares la hora (unos 1.221 pesos mexicanos).
La disminución de la tasa de natalidad y el envejecimiento de la población reducen el número de jóvenes para ocupar puestos especializados en los sectores que más lo requieren. México tiene una ventana limitada para aprovechar este sector demográfico. La población joven disminuirá en los próximos años y es necesario que se prepare para los retos y realidades de un futuro incierto, pero donde el conocimiento en tecnología y la ciencia son cruciales, no solo para obtener trabajo, sino para llevar a cabo los planes de crecimiento del país.