De Acapulco al mundo: el pádel busca su lugar en los Juegos Olímpicos

El Comité Olímpico Internacional tiene al pádel en la mira, pero México sigue ausente en la conversación

El pádel es mexicano. Eso es un hecho. Nació en Acapulco en 1969 cuando Enrique Corcuera, sin quererlo, inventó un deporte que hoy mueve casi 400 millones de dólares al año. Se juega en más de 90 países, en ciudades donde nunca nadie había agarrado una raqueta, y ahora está a punto de lograr lo que parecía imposible: convertirse en deporte olímpico en Los Ángeles 2026.

Pero aquí viene la ironía: México no está en la conversación.

El pádel ha sido colonizado. España y Argentina lo adoptaron, lo hicieron crecer y hoy dominan la narrativa. En México, mientras tanto, se sigue viendo como un pasatiempo de fin de semana, un deporte de nicho para empresarios y exfutbolistas. El país que lo inventó dejó que otros lo convirtieran en negocio y ahora corre el riesgo de quedarse fuera del momento más importante de su historia.

Porque, guste o no, el pádel va a estar en Los Ángeles 2028. El Comité Olímpico Internacional lleva años apostando por deportes rápidos, visuales, con alta proyección comercial. Pasó con el skateboarding, el surf y el breakdance en Tokio 2020. Y el pádel, con su crecimiento brutal, su fácil transmisión en televisión y su base de jugadores en expansión, encaja perfecto en esa nueva lógica.

Luigi Carraro, presidente de la Federación Internacional de Pádel (FIP), ha movido todas las piezas para que esto suceda. En los últimos años, el pádel ha consolidado torneos en Asia, América y Medio Oriente, ha conseguido el respaldo del COI y ha logrado unificar un deporte que antes estaba dividido en circuitos enfrentados.

Ahora la pregunta no es si el pádel será olímpico. Es cuándo.

Y aquí es donde México debería despertar. Porque si el pádel entra en 2028, España se llevará el crédito, Argentina se llevará las medallas y México, con suerte, un pie de página en la historia.

No se trata solo de orgullo. Se trata de industria. De negocio. De futuro. El pádel no es solo un deporte, es un mercado en plena explosión. Clubes, patrocinios, derechos de transmisión, jugadores que se convierten en figuras globales. México, con su historia y su potencial, debería estar capitalizando esto, empujando a sus jugadores, exigiendo su lugar.

Pero el tiempo se acaba. En Los Ángeles 2028, el pádel puede hacer su debut olímpico. La única duda es si México estará ahí o si, una vez más, verá desde la banca cómo otros escriben la historia.