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Elecciones parlamentarias en Venezuela generan controversia internacional acerca de su legitimidad

El partido oficialista del mandatario venezolano Nicolás Maduro se  adjudicó la mayoría absoluta de los escaños en la Asamblea Nacional en las  elecciones legislativas realizadas el pasado 6 de diciembre. Con el 67,6% del  voto a su favor, el movimiento socialista recuperó el único poder dominado  por la oposición desde el 2015. 

Al igual que las elecciones presidenciales del 2018, los resultados fueron rechazados por la comunidad internacional debido a la falta de estándares  internacionales mínimos para asegurar la integridad y transparencia del  sufragio. Josep Borrell, jefe de diplomacia europea de la Unión Europea,  declaró que “el bloque no puede reconocer este proceso electoral como  creíble, inclusivo o transparente”. 

La administración de Maduro rechazó la presencia de veedores  representantes de la Unión Europea y su petición de aplazar los comicios  hasta poder asegurar controles eficientes de transparencia. 

Debido a la falta de garantías democráticas, se produjo también el boicot de  los partidos de oposición y abstención masiva e histórica del cuerpo elector, con apenas el 30,5% de participación electoral, cuarenta puntos  porcentuales menos que las anteriores elecciones legislativas en 2015 en las  cuales la oposición venció decididamente

El futuro de la oposición es complejo, puesto que a menos que se conceda la  “continuidad administrativa” que solicitó el actual presidente interino reconocido por medio centenar de países, Juan Guaidó, el 5 de enero tendrá  que dar paso al nuevo parlamento chavista y dejar su cargo como  presidente de la Asamblea. Asimismo, la llegada de Joe Biden a la  presidencia del gobierno estadounidense genera incertidumbre sobre la  nueva dinámica del apoyo de Estados Unidos a la oposición venezolana. 

El polémico resultado electoral proveerá con control político total al  mandatario venezolano en su lucha contra la oposición. Le permitirá  aprobar leyes desde el legislativo que faciliten sin mayores obstáculos los  propósitos del oficialismo, entre ellos el respaldo de acuerdos petroleros y  de infraestructura, otorgando cierto sentido de institucionalidad al buscar  convenios con sus países aliados como China, Rusia y México; a pesar de no  contar con la legitimidad de países europeos, Estados Unidos o Reino  Unido. Se pronostica que continúen las sanciones de parte de mercados y  economías internacionales, potencialmente acentuando la profunda crisis  económica y humanitaria del país, puesto que ha sido demostrada la  incapacidad del actual gobierno de controlar la hiperinflación histórica y de  conseguir ingresos alternos a los producidos por el decadente sector  petrolero.